
La investigación judicial sobre el femicidio de Soledad Machuca en la ciudad de Posadas, en Misiones, ingresó en su etapa final luego de que las pericias forenses establecieron que la víctima fue asfixiada por su esposo, Gustavo Cardozo, un suboficial de la Policía provincial.
La información fue confirmada por fuentes judiciales y detallada a El Territorio por Nancy Jara, abogada de la familia de Machuca, una docente y preceptora de 35 años.
La mujer fue encontrada sin vida el 25 de febrero en su domicilio del barrio Acaraguá. Desde ese día, la investigación a cargo del Juzgado de Instrucción N°3 de Posadas, dirigido por Fernando Verón, se centró en determinar la causa del fallecimiento y la posible responsabilidad penal de Cardozo, quien permanece en prisión preventiva desde septiembre.
El Territorio consignó que también está imputada Teresa Correa, madre del acusado, sospechosa de colaborar en la manipulación posterior a los hechos.
La abogada querellante subrayó que el dictamen de la autopsia permitió autorizar la cremación del cuerpo por disposición judicial, destacando que “el informe completo confirmó la muerte por compresión cervical generada por el antebrazo de Cardozo, una maniobra ejercida con extrema violencia”. Según fuentes citadas por el medio misionero, los resultados del examen forense resultaron determinantes para la instrucción y para profundizar el análisis de pruebas genéticas y rastros en la escena.

El expediente judicial contiene testimonios y pericias técnicas que complican la situación procesal de los imputados. El barrido de luminol evidenció una “escena cruda” con múltiples rastros de sangre en paredes y mobiliario, lo que motivó la recolección de prendas y dispositivos electrónicos para estudios complementarios.
El material genético hallado resultó compatible con el perfil de Cardozo, mientras la ropa y el cuerpo de la víctima presentaban marcas de violencia y huellas compatibles. La suegra de la víctima fue señalada como partícipe por haber limpiado la escena con un trapo, después corroborado por declaraciones de testigos y familiares.
Las próximas etapas procesales incluyen la ampliación de la indagatoria de los dos principales acusados y la revisión de informes particulares solicitados recientemente por la defensa.
La familia de Machuca solicitó la restitución de objetos personales, aunque los dispositivos electrónicos permanecerán en manos de la justicia para eventuales pericias adicionales. “El caso está prácticamente resuelto y solo faltan cuestiones técnicas para su elevación a juicio”, indicó la abogada.
El juez Verón resolvió la prisión preventiva a fines de septiembre, decisión que la familia de la víctima consideró relevante y que interpretó como señal de avance judicial en la causa. Sin embargo, la querella mantiene preocupación por la revictimización de los allegados ante un posible llamado a reconstrucción presencial en la vivienda, ya que “la familia no está en condiciones de atravesar una experiencia de ese tipo”.
Las fuentes ligadas al expediente también apuntaron que hay elementos en estudio que podrían corresponder a la intervención de más personas, aunque por ahora solo Cardozo y Correa tienen acusación formal.
La coartada del femicida
Al inicio del caso, la muerte de Soledad Machuca, encontrada sin vida en su domicilio el 25 de febrero de 2025, fue atribuida a un posible desmayo originado por un virus que habría contraído en un reciente viaje a Brasil.
Esa era la principal hipótesis policial alimentada por Cardozo, el presunto femicida. Se hablaba de causa natural como consecuencia de una deshidratación o cuadro viral.
Las autoridades secuestraron el arma reglamentaria de su esposo y recabaron testimonios. Fue el informe preliminar de la autopsia, que marcaba un traumatismo de cráneo, lo que hizo sospechar a los investigadores y los motivó a profundizar la investigación sobre el entorno.