Un fotógrafo estadounidense logró capturar el pasado 8 de noviembre una imagen real de un paracaidista alineado visualmente con el Sol.

El hecho ocurrió en el desierto de Arizona, Estados Unidos, cerca de las nueve de la mañana, cuando el reconocido astrofotógrafo Andrew McCarthy registró el salto de su amigo y paracaidista Gabriel C. Brown desde un paramotor a más de mil metros de altitud.

Durante varios intentos, el equipo buscó que la silueta del deportista coincidiera exactamente con una zona activa de la superficie solar, generando una estampa que parece imposible.

(@blackgryph0n)

La escena, que algunos consideraron un montaje digital, muestra a Brown atravesando ópticamente el disco solar en caída libre. McCarthy diseñó la toma para crear la ilusión visual de que el paracaidista “cae” dentro del Sol, valiéndose exclusivamente de recursos convencionales y sin intervención de inteligencia artificial. El propio autor describió la fotografía como “la toma real más ridículamente falsa” de su carrera.

La dificultad técnica fue extraordinaria. Andrew McCarthy utilizó dos telescopios —uno con filtro de hidrógeno-alfa, esencial para captar la textura solar— y llegó a ensamblar digitalmente más de 50.000 imágenes de alta resolución solo para el disco solar, de las que apenas unas pocas contenían al paracaidista perfectamente alineado.

Como explicó: “Esta foto es absolutamente absurda. Es una de las cinco cosas más ridículamente difíciles que he intentado capturar”. La imagen tomó el nombre de La caída de Ícaro, en referencia al mito griego. El trabajo acumuló asombro tanto entre especialistas en astronomía como en el público general.

Coordinación y precisión: el desafío detrás de una toma única

Según relató McCarthy en la red social X, el proceso demandó semanas de cálculos y una meticulosa planificación. El proyecto requirió coordinar la posición del Sol, la ruta de vuelo del paramotor y la ubicación exacta del equipo de observación.

El astrofotógrafo Andrew McCarthy logra capturar la imagen real de un salto en paramotor atravesando ópticamente el disco solar (@blackgryph0n)

El salto partió desde una aeronave a unos 1.070 metros de altura y aproximadamente 2.440 metros de distancia de la cámara principal. Además, el grupo utilizó varios telescopios específicamente configurados para captar el instante preciso en el que la figura del paracaidista sobrevoló el disco solar.

La complejidad técnica obligó al equipo a realizar seis intentos antes de conseguir la alineación ideal. Brown enfrentó un margen de maniobra muy reducido, ya que cualquier error en el salto o el aterrizaje del paracaídas impediría repetir la fotografía con el Sol en la misma posición.

Todo el operativo se organizó desde el amanecer, con planificación minuciosa del salto, uso de coordenadas GPS y comunicación por radio abierta para garantizar la sincronización entre piloto, fotógrafo y paracaidista. Space.com destaca que, a diferencia de los tránsitos de la ISS o cohetes, aquí el factor humano aportó incertidumbre inédita en la astrofotografía, obligando al equipo a ajustar estrategias en tiempo real tras cada intento fallido.

La toma, titulada La caída de Ícaro, requirió semanas de cálculos, seis intentos y una coordinación milimétrica entre el equipo (Foto: Lily Bungay)

Según McCarthy, uno de los mayores desafíos fue mantener el seguimiento del aparato en vuelo, que superó en dificultad a las previsiones iniciales del grupo.

La coordinación involucró instrucciones en tiempo real entre el fotógrafo, el piloto Jim Hamberlin y el propio paracaidista. El piloto manejaba el paramotor observando la sombra y ajustaba la potencia para pasar por la zona adecuada, mientras que McCarthy comunicaba los detalles finales de corrección desde tierra.

El instante exacto y la tecnología empleada

De acuerdo con IFL Science, la toma final se registró empleando un filtro de luz alfa de hidrógeno. Esta longitud de onda destaca los detalles de la capa de hidrógeno situada encima de la superficie solar visible, permitiendo captar las manchas solares y los relieves en el disco.

El resultado muestra a Brown sobre esa región en la que resaltan varias manchas solares: zonas con actividad elevada y temperaturas inferiores al entorno directo.

El paracaidista Gabriel C. Brown realizó el salto desde más de mil metros de altura para lograr la alineación perfecta con el Sol (@blackgryph0n)

La imagen tuvo impacto mundial y McCarthy ofreció copias artísticas que se agotaron en 24 horas. El video documental y los archivos sin editar se convirtieron rápidamente en material de referencia en talleres y seminarios internacionales, y la política de mostrar los “errores” se cita ahora como nuevo estándar en la divulgación de ciencia visual, afirma Wired.

El salto y la captura se completaron cuando McCarthy, tras múltiples ajustes y fracasos previos, exclamó “¡Lo tengo!”, al ver el resultado en sus monitores. Según relató posteriormente Brown en su cuenta de Instagram, cualquier mínimo error habría imposibilitado repetir la toma por el tiempo y la preparación requerida para alistar el equipo de salto.

McCarthy destacó a Live Science que considera esta foto una de las cinco más relevantes de su carrera. En años recientes, el fotógrafo sumó otras imágenes impactantes donde la Estación Espacial Internacional o un cohete SpaceX aparecen cruzando el fondo solar.

El proyecto combinó paracaidismo y astrofotografía, demostrando que la pasión y la precisión pueden superar los límites de la tecnología digital (@blackgryph0n)

También produjo fotografías detalladas de la superficie lunar y logró documentar una eyección de masa coronal de 1,6 millones de kilómetros en 2022, según DW.

Un proyecto nacido de la pasión por el cielo y la aventura

De acuerdo con IFL Science, la idea para La caída de Ícaro surgió casualmente, mientras McCarthy y Brown conversaban sobre cómo unir el paracaidismo y la astrofotografía después de un salto.

El proyecto evolucionó hasta concretarse en este salto desde paramotor coordinado milimétricamente. McCarthy compartió que ver el resultado en sus monitores le produjo una emoción única, mientras Brown aún se sorprende por el logro compartido.

Andrew McCarthy suma este logro a una carrera con imágenes de la Estación Espacial Internacional, SpaceX y fenómenos solares únicos (@blackgryph0n)

La fotografía se consolidó como una muestra excepcional de lo que la dedicación y la precisión pueden conseguir, incluso en una época dominada por la inteligencia artificial y los retoques digitales.

La NASA reconoció el logro seleccionando la foto como Astronomy Picture of the Day (APOD) y definiéndola como “un logro extraordinario de colaboración y técnica interdisciplinaria”. En su explicación, la agencia destacó que “la planificación meticulosa, el equipamiento avanzado y la audacia humana se fusionan en una imagen que redefine lo posible en la astrofotografía científica”.

El resultado, corroborado por expertos y medios especializados, confirma que todavía existen desafíos fotográficos accesibles solo a través del esfuerzo humano y la colaboración meticulosa.