En medio del desarrollo del juicio por la causa de los Cuadernos, que acusó a la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, ex funcionarios públicos y empresarios de presuntamente haber conformado un esquema de corrupción, el fiscal federal Carlos Stornelli consideró que si Néstor Kirchner estuviera vivo, su nombre también figuraría en la lista de imputados.
“Néstor estaría hoy en el juicio de Cuadernos como imputado”, sostuvo el representante del Ministerio Público Fiscal (MPF), que estuvo a cargo de la investigación y relevación de pruebas. Al mismo tiempo que señaló que CFK habría tenido conocimiento del supuesto mecanismo de enriquecimiento ilícito, planteó que no habría sido la autora intelectual.
Aunque evitó ahondar en las responsabilidades penales, el investigador sostuvo que la ex vicepresidente “no fue la que armó o inventó todo esto”. En línea con esta hipótesis, deslizó que “quizás hubo un armado anterior que se continuó”.
Durante una entrevista con Luis Novaresio para A24, Stornelli ratificó que “sin ninguna duda” el ex intendente de Río Gallegos habría figurado como uno de los imputados en la causa. No obstante, indicó que no habría sido el único en presuntamente haber participado de la coordinación del mecanismo.

En este sentido, el investigador remarcó que durante el proceso de investigación descubrieron que “cuando muere el ex presidente, hay un intervalo que nadie sabía cómo seguir o cómo hacer”. Asimismo, contó que el dato lo habrían corroborado a partir de la confesión de uno de los arrepentidos.
Por este motivo, planteó que el funcionamiento de la red habría quedado en manos de “personas que respondían al ex presidente que falleció” y que esta suerte de traspaso habría generado una “pseudo anarquía”. Pese a que señaló que la coordinación no habría sido perfecta, remarcó que “sí funcionaba de una manera más silenciosa y vertical”.
Respecto al mecanismo de recaudación, Stornelli apuntó que “está probado” y que la causa cuenta con “decenas de testigos” que podrían ratificar que “la recaudación era en efectivo, en sótanos, en un auto y en bolsos”. De la misma forma, afirmó que se identificaron tres puntos, donde se realizaba el traspaso del dinero.
“Eran tres canales. Uno era el auto que manejaba Centeno que llevaba al departamento de Juncal y Uruguay y otros dos que llevaban a la Casa Rosada“, reconstruyó. Una vez que los recaudadores habrían tomado posesión de los bolsos, estos habría sido trasladados hacia la quinta presidencial de Olivos.

El último eslabón de la cadena tenía como sospechoso principal al ex secretario de Néstor Kirchner, Daniel Múñoz, quien habría estado encargado de volar hacia Santa Cruz con la recaudación. “Nosotros hemos podido establecer ese circuito. El dinero llegaba a esos domicilios en Calafate y uno o dos en Río Gallegos“, sostuvo el fiscal federal.
“Manzanares dijo todo. Era el contador y tenía acceso a los cuits y acceso a las cuentas de todo el mundo“, recordó el investigador, tras resumir el contenido de la declaración del imputado. ”Básicamente, cuenta que él generaba el blanco, decían ‘salí de shopping’ era ir a comprar inmuebles, empresas, activos que servían para que ese dinero se pudiese ir diluyendo“, completó.
A más de una década de que se iniciara la investigación, el fiscal consideró que “el juicio de Cuadernos me deja sabor a poco”, luego de que se decidiera que las audiencias se realizaran en modalidad virtual. “En una audiencia virtual usted no sabe si el que declara tiene apuntadores, y el declarante no está sentado frente a un sistema frente a un juez que le impone respeto“, planteó.

“Mentir a la camarita de un teléfono es una cosa y mentir frente a los jueces es mucho más difícil y, para el funcionario judicial, es mucho más fácil mirar a la cara y repreguntar”, interpretó el fiscal federal, tras criticar que la audiencia virtual quitaría la posibilidad de que cada uno de los imputados sean conocidos por la ciudadanía.
Por otro lado, al ser consultado sobre la muerte del ex fiscal de la AMIA, Alberto Nisman, Stornelli no dudó al apuntar que “el asesinato de Nisman está probado”. Tras recordar que había sido uno de los primeros funcionarios judiciales en plantear esa hipótesis, reveló que ello lo llevó a sufrir “algunas persecuciones”.
“No hay duda que lo mataron y lo mataron por su trabajo”, sostuvo el fiscal federal que, en su momento, había sido citado en calidad de testigo por haber sido una de las últimas personas que tuvo comunicación con él. Aunque evitó profundizar en los detalles del caso, concluyó: “Creo que es un crimen de Estado”.