“Soy Anamá Ferreira y estos son mis virales”, declara la modelo brasilera, que repasa los momentos más insólitos, divertidos y hasta peligrosos que la acompañaron en su vida pública. Además, contesta con humor y desparpajo los comentarios que recibe de la gente.
“¿Qué le pasa a los hombres?”
El primer video que enfrenta Anamá es un recuerdo reciente: el match que se generó entre ella y el diputado Martín Tetaz. “Me citó. Yo dije: ‘bueno, voy, ¿por qué no?’”, cuenta entre risas. Confiesa que no lo conocía en persona, que no sabía cómo era, ni cuánto medía, nada. “Y yo me fui con unos tacos de 15 centímetros”, dice. Sin embargo, la cita no prosperó. “No hemos tenido un romance, aunque la gente crea que sí”, remata.

Ante esto, Anamá se siente desganada respecto a las citas y explica que, últimamente, tiene muchos encuentros fallidos: “No sé qué le pasa a los hombres. No sé, no sé”. Y recuerda una de esas salidas: “Yo siempre uso tacos altos. Estoy parada en la puerta de un restaurante, alguien me toca en la cadera y yo miro hacia abajo. Mi cita era una persona de talla baja, y yo digo ‘¡Nooooooo, no puede ser!’”. Entre risas y espontaneidad, la modelo resalta que ella es “la última persona que puede discriminar. ¡Yo soy negra!”, subraya, “pero no, no me daba la altura”.
¿A quién aceptaría para una cita?
Si Anamá Ferreira hizo match en una aplicación de citas, ¿puede llegar a aceptar la propuesta de otros políticos? Cuando aparece la imagen de Axel Kicillof, su reacción es instantánea: “Bueno, es petiso también… No puede poner la mano sobre mi hombro. No llega. Tiene lindos ojos y todo eso, pero se enoja mucho. Tiene que relajar un poco. No va, no va. No hay match”. Ante la foto de Horacio Rodríguez Larreta, la reacción es la misma: “Además de casado. ¡Es pelado! No hay match. Me parece que con políticos no va”.

Anamá justiciera
La entrevista da un giro brusco cuando recuerda un episodio real que la marcó: el día que salió corriendo detrás de un ladrón. Ahora lo cuenta con risas, pero en el momento del hecho no recuerda haber tomado esa reacción: “Estamos en el centro de Buenos Aires. Mi amiga empieza a gritar: ‘¡Me robaron la cartera!’. Salí corriendo detrás de él. Todo por una Chanel, gorda. Fue instantáneo: yo soy de reacción. Salí, fui, lo agarramos, lo soltamos y volvimos. Después fuimos a tomar vino para olvidar el mal trago. Pero fue divertido”.
¿Qué dice la gente sobre Anamá Ferreira?
“La gente me hatea todo el tiempo y se la agarran con mi acento: ‘¿Por qué no te vas a Brasil?’. ¡No me voy a ir! Basta. Ya está”. Con esta apreciación, la modelo empieza a leer los comentarios.

“¿Algún genetista descubrió la mutación de Donato y Anamá Ferreira, que no logran hablar español después de 30 años en Argentina?”
—Voy a hacer una corrección. Hace 50 años que vivo acá. Además, Donato habla peor. Cada día habla peor -se ríe y aclara.
Y entre halagos, tampoco puede evitar sonreír:
“Que bella femme. Cada vez más bella”
—¡Ay, gracias! Me encanta el francés. Que me digan al oído ‘Je t’aime’, ‘mon amour’.
Y así, entre confesiones, risas y estampidas dignas de superheroína, Anamá cierra el episodio como empezó: con humor y total espontaneidad.