Pawel Pudlowski, vicepresidente de la Agencia Polaca de Inversiones y Comercio, encabezó la misión polaca en la Ciudad de Buenos Aires

Sobre el escenario del Palacio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, el Foro Económico Polonia–Argentina convocó a representantes estatales y privados de ambos países para dialogar sobre las posibilidades de profundizar el intercambio comercial y las inversiones cruzadas. La visita de integrantes destacados de la Agencia Polaca de Inversiones y Comercio (PAIH), entre quienes se ubicó Pawel Pudlowski, se configuró como parte de una serie de actividades orientadas a identificar oportunidades y construir puentes de cooperación.

La presencia polaca en territorio argentino coincidió con una etapa de reformas y cambios orientados a atraer inversión extranjera y abrir el escenario nacional a nuevos actores globales. Durante la visita, los enviados de Varsovia participaron en reuniones oficiales y encuentros sectoriales que se extendieron durante dos días, involucrando empresas líderes de sectores como energía, agro, minería, tecnología, fintech y espacio.

Uno de los referentes de la misión, el vicepresidente de la Agencia Polaca de Inversiones y Comercio, Pawel Pudlowski, ofreció a Infobae una entrevista detallada respecto de los intereses polacos, los desafíos en la relación bilateral y la visión de cooperación futura.

Delegados polacos y empresarios argentinos participaron en encuentros sectoriales para analizar oportunidades en energía, minería y tecnología

¿Por qué decidió visitar Buenos Aires y qué motiva la presencia de la delegación polaca?

— Represento a la Agencia Polaca de Inversiones y Comercio (PAIH). Nuestra misión involucra impulsar las inversiones e intereses económicos de Polonia tanto hacia el exterior como en el interior. También articulamos políticas de exportación, importación y promovemos la marca polaca como economía innovadora. Organicé esta misión tras identificar, durante una visita anterior a Buenos Aires por una feria de minería, que Argentina presentaba potencial en recursos estratégicos como litio y minerales raros, además de sectores tradicionales como energía y agroindustria. Decidimos sumar empresas de diversos rubros porque advertimos que tanto el sector público como el privado argentino buscan crecer y diversificarse. Esos son ámbitos donde la experiencia e innovación polaca podrían sumar.

¿Qué evaluación hace acerca del interés de las empresas de su país en invertir en Argentina?

— El interés es real y cada vez más concreto. Trajimos una delegación con 22 empresas polacas, además de funcionarios de ministerios como Finanzas, Clima y Medio Ambiente, y Bienes del Estado. Hay alrededor de 100 contrapartes argentinas interesadas en reunirse y explorar negocios. Observamos sectores prioritarios como energía renovable (eólica, hidráulica, solar), minería, espacio, fintech, tecnología médica y agroindustria. Por ejemplo, existen firmas polacas trabajando en inteligencia artificial aplicada a medicina y automatización, herramientas que pueden ser útiles para una economía con recursos sólidos y capital humano calificado como la argentina.

¿Cuáles son las áreas concretas donde los empresarios polacos ven más potencial?

— Minería, energía (con foco en transición ecológica) y agroindustria aparecen como los destinos preferidos de inversión. Polonia tiene una base firme en energías renovables, como la fotovoltaica y la eólica, así como en producción y tecnología agropecuaria. Además, el sector fintech encuentra afinidad en el mercado argentino por el nivel de desarrollo digital y por el perfil emprendedor de muchas empresas locales. Otro rubro destacado es el de la tecnología espacial: contamos con empresas capaces de proveer servicios y soluciones de imágenes satelitales para agricultura, gestión hídrica o monitoreo ambiental, todos temas de interés actual para Argentina.

El Foro Económico Polonia–Argentina reunió a representantes de más de treinta empresas polacas interesadas en invertir en el país.

¿Qué obstáculos existen hoy para que se multipliquen las inversiones?

— La relación sigue en una fase inicial. Si bien hay ejemplos puntuales de presencia polaca, como la firma Inglot en el sector farmacéutico y Look en iluminación, aún no se concretaron desembolsos de envergadura o plantas productivas propias. La distancia geográfica y las diferencias regulatorias representan desafíos. Además, el flujo comercial bilateral todavía es pequeño: el intercambio es de aproximadamente 1.000 millones de dólares al año, con la exportación argentina superando a la polaca por nueve a uno.

¿Considera que el contexto económico y político actual de Argentina es favorable para atraer inversiones extranjeras?

— Percibimos señales positivas y un impulso de reformas con intención de estabilizar la economía. Muchos inversores internacionales siguen el proceso y evalúan sus oportunidades. El clima de negocios mejora cuando existen reglas claras, estabilidad y previsibilidad en el tiempo. En Polonia atravesamos procesos similares tras la salida del comunismo, abriendo la economía y recibiendo capital extranjero. Entendemos la importancia de acompañar estas transformaciones, respetando los tiempos y particularidades nacionales.

¿Qué rol ve para las agencias estatales, como PAIH o los gobiernos, en este proceso de acercamiento entre empresas?

— Nuestro papel es construir plataformas que faciliten el encuentro entre compañías y ayuden a vencer barreras logísticas, culturales o normativas. Desde la Agencia Polaca de Inversiones y Comercio venimos abriendo oficinas en distintos mercados para acompañar a empresas medianas y chicas en el acceso a socios y oportunidades internacionales. En el caso de Buenos Aires, se trata de establecer un nodo de referencia para que el empresario polaco pueda dar sus primeros pasos y conocer el ecosistema local.

“Organicé esta misión tras identificar, durante una visita anterior por una feria de minería, que Argentina presentaba potencial en recursos estratégicos como litio y minerales raros, además de sectores tradicionales como energía y agroindustria”

¿Se puede pensar en acuerdos para acelerar el comercio entre ambos países o el Mercosur y la Unión Europea?

— El acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea está en agenda desde hace dos décadas. Creemos que un marco de integración bien gestionado puede beneficiar a ambas partes, siempre que las condiciones sean equitativas para todos los sectores. Existen objeciones de productores agrícolas polacos sobre la competencia, pero seguimos el curso que indiquen nuestras autoridades. La agencia es un canal de apoyo, no de definición de políticas. En tanto se firmen acuerdos, contribuimos a que los actores privados puedan aprovecharlos de la mejor manera.

¿Cuál fue el mensaje que transmitió a sus pares argentinos sobre el recorrido económico de Polonia?

— Compartimos la historia de nuestras reformas y el hecho de que cada país debe encontrar su propio camino. Polonia transitó cambios profundos, pasando de un modelo de planificación central a una economía de mercado orientada a la innovación y la exportación. El impulso emprendedor, la formación de pequeñas y medianas empresas y el apoyo estatal fueron aspectos centrales. La experiencia muestra que la transición requiere tiempo, compromiso y tolerancia a la incertidumbre, pero puede generar crecimiento sostenido y diversificación de matriz productiva.

¿Cómo evalúa la posibilidad de que empresas argentinas también consideren Polonia para invertir?

— Planteamos la idea de doble vía. Polonia no sólo busca vender productos o invertir en el exterior, sino también atraer capital y empresarios que vean potencial en nuestro país. Es un destino competitivo en costos y con acceso a mercados europeos. Particularmente, tomamos proyectos de inversión greenfield y ayudamos a analizar opciones, facilitar trámites y conectar con los clústeres productivos. Las mismas ventajas que ofrecemos para los polacos que miran Argentina las ponemos a disposición de quienes planeen expandirse en Europa.

“Creemos que un marco de integración bien gestionado puede beneficiar a ambas partes, siempre que las condiciones sean equitativas para todos los sectores”

¿Qué industrias pueden crecer con la cooperación bilateral?

— Identificamos oportunidades en energías renovables, agroindustria, tecnologías aplicadas a la salud, fintech y espacio. El potencial de las pymes y startups de ambos países es significativo. El objetivo es construir relaciones estables, ampliar exportaciones y sumar valor agregado a las cadenas productivas. El intercambio de conocimientos también es prioritario, abriendo la puerta a acuerdos que involucren universidades y centros de desarrollo tecnológico.

¿Qué impacto podría tener la apertura de oficinas comerciales y la profundización de estos vínculos?

— Permitirá que ambas partes conozcan de cerca las oportunidades y necesidades del otro mercado. Al facilitar el contacto, se reducen los riesgos para quienes apuestan por la internacionalización. También aspiramos a que Argentina actúe como puerta de entrada de empresas polacas a Sudamérica y Polonia funcione como acceso al resto de la Unión Europea para los emprendimientos argentinos.

¿Por qué cree que Polonia despierta interés como ejemplo para la transformación económica en Argentina?

— Por la similitud en tamaño, resiliencia y perfil de economías que debieron adaptarse a entornos volátiles. Cuando salimos del comunismo, no había experiencia previa ni certezas, pero la apertura, la inversión y las reformas nos permitieron crecer a tasas elevadas y aumentar la sofisticación productiva. Sabemos, al igual que Argentina, lo que significa enfrentar dificultades y diseñar estrategias para integrarse al mundo.