El pronóstico de Koda permanece reservado, aunque los chequeos médicos recientes no detectan crecimiento del tumor en el paladar

El oso pardo Koda, residente del Parque de la Biodiversidad de Córdoba, fue diagnosticado recientemente con un tumor maligno en el paladar. Así lo confirmó un comunicado oficial emitido por la Municipalidad de Córdoba y el propio Parque, detallando que el hallazgo se produjo durante uno de los controles médicos de rutina realizados por veterinarios, en los que también participaron profesionales externos especializados en oncología.

El equipo descartó la opción quirúrgica tras consultar a dos oncólogos, ya que implicaría un riesgo vital elevado para el animal.

En consecuencia, el plantel veterinario optó por implementar un tratamiento quimioterápico paliativo orientado a ralentizar el avance del tumor y priorizar la calidad de vida de Koda en esta etapa.

La decisión se tomó después de una evaluación exhaustiva de las alternativas terapéuticas existentes, siempre bajo el seguimiento de médicos especialistas y cuidadores internos, explicaron desde el municipio cordobés a través de un comunicado oficial.

El pronóstico de Koda permanece reservado. Hasta el momento, de acuerdo con los reportes emitidos por el equipo de Bienestar Animal, el oso no presenta síntomas que alteren su estado general. Se realizaron tres chequeos médicos posteriores al diagnóstico, en los que se comprobó que el tumor no ha experimentado crecimiento.

El seguimiento es diario e involucra tanto a los cuidadores habituales como a todo el personal veterinario, quienes monitorean cualquier señal que sugiera cambios en el estado del paciente.

Koda representa uno de los casos emblemáticos dentro del proceso de reconversión que lleva adelante el Parque de la Biodiversidad. Este ejemplar, macho, tiene aproximadamente 15 años y un peso superior a los 300 kilogramos.

Nació en cautiverio, en el ex Zoológico de Córdoba, donde reside junto a su pareja, Rita, una osa de más de 30 años, y su cría, Voldemort, que ya cumplió 9 años. Los tres osos mantienen una vida conjunta en el predio tras un proceso de análisis técnico que descartó la posibilidad de trasladarlos fuera del Parque.

El debate sobre un eventual traslado cobró fuerza en diciembre de 2023. Las autoridades evaluaron alternativas para reubicar a los tres osos pardos alojados en el predio -una pareja adulta y su descendiente- pero, al concluir que la liberación no era viable por las condiciones de nacimiento y crianza en cautividad, se resolvió dotarles de un nuevo recinto.

De este modo, se construyó el “Refugio de las Barrancas”, un espacio de 3.300 metros cuadrados que responde a las normativas internacionales establecidas por la World Association of Zoos and Aquariums, cuyo fin es priorizar la seguridad y el bienestar de la especie.

Murió Pupy, la elefanta liberada en Brasil

Pupy, la elefanta trasladada desde Buenos Aires al Santuario de Elefantes Brasil, fallece tras un episodio súbito de debilidad y molestias gastrointestinales

El Santuario de Elefantes Brasil, situado en la localidad de Chapada dos Guimarães, en el estado de Mato Grosso, anunció en octubre el fallecimiento de Pupy, una elefanta trasladada en abril desde el Ecoparque de la Ciudad de Buenos Aires y que pasó sus últimos meses atendida por un equipo especializado.

El comunicado oficial indica que Pupy murió tras presentar un episodio súbito de debilidad, después de varios días en los que había tenido molestias gastrointestinales de manera intermitente. El deterioro se produjo en la noche, justo después de que la elefanta colapsara; aunque recibió atención veterinaria de inmediato, los esfuerzos no lograron revertir el cuadro.

El historial médico de la elefanta registraba casos previos de cólicos, y en los días anteriores a su muerte había mostrado una leve mejoría gracias al tratamiento con medicamentos. El personal remarcó que, aunque se notó una pérdida de apetito, ella consiguió retomar su esquema alimentario habitual en algún momento.

Durante la tarde previa a su fallecimiento, la organización reportó un hecho atípico: en una de sus deposiciones, Pupy expulsó cerca de 1,5 kilogramos de piedras oscuras.

A raíz de ese evento, la elefanta modificó notablemente su comportamiento. De acuerdo con los datos del santuario, el animal comenzó a distanciarse del entorno humano, mostró señales de debilidad y permaneció apartado durante el resto del día. El personal se mantuvo junto a ella hasta que, ya entrada la noche, al llevarle agua, Pupy se tambaleó y cayó al suelo.

En ese instante, Kenya, otra elefanta del recinto y su compañera más cercana, reaccionó con ansiedad, observando la labor que desarrollaba el equipo para intentar estabilizar a la paciente. La veterinaria Trish, quien contaba con seis semanas en el puesto, fue la responsable de la atención veterinaria en esa situación, pero la muerte sobrevino pocos segundos más tarde.

Luego, un grupo de patólogos puso en marcha las tareas de autopsia para definir con precisión la causa de la muerte. El santuario especificó que los resultados podrían tardar hasta tres meses y advirtió que, en numerosos casos, resulta complejo precisar la causa exacta, debido a las consecuencias de una vida en cautividad.