El Gobierno de Canadá superó el lunes un voto de confianza al aprobar por estrecho margen el presupuesto considerado clave por el primer ministro Mark Carney para enfrentar el impacto económico de los aranceles impuestos por Estados Unidos. La Cámara de los Comunes respaldó el plan fiscal con 170 votos a favor y 168 en contra, un resultado que evitó la caída automática del Ejecutivo liberal y la convocatoria a nuevas elecciones generales.
El Gobierno, que no cuenta con mayoría parlamentaria, necesitaba dos votos de la oposición o dos abstenciones para asegurar la aprobación. Finalmente obtuvo el apoyo de la diputada del Partido Verde, Elizabeth May, y la abstención de dos legisladores del Nuevo Partido Democrático (NPD). Ambos gestos impidieron el colapso del Ejecutivo y dieron luz verde a los primeros presupuestos de Carney desde su llegada al cargo.
Carney definió la iniciativa como una oportunidad “generacional” para reforzar la economía nacional y reducir la dependencia del comercio con Estados Unidos. En declaraciones previas a la votación, afirmó: “Ahora no es el momento de ser cautelosos, porque la fortuna favorece a los valientes”. Sostuvo que el incremento del déficit es necesario para compensar el impacto provocado por lo que calificó como políticas comerciales adversas por parte del Gobierno de Donald Trump.
El presupuesto duplica el déficit fiscal respecto al año anterior y establece un amplio paquete de inversiones estratégicas. La legislación aprobada asigna 280.000 millones de dólares canadienses durante los próximos cinco años para programas de vivienda, defensa, infraestructura, energía limpia y productividad. Según el Gobierno, ese nivel de gasto busca fortalecer la autosuficiencia del país y mejorar su resiliencia ante posibles tensiones comerciales.
Los liberales de Carney gobiernan con 169 de los 343 escaños de la Cámara de los Comunes. Los votos en contra provinieron del Partido Conservador, del Bloque Quebequés (BQ) y de cinco diputados del NPD. La decisión de May de votar con el Gobierno y la abstención de dos legisladores del NPD resultaron determinantes para evitar unas elecciones anticipadas apenas siete meses después de los comicios anteriores.
Carney, ex gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, presentó el presupuesto a principios de noviembre con el objetivo de reorientar la política económica tras la imposición de aranceles por parte de Washington. El primer ministro sostuvo que las inversiones previstas en el ejército y la infraestructura nacional contribuirán a mejorar la soberanía económica del país.
También advirtió que las relaciones con Estados Unidos no volverán a la normalidad previa al actual Gobierno estadounidense. “Es un momento para lograr grandes cosas para los canadienses, y lograrlas rápidamente”, afirmó en una presentación pública.
El plan económico contempla además una reducción del gasto operativo del Gobierno federal y un ajuste en el tamaño de la administración pública. Incluye recortes impositivos para sectores de ingresos medios y la creación de una nueva agencia nacional de vivienda, Build Canada Homes, destinada a agilizar la construcción residencial y atraer inversiones del sector privado.
Hasta este año, cerca del 76% de las exportaciones canadienses se dirigían al mercado estadounidense. Tras la decisión de Washington de imponer los aranceles más altos entre los miembros del G7, Ottawa impulsa políticas para diversificar sus socios comerciales.
El presupuesto establece lineamientos para intensificar el comercio interno y ampliar vínculos con Europa, con el objetivo de reducir la exposición del país a decisiones comerciales unilaterales de Estados Unidos.
(Con información de AFP y EFE)