
La tensión en el sector aeronáutico argentino se intensificó tras veinte días de medidas de fuerza en la terminal de cargas de Ezeiza, y la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (Atepsa) advirtió que las próximas acciones sindicales afectarán a los vuelos de pasajeros.
“Comenzamos el paro por la terminal de cargas pensando en no perjudicar a los pasajeros. Creímos que sería suficiente llamado de atención para el gobierno, pero nos equivocamos”, expresó Juan Pablo Schinello, secretario de Organización de Atepsa, al diario Página/12.
El impacto de la protesta se siente en el sistema logístico, ya que la terminal de cargas nocturna de Ezeiza opera con cerca de diez vuelos por turno, y la medida sindical ha generado retrasos significativos en la entrada de mercaderías al país. Schinello explicó que “se afectó a las aeronaves en tierra, no a las que estaban en vuelo”,.
La organización sindical, que agrupa a 2.000 afiliados —de los cuales unos 400 trabajan en el aeropuerto internacional Ministro Pistarini—, sostiene que el 98 por ciento de la carga aérea nacional pasa por esa terminal, con un predominio actual de importaciones sobre exportaciones. Y que el transporte aéreo, más costoso y rápido que el marítimo o fluvial, se utiliza principalmente para productos perecederos y frágiles, como frutas, verduras, órganos para trasplante y herramientas de precisión.
El conflicto tiene dos ejes principales, según la organización gremial: la cuestión salarial y la seguridad operativa. “Si hubiéramos tenido voluntad de hacer daño, hubiéramos empezado por afectar el transporte de pasajeros, desde el día uno. O podríamos afectarlos justo ahora, para el fin de semana largo, que va a haber mayor actividad”, remarcó Schinello, subrayando la decisión de no perjudicar, en principio, a los usuarios. El dirigente también señaló que los trabajadores ingresantes perciben 800.000 pesos mensuales pese a la alta calificación requerida para el puesto.

En ese contexto, la agrupación de los controladores aéreos tomó la decisión de anunciar un cronograma de paros que comenzó los días 3, 6, 9 y 14 de noviembre, y que continuará el 24, 27 y 30 del mismo mes. Las medidas de fuerza se articulan en torno a tres demandas: apertura de paritarias, diálogo real y la defensa de la seguridad, que, según afirman, “no se negocia”.
La dirigencia de Atepsa considera que la situación de los aeropuertos es comparable a la del sistema ferroviario, donde recientemente se produjo el tercer descarrilamiento en poco tiempo, atribuido a la desinversión y la desidia, aunque sin víctimas fatales. El sindicato advirtió que si no recibe las respuestas que espera las medidas de fuerza se incrementarán y comenzarán a afectar primero los vuelos de cabotaje y luego los internacionales.
El antecedente
En agosto pasado, tras medidas de fuerza que dejaron sin volar a más de 15.000 pasajeros, EANA y el sindicato sellaron un entendimiento paritario. Según un comunicado de EANA, “tras las negociaciones, se alcanzó un acuerdo salarial dentro de la pauta oficial”.
El incremento salarial, que se distribuirá en tramos sobre las remuneraciones habituales, normales y permanentes vigentes al 31 de mayo de 2025, se implementó un cronograma de aumentos que tuvo su última etapa en noviembre.
Desde la administración de Javier Milei afirmaron: “El gremio aceptó la oferta original del Gobierno. No negociamos ni cedemos ante paros extorsivos”.
El Ministerio de Capital Humano, mediante la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, subrayó tras el alcance del acuerdo que “las partes lograron acercar posiciones en la mesa de negociación, garantizando así la normalización de todos los vuelos comerciales, tanto nacionales como internacionales”. Además, destacaron la voluntad de diálogo y la responsabilidad para alcanzar una solución que preserve la paz social y la estabilidad del servicio aeronáutico.