El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció que el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) se firmará el próximo 20 de diciembre durante la Cumbre de Líderes del Mercosur en Foz do Iguaçu, en el estado de Paraná. El anuncio se realizó en Johannesburgo, Sudáfrica, en el marco de la Cumbre del G20.
“Es un momento muy especial tanto para el Mercosur como para la Unión Europea (…) Después de la firma, aún habrá mucho trabajo por hacer para aprovechar los beneficios de este acuerdo, pero será firmado”, afirmó Lula.
Y agregó: “Regresaré a Brasil, donde no tengo previsto viajar más este año, salvo a Brasilia o a Foz do Iguaçu, para firmar el acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea, que creo que se firmará el 20 de diciembre”.
Asimismo, aclaró que la firma se realizará entre los dos bloques y no con un país en particular: “No estoy firmando un acuerdo con Francia, estoy firmando un acuerdo con la Unión Europea, que tiene como negociadores tanto al presidente de la Comisión como a la secretaria Ursula von der Leyen. Puedo garantizarle que el 20 de diciembre firmaré el acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur”, aseveró.

La magnitud del acuerdo es considerable. Según Lula, el tratado abarcará a cerca de 722 millones de habitantes y representará un producto interno bruto conjunto de USD 22 billones, lo que lo posiciona como posiblemente “el mayor acuerdo comercial del mundo”.
La zona de libre comercio resultante eliminará aranceles de importación sobre una amplia gama de productos, facilitando el acceso de los países del Mercosur al mercado europeo, especialmente para productos agrícolas, y abriendo mejores condiciones para la exportación de bienes industriales europeos hacia Brasil y el resto del bloque sudamericano.
El proceso de negociación entre el Mercosur y la Unión Europea se remonta a 1999, cuando ambos bloques iniciaron formalmente las conversaciones durante la Cumbre América Latina-Caribe-Unión Europea en Río de Janeiro. Desde entonces, el diálogo ha atravesado múltiples etapas y desafíos, reflejando las diferencias estructurales y los intereses económicos de cada parte.
En diciembre de 2024, se anunció oficialmente el acuerdo en Montevideo, con la presencia de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien celebró la conclusión de las negociaciones. Ambas partes destacaron el “intenso proceso de negociaciones para ajustar el acuerdo a los desafíos actuales enfrentados a nivel nacional, regional y global”.

El contenido del acuerdo es amplio e incluye la creación de una zona de libre comercio, la eliminación de aranceles, el establecimiento de reglas de origen para asegurar que los beneficios sean aprovechados por los agentes económicos de ambas regiones y la facilitación del comercio. Además, abarca temas como apoyo a pequeñas y medianas empresas, compras gubernamentales, propiedad intelectual, empresas estatales, resolución de controversias, servicios, comercio sostenible y mecanismos para resolver disputas comerciales.
A pesar del avance, persisten obstáculos significativos. La presión del sector agrícola europeo, especialmente en Francia, ha sido uno de los principales factores de resistencia. Los agricultores europeos temen la competencia de los productos brasileños, lo que ha llevado al presidente francés, Emmanuel Macron, a imponer barreras para proteger los intereses internos de su país. Además, preocupaciones relacionadas con estándares ambientales y laborales continúan siendo puntos de debate entre las partes.
El acuerdo, sin embargo, se percibe como una oportunidad transformadora para ambas regiones. Para Europa, representa una vía para diversificar mercados frente a la competencia de Estados Unidos y China, mientras que para los países sudamericanos, en particular Brasil, podría significar un impulso relevante para sus exportaciones agrícolas e industriales. Lula reconoció que, tras la firma, quedará mucho trabajo pendiente para implementar los términos y comenzar a disfrutar de los beneficios del tratado.
Con la fecha de la firma ya establecida, Mercosur y la Unión Europea se preparan para afrontar el reto de convertir este acuerdo en una realidad efectiva, con la expectativa de que la cooperación prevalezca sobre el aislamiento y abra nuevas oportunidades de prosperidad compartida.