“Ahora sí hay un cheque para reformar y cambiar, no hay que perder tiempo”, reclamó María Eugenia Vidal, diputada nacional del PRO y titular de la Fundación Pensar al gobierno de Javier Milei. De cara al nuevo escenario político tras la victoria electoral el 26 de octubre, la legisladora marcó distancia con la Casa Rosada e insistió en avanzar con privatizaciones.
“Cuando votamos la Ley Bases, le dimos autorización al Presidente para privatizar o concesionar ocho empresas, y no se avanzó. Ahí hay plata nuestra que se está gastando todos los días, que no es poca, y que podía estar destinada en otras prioridades o devolver impuestos”, sentenció la exgobernadora bonaerense, sobre la agenda que debe encaminarse la gestión libertaria.
Vidal, una de las dirigentes del PRO más críticas del acuerdo electoral sellado entre el partido amarillo y La Libertad Avanza, expresó su deseo de que “ojalá el Gobierno pueda sacar las reformas de acá a marzo”, pero que también se deben implementar cambios en el Poder Ejecutivo.
“Todavía hay trabajo que hacer. No se gobierna solo desde el Congreso”, señaló, en declaraciones a Radio Rivadavia. “El Presidente tiene que saber un sector de la política que no piensa que cuanto peor mejor, y que si le quiere ganar es porque somos mejores”, deslizó.
Sin embargo, celebró que “el Presidente hizo un esfuerzo para dejar de insultar”, pero enfatizó que el desafío es transformar esa actitud en consensos concretos. “El insulto no le suma nada a la Argentina y menos del Presidente”, afirmó, y agregó: “Al final del día se va a notar el diálogo sincero, si el acuerdo se produce”.

Por otro lado, la diputada planteó la necesidad de una «reforma constitucional para que no se vote cada dos años“, ya que se pone en riesgo ”cada dos años todas las decisiones que tomaste”. “Hay que ir a seis años de mandato sin reelección, y elecciones cada tres, eso es institucional”, sostuvo, advirtiendo que la alternancia entre “kirchnerismo” y oficialismos deja al país en la incertidumbre. “Nadie quiere apostar en un país donde se pueden cambiar las reglas de juego cada dos años”, añadió.
Desde lo partidario, Vidal defendió la construcción de una alternativa propia del PRO y subrayó que no basta con apoyar acríticamente al Gobierno: “El PRO tiene que ser alternativa, mientras la dinámica sea kirchnerismo o mileísmo creo que va a ser muy difícil salir”.
Ante la propuesta de alineamiento total con el oficialismo, planteó: “A lo mejor es incómodo y es raro, porque hoy hay un clima donde hay que hacer todo lo que el Gobierno pida y apoyarlo incondicionalmente. Hay que apoyarlo en todo lo que esté bien, sin mezquindades, y es lo que hice como diputada. Pero creo que también hay que construir una alternativa, no por el Gobierno, sino por el país”.

La dirigente se diferenció de quienes se acercaron a La Libertad Avanza en la ciudad y reivindicó la vigencia de su partido: “La etapa de pintarse de violeta se va agotando, los que querían irse a LLA ya se fueron. El PRO está de pie y trabajando para construir esta alternativa y no irnos a ningún lugar, creo que de eso ya queda poco”. En ese sentido, recalcó: “Mauricio Macri nunca dudó su posición, siempre dijo hacer lo correcto por sobre lo conveniente”.
Respecto al equilibrio entre apoyo y límite, reiteró: “También la responsabilidad de decir que no, de poner un límite”. Para Vidal, es fundamental marcar diferencias y actuar “con coherencia” cuando el Gobierno. “Lo que te ayuda es que, cuando te equivocás, alguien te lo marque o te lo diga”, completó.
Con relación al triunfo libertario en las elecciones legislativas, Vidal consideró que el Poder Ejecutivo recibió apoyo para llevar a cabo reformas, pero que la ciudadanía no otorgó alineamiento automático: “Lo importante es interpretar el sentido del voto, porque están de acuerdo con todas nuestras propuestas. No es un cheque en blanco. Muchos argentinos votaron con miedo al kirchnerismo y que el lunes las cosas estuvieran peor, sino diciendo que el esfuerzo valga la pena”.

La diputada aludió a las consecuencias de una lógica electoral de confrontación permanente: “La alternativa es siempre kirchnerismo, y eso sirve para ganar elecciones, pero no sirve para gobernar”. Vidal vinculó la falta de estabilidad política a la dificultad de atraer inversiones: “Nadie quiere apostar en un país donde se pueden cambiar las reglas de juego cada dos años”.
Por otro lado, remarcó la importancia de impulsar reformas verdaderamente estructurales, tanto desde el oficialismo como desde la oposición. “El desafío es que toda esa actitud de acuerdo del presidente se transforme en un acuerdo real”, apuntó. Y señaló que quedan pendientes una discusión de fondo sobre la educación y la salud mental.
Sobre su futuro político, la exgobernadora de la provincia de Buenos Aires advirtió: “Ningún cargo me definió nunca, privilegio la coherencia. No creo que haga falta un cargo para hacer política”.