Una comitiva organizada por Morgan Stanley visitó la Argentina la semana pasada, con el objetivo de reunirse con funcionarios y representantes del sector privado, para tener una visión más clara de cara a potenciales inversiones. El roadtrip del gigante de Wall Street tuvo las puertas del Ministerio de Economía, el Banco Central y hasta la representación local del FMI abiertas y, tras contactos de alto nivel, abandonó el país con una mirada optimista aunque con algunos reparos.
Los analistas volcaron las conclusiones de la visita en un informe distribuido entre sus clientes en el que expresaron que, en esta etapa, preferían “un nivel de tipo de cambio que eliminara el déficit de cuenta corriente”, algo que, según su cálculo, podía requerir “una depreciación del 10% al 15%”. Esa observación se vinculó con la convicción de que depender exclusivamente de un superávit financiero para cubrir el desequilibrio externo y acumular reservas podía transformarse en un enfoque vulnerable.
El equipo también afirmó que la operación de manejo de pasivos para los próximos años “estaba en preparación”, y que el objetivo consistía en “limpiar tanto como sea posible los pagos de deuda en dólares de 2026 y 2027 usando una fuente de financiamiento más barata”. En paralelo, destacó que las reuniones reforzaron su percepción de que el Gobierno contaba con capital político para avanzar con reformas laborales y tributarias durante el primer semestre de 2026.
La agenda del viaje incluyó una serie de encuentros políticos y técnicos. La comitiva se reunió con el secretario de Finanzas, Alejandro Lew y con el vicepresidente del Banco Central Vladimir Werning. También mantuvo diálogo con Max Alier, representante del FMI en la Argentina. En el sector privado, el equipo tenía programadas reuniones con el CEO de Amcham, Alejandro Díaz, además de los consultores Alfonso Prat Gay y Marcos Novaro. El informe señaló que esas conversaciones permitieron consolidar una visión ordenada de los elementos centrales de la agenda económica.
Los analistas expresaron que “nos fuimos con un sesgo positivo, optimistas sobre la agenda de reformas y condiciones más estables para el crecimiento”. Ese comentario funcionó como línea rectora del documento, que se estructuró sobre distintos bloques temáticos. El reporte explicó que las reuniones abordaron política económica, política local, incentivos a la inversión, dinámica financiera y la sostenibilidad del régimen cambiario.
Entre los ejes más destacados apareció el análisis sobre la acumulación de reservas. Para Morgan Stanley, un programa de compras de divisas dentro de la banda cambiaria podía convertirse en un pilar para la re-monetización de la economía. El texto sostuvo que las autoridades mostraron intención de iniciar ese programa “dentro de la banda cambiaria”, pero aclaró que ese paso dependía de una disminución previa de los pagos de deuda extranjera en el corto plazo. Esa disminución surgiría de la operación de manejo de pasivos que estaba en evaluación.

El informe también puntualizó que los analistas observaron posibles flujos por cuenta financiera en los próximos meses. Entre ellos mencionaron emisiones corporativas y provinciales, ingresos vinculados a inversión extranjera directa y la reversión parcial de la “reciente y significativa dolarización de portafolios por parte de residentes”. El documento agregó que un entorno de tasas más bajas y mayor estabilidad macro podía favorecer una recuperación del crédito y la actividad, lo que generaría demanda adicional de pesos provistos por el programa de compras de divisas no esterilizado.
Sobre la mecánica operativa del programa, Morgan Stanley indicó que no surgió claridad respecto de la utilidad de anunciar un cronograma preestablecido de intervenciones. El análisis subrayó que la baja liquidez del mercado argentino hacía más probable un enfoque discrecional antes que un esquema rígido de compras. Esa lectura se vinculó con la necesidad de evitar distorsiones en un mercado que todavía transitaba una fase de normalización.
Otro bloque central del informe se dedicó al régimen de bandas cambiarias. Los analistas afirmaron que “los funcionarios parecen seguir favoreciendo el actual sistema de bandas cambiarias”. El documento destacó que el ensanchamiento gradual de la banda representaba la estrategia elegida para avanzar hacia mayor flexibilidad, aunque la flotación plena siguiera como objetivo final. Según los funcionarios consultados, una adopción anticipada de ese esquema podía derivar en escenarios macroeconómicos inestables. Por eso, el Gobierno defendió la necesidad de sostener límites a los movimientos abruptos del tipo de cambio para preservar niveles razonables de previsibilidad.
En el terreno fiscal y legislativo, Morgan Stanley remarcó que el Gobierno priorizaba dos iniciativas en el corto plazo: el Presupuesto 2026 y el proyecto de “presunción de inocencia”, destinado a incentivar que residentes trasladaran tenencias en dólares hacia el sistema financiero local. Según el informe, la iniciativa formaba parte de los requisitos para avanzar en la construcción del esquema de “competencia de monedas” planteado por la administración. Los analistas añadieron que no recibieron detalles específicos sobre los contenidos de las reformas laborales y tributarias, aunque remarcaron que el objetivo general era reducir costos, simplificar estructuras y aliviar cargas sobre empresas que operaban en el país.
El documento insistió en que las reuniones ofrecieron un marco que permitió ordenar los distintos componentes del panorama económico. Los analistas afirmaron que discutieron política económica, política local, incentivos a la inversión extranjera y perspectivas de crecimiento, además de cuestiones vinculadas al funcionamiento del sistema monetario y a la necesidad de fortalecer la estabilidad cambiaria mediante herramientas graduales.