Los data centers, o centros de datos, son instalaciones que alojan equipos informáticos (servidores, racks, unidades de procesamiento) y toda la infraestructura que los sostiene: energía, refrigeración, conectividad, redundancia eléctrica, entre otros. Son el corazón de la infraestructura digital moderna, ya que permiten almacenar, procesar y transmitir los datos que operan las aplicaciones, la nube, los sistemas corporativos y, cada vez más, los modelos de inteligencia artificial (IA).
Durante años, estas instalaciones respondieron principalmente a demandas de almacenamiento, virtualización y servicios en la nube. Pero la aparición de la inteligencia artificial está transformando sus exigencias.
Hernán Neirotti, Regional Manager de Secure Power (división de Schneider Electric), dijo a Infobae que los centros de datos ya no solo alojan información, sino que están diseñados para soportar entornos de alta densidad computacional y energética para atender la demanda de la IA.
Neirotti también vincula esta transición al crecimiento del internet de las cosas y el Big Data, pero subraya que la principal impulsora es ahora la IA. “Es ni más ni menos que grandes volúmenes de datos … muy muy grandes por los cuales se entrenan modelos de IA”, afirma. Al entrenar un modelo -ya sea en medicina, historia o cualquier otro campo-, se utilizan bases de datos enormes con información e imágenes. Esa tarea exige una capacidad de cómputo y almacenamiento considerable.
Los centros de datos ya no solo alojan información, sino que están diseñados para soportar entornos de alta densidad computacional y energética para atender la demanda de la IA (Neirotti)
El consumo de energía y la generación de calor representan retos fundamentales. “El consumo de energía es altísimo. Ese consumo trae aparejado que se eleven los niveles de temperatura en la sala blanca”, explicó Neirotti, refiriéndose al espacio donde se instalan los equipos críticos.
La refrigeración para mantener estos ambientes demanda a su vez más energía, aumentando el costo operativo.
Para afrontar este escenario, muchas instalaciones adoptan sistemas de refrigeración líquida avanzados. Antes de la pandemia, un rack típico requería 25 kW, pero en Estados Unidos y Europa ya existen racks que superan los 100 kW, asociados especialmente al uso de GPU, esenciales para inteligencia artificial. “Todo lo que es IA va asociado a GPU. El principal desarrollador es Nvidia”, puntualizó Neirotti.
Esta realidad exige infraestructuras más flexibles. Según Neirotti, “hoy los data centers están entrenados para tener más flexibilidad y entregar más energía cuando es necesaria”. La capacidad de escalar dinámicamente se vuelve fundamental, sobre todo para entrenar modelos de IA y responder a demandas fluctuantes.
Hoy los data centers están entrenados para tener más flexibilidad y entregar más energía cuando es necesaria (Neirotti)
Modernizar centros existentes implica adaptaciones profundas, ya que su diseño original no contemplaba el salto energético y térmico actual. Los operadores deben invertir en nuevos generadores, sistemas eléctricos y soluciones de respaldo.
Los obstáculos por superar
El desarrollo de data centers pensados para IA en Argentina enfrenta varios obstáculos. Uno de los principales es el espacio y la ubicación.
“Un cliente de Argentina está adaptando su data center y no puede ampliarlo más, porque está en medio de CABA. Tuvieron que comprar casas linderas para que su proveedor de energía entregue más energía”, relató Neirotti. La limitación de espacio y de acceso a más potencia representa una barrera significativa.

Mientras algunos centros lograron expandirse, otros enfrentan dificultades físicas y regulatorias. En países avanzados, existen zonas especialmente diseñadas para la instalación de estas infraestructuras. En Argentina, la falta de estos polígonos limita el crecimiento. Además, migrar de unos pocos kW por rack a decenas implica actualizar generadores, tableros eléctricos y ampliar el espacio disponible.
Otro desafío clave es la fuente de energía. Las telcos están construyendo diferentes salas: algunas estándar, otras de mayor densidad y otras especialmente diseñadas para IA. Para sostener esta demanda creciente, muchos clientes buscan energía renovable. Neirotti señala que algunas demandas provienen directamente de grandes empresas tecnológicas, que alientan el uso de fuentes limpias.
En términos de costos, la infraestructura crítica de un data center -sin contar el equipamiento informático- tiene un precio elevado. Según Neirotti, “por cada megawatt de potencia se deben invertir USD 2 millones”: se refiere a la inversión para tableros, generadores, módulos de energía y refrigeración, entre otros, excluyendo servidores y racks.
Por cada watt de potencia se deben invertir USD 2 millones (Neirotti)
También hay una apuesta de largo plazo: en Argentina hay condiciones para desarrollar data centers sostenibles. “Tiene territorio, tiene conexión a cable submarino de internet relativamente simple”, apunta el experto.
Se ha hablado incluso de data centers en la Patagonia, aprovechando el potencial de generación renovable y las conexiones de fibra. Pero también, advierte, es necesaria una regulación clara: “Se requieren regulaciones económicas y de impuestos que sean claras. Estas inversiones son de mediano y largo plazo”.
Neirotti menciona además la carencia de una cámara o asociación de data centers en el país. A su juicio, “no hay un organismo que reúna a todos. Falta una agrupación que vaya por un marco regulatorio que sirva y permita el crecimiento.
La mano de obra es otro punto sensible. Adaptar y operar data centers para IA exige perfiles especializados: ingenieros, diseñadores, técnicos en refrigeración por líquido, mantenimiento de sistemas de alta potencia. “Hay que entrenar a la gente en tecnologías nuevas”, afirma Hernán Neirotti.
“No se buscan plazos de amortización de 15 o 20 años … se buscan plazos mucho más cortos, porque los data centers están basados en tecnología que se va desarrollando”, cuenta el especialista.
Un ejemplo ilustrativo es el streaming: al ver una película online, los datos pueden estar alojados localmente para asegurar calidad, rapidez y seguridad. Las aplicaciones críticas y los modelos de IA requieren infraestructura de alto rendimiento.
No se buscan plazos de amortización de 15 o 20 años … se buscan plazos mucho más cortos, porque los data centers están basados en tecnología que se va desarrollando (Neirotti)
Este potencial posiciona a Argentina como candidato para convertirse en un hub regional que combine energía limpia y capacidad computacional avanzada.
El desembarco de OpenAI en la Patagonia
En octubre de 2025, OpenAI anunció una alianza con Sur Energy, empresa argentina dedicada a energía limpia, para la construcción de un mega data center para IA en la Patagonia. El proyecto se denomina Stargate Argentina, y la inversión estimada alcanza los USD 25.000 millones y prevé una capacidad de hasta 500 megavatios, lo que lo convertiría en uno de los principales del continente.

El nodo planeado tendría una capacidad de hasta 500 megavatios, lo que lo convertiría en uno de los centros de datos más grandes de América Latina. Sur Energy aportaría la infraestructura energética y de construcción, mientras que OpenAI actuaría como offtaker, es decir, comprador de la potencia computacional generada.
OpenAI resaltó el potencial de Argentina para albergar este proyecto y el compromiso con “fuentes de energía limpias y seguras”. Emiliano Kargieman, cofundador de Sur Energy y de Satellogic, detalló que la iniciativa involucra a bancos internacionales, fondos de inversión y un operador global de nube. “El alineamiento con Estados Unidos ayuda mucho a la inversión”, observó Kargieman sobre el contexto geopolítico favorable.
El alineamiento con Estados Unidos ayuda mucho a la inversión (Kargieman)
El anuncio generó también preguntas sobre el posible impacto ambiental. Kargieman afirmó que trabajan para garantizar una provisión de energía renovable y que la infraestructura será sostenible.
Sam Altman, CEO de OpenAI, destacó que el proyecto “va más allá de la infraestructura” y busca “poner la inteligencia artificial en manos de la gente de toda la Argentina”. Altman rindió homenaje a Mat Travizano, empresario argentino que impulsó la idea y falleció recientemente: “No estaríamos haciendo este anuncio sin sus esfuerzos. La visión de Mat era sobre el impacto”, expresó Altman.
El Gobierno respalda la iniciativa, y Sur Energy gestionará su integración al Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI), accediendo así a beneficios fiscales.
Perspectivas y riesgos
Para Neirotti, la oportunidad es clara: la Patagonia podría recibir data centers altamente exigentes y aprovechar su capacidad de generación de energía limpia y su conectividad. Pero para que eso ocurra, se necesitan regulaciones claras, recursos humanos calificados y una planificación estratégica a largo plazo.
Según Kargieman, el financiamiento no será un freno: mencionó que están armando un esquema con bancos internacionales y fondos, y que la inversión inicial (entre 7.000 y 10.000 millones de dólares) será para la construcción de la infraestructura básica.
Sin embargo, ya emergieron cuestionamientos ecológicos. Kargieman aseguró que la sustentabilidad es prioritaria, aunque se aguardan más precisiones sobre la implementación de estas tecnologías limpias.