El estudio destaca que mantener orarios regulares para el desayuno muestra un envejecimiento saludable (Imagen Ilustrativa Infobae)

Cada vez más los científicos están poniendo el foco en el ritmo circadiano y su relación con la salud. Alinear nuestros hábitos con la salida y la puesta del sol brinda beneficios tanto para el cuerpo como para la mente.

Investigadores estudiaron los efectos del horario de la primera comida del día. Desayunar a primera hora podría ser clave para una vida más larga y saludable en la tercera edad.

Esta visión fue expuesta en un estudio longitudinal publicado en Communications Medicine en septiembre último. La investigación, liderada por Hassan Dashti, nutricionista y biólogo circadiano del Hospital General de Massachusetts y profesor asistente en la Facultad de Medicina de Harvard, junto con Altug Didikoglu del Instituto Tecnológico de Izmir, analizaron durante más de dos décadas los hábitos alimenticios de casi 3.000 adultos mayores en el Reino Unido.

“Nuestra investigación sugiere que los cambios en los horarios de las comidas de los adultos mayores, especialmente el horario del desayuno, podrían servir como un indicador fácil de monitorear su estado de salud general”, dijo el autor principal, Hassan Dashti.

El análisis reveló que quienes desayunan tarde presentan mayor riesgo de mortalidad y problemas como depresión o fatiga (Imagen ilustrativa Infobae)

“Los pacientes y los profesionales sanitarios pueden utilizar los cambios en las rutinas de las comidas como una señal de alerta temprana para investigar posibles problemas de salud física y mental subyacentes. Además, fomentar que los adultos mayores mantengan horarios de comidas regulares podría formar parte de estrategias más amplias para promover un envejecimiento saludable y la longevidad”, afirmó Dashti.

Cómo se relacionan la hora del desayuno y la salud

El estudio, realizado por el equipo de Mass General Brigham, siguió a 2.945 personas de entre 42 y 94 años, recopilando datos sobre sus rutinas alimenticias y muestras de sangre a lo largo de más de 20 años.

Los investigadores observaron que, con el paso del tiempo, los adultos mayores tienden a retrasar tanto el desayuno como la cena, además de reducir el tiempo total en el que comen cada día. Según los autores, estos cambios en los horarios de las comidas pueden servir como señales tempranas de alteraciones en la salud física y mental.

Las personas con tendencia a acostarse y levantarse más tarde también suelen demorar sus comidas, lo que puede agravar riesgos para la salud (Imagen Ilustrativa Infobae)

Uno de los hallazgos más relevantes es la asociación sistemática entre desayunar tarde y un mayor riesgo de padecer problemas de salud física y mental, como depresión, fatiga y afecciones bucales. Además, el estudio identificó que quienes desayunan más tarde presentan un riesgo incrementado de mortalidad durante el periodo de seguimiento. Dashti subrayó que “comer más tarde, especialmente desayunar tarde, está vinculado tanto a problemas de salud como a un mayor riesgo de mortalidad en los adultos mayores”.

El análisis también reveló que factores como la dificultad para preparar las comidas y una peor calidad del sueño se relacionan con horarios de alimentación más tardíos. Asimismo, las personas con una predisposición genética a un cronotipo nocturno —es decir, aquellas que prefieren acostarse y levantarse más tarde— tienden a retrasar sus comidas, lo que podría agravar los riesgos identificados por el estudio.

“Hasta ahora, teníamos un conocimiento limitado sobre cómo evolucionan los horarios de las comidas en la vejez y cómo este cambio se relaciona con la salud general y la longevidad”, afirmó Dashti. “Nuestros hallazgos ayudan a llenar ese vacío al demostrar que comer más tarde, especialmente desayunar tarde, está vinculado tanto a problemas de salud como a un mayor riesgo de mortalidad en los adultos mayores. Estos resultados dan un nuevo significado al dicho que ‘el desayuno es la comida más importante del día’, sobre todo para las personas mayores”.

El auge de prácticas como el ayuno intermitente y la alimentación con restricción de tiempo añade una dimensión relevante a estos hallazgos. Los científicos advirtieron que los efectos de modificar los horarios de las comidas pueden ser distintos en adultos mayores respecto a los jóvenes.

La importancia del desayuno

Nutricionistas recomiendan incluir carbohidratos, proteínas y grasas saludables en el desayuno para favorecer la energía y la función cognitiva (Imagen ilustrativa Infobae)

El desayuno proporciona la primera fuente de energía cada mañana, tras el ayuno que se realizó durante la noche y las horas de sueño. Alimentar el cerebro es clave para la concentración y un funcionamiento cognitivo óptimo durante todo el día.

Por eso, se recomienda no saltearlo y hacer una correcta selección de los alimentos que se van a incluir para comenzar el día con toda la energía necesaria para desarrollar las actividades.

La licenciada Andrea Purita, nutricionista y dietista egresada de la Universidad Buenos Aires, explicó en una nota anterior de Infobae, que las categorías de alimentos que se deben incluir en el desayuno para poner el cerebro en acción y tener energía para todo el día son: hidratos de carbono de buena calidad, proteínas y algún tipo de grasa, porque es lo que ayuda a absorber las vitaminas A, D, E y K que son liposolubles. O sea, se absorben a través de la grasa.

“Un ejemplo de desayuno saludable y que nos ayude a tener buena energía al empezar la mañana es un tazón con yogur descremado, vegetal o griego, lo que uno esté acostumbrado a consumir, agregarle frutas, como puede ser una banana. Si no está muy madura tiene menos concentración de azúcares, brinda buena energía, magnesio y potasio. Añadirle unos frutos secos, almendras, nueces y pasas de uva, todos tienen vitamina B y gran cantidad de antioxidantes”, ejemplificó.