La historia de Globi comenzó como tantas otras: con un sencillo video publicado en TikTok que luego se viralizó en las redes sociales. Sin embargo, rápidamente trascendió a fenómeno viral, alcanzando más de tres millones de reproducciones y superando el medio millón de “me gusta” en pocos días. Quien desató la ola de ternura fue la usuaria conocida como Kam (@bbk.a.m), mostrando en su cuenta a su pez cofre, Globi, con el mensaje: “El mejor amigo del hombre es Globi”. Desde entonces, el pequeño pez se convirtió en motivo de conversación para miles de usuarios que descubrieron, a través de estas imágenes, una faceta poco conocida del mundo acuático.
Globi: personalidad y comportamientos singulares

A diferencia de lo que muchos asumen sobre los peces, el caso de Globi exhibe conductas inesperadas que lo distinguen notablemente. Su dueña resalta desde el principio: “La próxima vez que alguien diga que los peces no tienen personalidad o no piensan, mostrales a Globi”. Globi es descrito como un “gordito mimoso”, apodo cariñoso que resume tanto su aspecto como su temperamento. El video muestra escenas donde el pez, con evidente familiaridad, reacciona a la presencia de su dueña asomándose en el acuario e, incluso, arrojando chorritos de agua en señal de entusiasmo, una conducta que denota vínculo y reconocimiento hacia la joven.
La descripción de Kam en el video deja entrever la inteligencia del animal y su capacidad para asociar estímulos: “Globi es nuestro pez cofre que vive acá, es este gordito que ya nos reconoce y se emociona y si asoma un poco la mano empieza a escupir agua porque quiere que me apure a tocar”, explica. Este sencillo gesto fue suficiente para derribar prejuicios sobre la supuesta falta de emociones o consciencia en los peces.
Una relación cercana: Globi y su dueña

Más allá de la mera observación, el vínculo entre el animal y la joven va un paso más allá, desarrollándose una rutina diaria peculiar. Globi no solo expresa su emoción al percibir a su dueña, sino que además ha incorporado hábitos que refuerzan su relación. “No solo tira agua, sino que come de mi mano”, comenta la joven, mientras se observa cómo el pez acepta alimento directamente de la palma, una conducta poco común en la mayoría de las especies.
El video muestra, además, cómo Globi solo permite las caricias de su dueña luego de comer, subrayando una dinámica de confianza mutua: “Me escupe agua porque quiere que me apure” y “una vez que le doy de comer, después me deja acariciarlo”. Toda la secuencia denota una comunicación y entendimiento sorprendentes entre animal y cuidadora.
La repercusión: Globi y la empatía colectiva

El impacto de la historia se extendió rápidamente gracias a la viralización del video. En pocos días, miles de personas comentaron y manifestaron su sorpresa ante el comportamiento del pez. Entre los más de 3.650 mensajes se leen frases como: “Te amo Globi, gracias por tener personalidad” o “Imaginate lo feliz que sería en su hábitat natural”.
El caso no solo generó empatía y ternura, sino que también motivó conversaciones sobre la inteligencia y sensibilidad de animales frecuentemente subestimados. Globi se convirtió en un símbolo de la capacidad de los peces para establecer lazos, acaparando el cariño del público y reivindicando, con cada gesto, el valor de los vínculos entre humanos y animales acuáticos.