
El Vaticano obtuvo un superávit de 1,6 millones de euros en 2024 (1.851.184 dólares), lo que contrasta con el déficit de 51,2 millones registrado en 2023. Esta mejora, según informó la Secretaría de Economía de la Santa Sede, se atribuye principalmente al aumento de las donaciones y a mejores resultados financieros.
El déficit estructural, que excluye los resultados financieros, disminuyó casi un 50%, pasando de 83,5 millones de euros en 2023 a 44,4 millones en 2024.
El informe de la Secretaría señala una tendencia positiva en las cuentas de la Santa Sede, aunque advierte que “la plena sostenibilidad financiera es un objetivo a largo plazo, ya que la principal mejora se ha producido por el aumento de las donaciones”.
La mejora se debe al incremento de los ingresos, que aumentaron en 78,6 millones de euros gracias principalmente a las donaciones y a la gestión hospitalaria. También influyeron las medidas de control del gasto, que ayudaron a compensar la inflación y el aumento de los costes de personal.
La gestión financiera generó un beneficio de 46 millones de euros, superando los resultados de 2023 y siendo clave para cubrir el déficit operativo.

En el presupuesto del Vaticano, las áreas de mayor gasto son el culto y la evangelización (14%), la comunicación (12%), la presencia internacional a través de las nunciaturas apostólicas (10%) y los servicios caritativos (10%).
El “ministro” de Economía de la Santa Sede, el español Maximino Caballero Ledo, declaró que “la situación en los últimos 10 años con las reformas que se implementaron en el pontificado de Francisco han ido mejorando las arcas vaticanas”.
No obstante, advirtió que “no se trata solo de mantener un presupuesto equilibrado, sino de fortalecer la capacidad de la Santa Sede para optimizar cada contribución recibida”, con el objetivo de que el servicio a la misión de la Iglesia universal sea “más sólido y sostenible”.
A pesar de la mejora, Caballero Ledo subrayó que “se mantiene un déficit operativo de 44,4 millones de euros”. Y añadió: “por lo tanto, continuamos con determinación el camino hacia la plena sostenibilidad financiera, transformando este desafío en una oportunidad de consolidación y crecimiento, que debemos afrontar con continuidad, realismo y disciplina, manteniendo un equilibrio entre el compromiso misionero y la gestión responsable de los recursos”.