
El economista Domingo Cavallo volvió a la carga y con sus críticas al plan económico del gobierno de Javier Milei. Mediante una nueva columna en su blog personal, el exministro cuestionó el esquema de política cambiaria y alertó que el tipo de cambio vigente no refleja el valor real de la moneda local.
En su análisis, Cavallo sostuvo que el peso actual se encuentra sobrevaluado y el tipo de cambio no es de equilibrio, una afirmación que asoció al impacto de la represión financiera, las restricciones al movimiento de capitales y las intervenciones en el mercado de tasas de interés.
Cavallo explicó que para mantener el nivel actual del dólar, la autoridad monetaria aplicó restricciones al acceso a divisas e impuso tasas reales de interés muy elevadas, limitando así el libre movimiento de capitales y alterando la formación genuina de precios. Según su diagnóstico, esta combinación produjo múltiples efectos negativos sobre la economía real y afectó las expectativas de ahorristas e inversores. El economista destacó que la política del cepo y la regulación de las tasas fomenta consumos externos, incrementa las importaciones de bienes de consumo y genera dudas sobre la sostenibilidad de la cotización actual del peso.
En su reciente publicación, Cavallo insistió en la urgencia de eliminar por completo el cepo cambiario y avanzar hacia un sistema bimonetario, similar al de Perú, Uruguay y Paraguay. Propuso un esquema que permita utilizar el dólar y el peso en todas las funciones monetarias, incluidas operaciones financieras y comerciales. “El daño que causa un peso inconvertible sobrevaluado va más allá de la pérdida de competitividad”, advirtió, señalando que el contexto de restricciones impide que la moneda alcance su valor de equilibrio a partir de las fuerzas del mercado.
Cavallo subrayó que el cepo vigente restringió el movimiento de capitales, y que las tasas de interés altas buscadas por el Banco Central acentuaron esa tendencia. A su entender, esa política contribuyó a reforzar el atraso cambiario y aceleró el endeudamiento de empresas y familias. Resaltó que este fenómeno también impactó en los balances de las entidades financieras, ya que la morosidad aumentó entre los deudores y los bancos soportaron pérdidas importantes en el tercer trimestre del año.
El exministro identificó que el equilibrio de precios clave de la economía —tasa de interés real y tipo de cambio real— debe surgir del libre juego entre ahorro e inversión, influido por las expectativas genuinas de los agentes económicos y no por la intervención estatal. Enfatizó que “el tipo de cambio real no es de equilibrio” bajo el esquema actual porque las decisiones oficiales condicionaron el precio de la moneda, afectando la competitividad y el desarrollo de la producción nacional.

Además, Cavallo analizó la reacción de los mercados financieros después del respaldo internacional a Milei por parte de Donald Trump y el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, junto al resultado favorable para La Libertad Avanza en las elecciones del 26 de octubre. Ese escenario trajo una caída en la tasa esperada de devaluación y un descenso del riesgo país, condiciones que apaciguaron el nerviosismo del sector financiero, aunque no modificaron la preocupación sobre el mercado interno. “No solo continuaron sino incluso se acentuaron las preocupaciones en los segmentos de la población cuyas actividades empresariales y laborales dependen del mercado interno”, sostuvo Cavallo.
Sumar reservas, un desafío
En materia de reservas, Cavallo remarcó que existen coincidencias entre economistas locales y técnicos del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre la necesidad de un programa de acumulación de divisas por parte del Banco Central. Sostuvo que la compra de reservas nacionales constituye un requisito para consolidar la baja del riesgo país y reducir expectativas de devaluaciones futuras. No obstante, describió que desde el gobierno persiste la idea de postergar esa operatoria para evitar una eventual suba del dólar y un traslado inmediato a los precios.
El exministro no solo cuestionó el anclaje cambiario: también detalló los efectos nocivos de las tasas de interés reales elevadas. Señaló que esas tasas encarecen los costos de financiamiento para empresas y familias, impulsan la morosidad y afectan el consumo y la inversión productiva, a la vez que trasladan presiones de costos hacia los precios finales. “Ya hay indicios claros de que las altas tasas reales de interés del tercer trimestre del año causaron un daño importante a deudores bancarios y a entidades financieras”, describió Cavallo, asociando ese contexto con el deterioro del crédito y el aumento de los impagos.
Sobre la reactivación y el monitoreo de la inflación, el economista consideró que los avances en reformas estructurales —como las modificaciones laborales y tributarias debatidas en el Congreso— no moverán la aguja en el corto plazo. Observó que el impacto real estará determinado por la apertura cambiaria, la acumulación de reservas y la normalización del sistema financiero, temas en los que insistió para establecer las bases de una estabilidad duradera y avanzar en la reducción del costo de la vida.
Cavallo alentó al Ejecutivo a clarificar su estrategia en negociaciones con el FMI y propuso que las decisiones para definir el uso del peso y del dólar como monedas de curso legal formen parte de la hoja de ruta que acompaña la presentación del Presupuesto 2026. Según su visión, ese esquema podría dotar de previsibilidad a la transición hasta 2027 y despejaría el panorama para la adopción de reformas de fondo orientadas a consolidar el crecimiento.