
Recuperar el control de un brazo o una pierna después de un ataque cerebrovascular o ACV suele sentirse como un desafío imposible.
Ahora, un equipo de investigadores de la Argentina propuso una innovación tecnológica que podría cambiar ese panorama.
Consiste en un sistema que convierte la intención de mover una extremidad en imágenes en una pantalla. Abre una alternativa concreta para personas con secuelas motoras por el ACV.

Científicos de Argentina presentaron días atrás los resultados sobre esa nueva forma de rehabilitación en el XIII Congreso Iberoamericano de Tecnologías de Apoyo a la Discapacidad.
Usan una interfaz cerebro-computadora para transformar pensamientos en movimientos observables.
El equipo de investigación estuvo integrado por Carolina Carrere, Carolina Tabernig, Diana Vertíz y Rubén Acevedo, de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER).
También colaboraron Gisela Sanchez Marianoff y Belén Hock, del Centro Integral de Rehabilitación Los Álamos de Paraná.
Por qué desarrollan tratamientos para el ACV

Un ataque cerebrovascular o ACV puede dejar serias dificultades para mover brazos o piernas, incluso tras meses de ejercicios y tratamientos.
Con la rehabilitación convencional, los pacientes pueden registrar avances. Pero algunos atraviesan una meseta difícil de superar.
El equipo de investigadores busca vías para ayudar a esa población. En diálogo con Infobae, la doctora en ingeniería y bioingeniera Tabernig contó que la inquietud surgió al ver los límites de las propuestas habituales en muchos centros.

“Veíamos que las personas con secuelas de ACV alcanzan un tope en la recuperación de sus funciones y que los centros de rehabilitación necesitan otras opciones para ofrecerles a sus pacientes”.
Entonces, pensaron que “las interfaces cerebro-computadoras podían ser una buena opción para facilitar el entrenamiento motor y cognitivo de los pacientes neurológicos”, señaló.
La investigación se enfocó en una pregunta clave: ¿una tecnología que traduce la intención de moverse en imágenes reales puede ayudar a recuperar capacidades?
El objetivo entonces fue validar si esa propuesta logra reforzar la actividad del cerebro en regiones dañadas por el ACV.
El estudio sobre tecnología y ACV

Los científicos diseñaron un sistema llamado IM-tention, a través de algoritmos de inteligencia artificial, que detecta la intención de mover una mano o un pie a partir de señales eléctricas del cerebro registradas con una gorra con electrodos.
Si el paciente intenta mover un brazo o una pierna y la señal aparece, la computadora muestra ese movimiento en una pantalla, aunque el músculo no se mueva.
“Al utilizar el sistema, la parte de la corteza cerebral que fue dañada en el paciente se empieza a reconfigurar después de varias sesiones”, precisó Acevedo, quien es doctor en ingeniería y director del Centro de Ingeniería en Rehabilitación e Investigaciones Neuromusculares y Sensoriales en la universidad entrerriana.
La prueba incluyó a adultos que habían sido diagnosticadas con un ACV y no mostraban deterioro cognitivo, para poder seguir instrucciones y participar de manera activa.

El protocolo contempló 24 sesiones individuales con el sistema, siempre acompañados por especialistas para cuidar la seguridad y la personalización.
En cada encuentro, los participantes recibían la consigna de realizar un movimiento, como cerrar la mano o levantar el pie.

El sistema detectaba las señales cerebrales y producía una animación detallada de ese gesto, de modo que el paciente veía una relación directa entre su esfuerzo y el resultado en pantalla.
Las evaluaciones incluyeron escalas internacionales. Se usó la Escala Motora de Fugl-Meyer Modificada para medir cambios en la movilidad muscular, y también se controló la espasticidad, que es una rigidez frecuente en quienes pasaron por un ACV.

Luego de las 24 sesiones, los puntajes funcionales mostraron mejoras en los movimientos de las personas que completaron el programa.
El sistema, al valerse de animaciones visuales que brindan feedback inmediato, no solo demostró avances en la función motora del miembro afectado, sino que además resulta sencillo de utilizar en hospitales, centros de rehabilitación y también en el propio hogar.
Los resultados mostraron que el sistema IM-tention mejoró su precisión en detectar las intenciones motoras, lo que implica una relación más fluida entre el cerebro y el dispositivo con el paso del tiempo y la práctica.

No se observaron efectos adversos ni aumentos en la rigidez muscular durante la experiencia, que es un punto clave a la hora de probar tecnologías nuevas en salud.
“Nuestro estudio indicó que el método es seguro, siempre que se realice acompañado por profesionales y bajo supervisión especializada”, afirmó al ser entrevistados por Infobae el doctor Acevedo.
Si bien los resultados son alentadores, la muestra fue limitada y aún se requieren estudios a mayor escala. No se sabe cuánto duran los efectos una vez terminado el protocolo ni cómo se adapta la herramienta en otras poblaciones.

Los investigadores esperan que la herramienta llegue a centros de salud y gimnasios en todo el país después que se lleven a cabo evaluaciones a mayor escala.
Tabernig explicó: “Estamos en el proceso de transferir la tecnología desarrollada en la universidad al sector productivo. Una vez que esto se logre, el sistema podrá estar al alcance de instituciones de salud y también deportivas o recreativas”.