
La sequía en California no solo transforma el paisaje, sino que provoca un aumento en los conflictos entre humanos y fauna silvestre. Un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y la Universidad de California en Davis (UC Davis) revela una tendencia clara: en los años más secos, los reportes de incidentes con carnívoros como pumas, coyotes, osos negros y linces crecen de forma notoria.
Según los datos, por cada 2,54 centímetros menos de precipitación anual, los reportes se incrementan entre un dos y un tres por ciento, dependiendo de la especie: 2,1% para pumas, 2,2% para coyotes, 2,6% para osos negros y hasta 3% en linces.
El análisis, publicado en Science Advances, se sustentó en siete años de registros del Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW). El equipo liderado por Kendall Calhoun examinó la base de datos estatal de incidentes con fauna silvestre, herramienta única en su tipo, que recoge reportes comunitarios sobre daños a la propiedad y molestias provocadas por animales.

Gracias a este sistema fue posible identificar un patrón inequívoco: los conflictos con determinadas especies aumentan en los periodos de sequía, mientras que los ataques directos a personas, extremadamente escasos, no entran en esta estadística.
La definición de conflicto y la recolección de datos
El concepto de conflicto depende en buena medida de la percepción individual de quien reporta el hecho. Para Calhoun, lo que una persona considera daño a la propiedad puede ser visto por otra como una simple interacción tolerable o positiva. Por ejemplo, ciertos agricultores perciben a los pájaros como aliados en el control de plagas, mientras otros los consideran una amenaza para sus cultivos.
En el caso de los carnívoros objetos del estudio, los reportes se enfocaron únicamente en daños materiales y molestias, sin contar avistamientos o inquietudes menores.

El acceso a la base de datos del CDFW fue esencial para identificar tendencias y proponer estrategias de convivencia, constituyendo un ejemplo relevante de ciencia impulsada por la comunidad.
Causas y percepciones detrás del aumento de incidentes
El estudio indica que la sequía, agravada por el cambio climático, impulsa a los animales a buscar recursos en zonas habitadas. Calhoun sostiene que la presencia de fauna silvestre en ciudades suele interpretarse como una invasión, aunque en realidad responde a la escasez de recursos en sus hábitats naturales.
“El cambio climático incrementará las interacciones entre humanos y fauna silvestre. A medida que sequías e incendios forestales se intensifiquen, debemos planificar formas de coexistir con la vida silvestre”, explicó Kendall Calhoun.

La percepción social de estos encuentros varía según el contexto: no está claro si el alza en los reportes responde a un número real de incidentes superior, o a una mayor sensibilidad cuando los recursos humanos escasean. Sin paisajes más resilientes al clima, advierte Calhoun, los conflictos con animales seguirán en aumento.
Soluciones propuestas y relevancia del hallazgo
Expertos proponen estrategias de conservación y gestión sostenible como respuesta. Estudios previos demostraron que la creación de zonas seguras y refugios para la fauna reduce la necesidad de que los animales se desplacen hacia entornos urbanos.
Limitar la extracción de agua de paisajes naturales podría también disminuir los incidentes, al permitir que los animales encuentren en su hábitat los recursos necesarios para sobrevivir.

Calhoun, dedicado al estudio de los efectos de megaincendios y el cambio climático sobre los hábitats animales, subraya que, tras huir del fuego, los animales deben hallar alimento, agua y refugio en zonas compartidas con humanos.
El reto de mejorar la relación entre personas y fauna silvestre adquiere una nueva dimensión en el contexto del cambio climático. La investigación concluye que la implicación comunitaria en la protección del entorno local puede ser decisiva para la conservación de las especies y la reducción de conflictos con la vida silvestre.
En un Estado cada vez más árido, la percepción social y la adaptación comunitaria aparecen como factores clave para disminuir las tensiones entre humanos y animales.