
Chile se prepara para una segunda vuelta presidencial que enfrentará a dos figuras marcadamente opuestas, tanto por su origen como por su visión de país.
El próximo 14 de diciembre, el balotaje reunirá en las urnas a Jeannette Jara, candidata de ascendencia popular y trayectoria en la izquierda progresista, y José Antonio Kast, referente de la derecha dura y promotor de una agenda de orden público inflexible.
Ambos candidatos encarnan propuestas disímiles y cuentan con trayectorias que reflejan la diversidad del Chile actual. Jara se presenta como la mayor exponente del ascenso social y la reforma desde la base, mientras Kast busca capitalizar el deseo de firmeza institucional y valores tradicionales.
Jeannette Jara
Jeannette Jara llega al balotaje respaldada por una amplia coalición de centroizquierda vinculada al gobierno de Gabriel Boric. Con 51 años, su historia personal refleja una realidad común en sectores populares de Santiago. Creció en El Cortijo, al norte de la capital chilena, y pasó gran parte de su infancia con sus abuelos en una vivienda modesta y precaria. Antes de destacarse en el ámbito académico y político, trabajó en labores informales como recolectora de frutas y cajera.
Desde los 14 años forma parte del Partido Comunista (PC), aunque sostiene posiciones críticas respecto al ala ortodoxa: ha manifestado en público su desacuerdo con la visión tradicional del partido sobre regímenes como el cubano o venezolano, declarando que “Venezuela y Cuba no son democracias” y se ha referido al régimen de Nicolás Maduro como una dictadura.
La periodista Alejandra Carmona, autora de su biografía, afirma que Jara “se planta como disidente” dentro del PC.
Durante la universidad, se desempeñó como dirigente estudiantil y completó carreras de administración pública y derecho. Está divorciada y tiene un hijo.
“Por primera vez, después de haber consolidado nuestra vida democrática, una persona que viene de los sectores populares puede llegar a gobernar”, señaló Jara en una entrevista.
Su paso por la función pública alcanzó notoriedad como ministra de Trabajo en la actual administración, donde consiguió implementar la reducción de la semana laboral de 45 a 40 horas y gestionó la reforma del sistema privado de pensiones.
El carisma y la capacidad de convocar diálogo son atributos que sus partidarios enfatizan, aunque personas cercanas han señalado que reacciona con vehemencia cuando se trata de su entorno familiar.
Con un discurso que interpela a la trayectoria de quienes viven del esfuerzo cotidiano, Jara genera empatía en amplios sectores sociales. Constanza Contreras, estudiante universitaria, lo sintetizó tras un acto en Valparaíso: “Es una persona común y corriente, y sabe lo que la gente del pueblo sufre y pasa”.
José Antonio Kast
En el otro extremo del espectro político se encuentra José Antonio Kast, abogado de 59 años y presidente del Partido Republicano, agrupación que fundó en 2019. Es hijo de un inmigrante alemán que, tras la Segunda Guerra Mundial, estableció en Chile una exitosa empresa familiar de embutidos. Su hermano fue ministro durante la dictadura de Augusto Pinochet, figura a la que Kast ha elogiado en distintas ocasiones.
Kast persiste en una estrategia de liderazgo vertical: según la politóloga Javiera González, “no acepta críticas ni disidencias”. Identificado con un estricto credo católico, está casado y tiene nueve hijos. Sus posturas son marcadamente conservadoras: rechaza el aborto, se opone al matrimonio igualitario y promueve un enfoque tradicional en temas de familia. Es miembro del movimiento Schönstatt.
Su discurso electoral enfatiza la seguridad y la migración. Kast propone fortalecer el control policial y aumentar el poder de fuego de las fuerzas del orden, algo que ejemplifica mostrando su propio revólver.
En materia migratoria, ha enfatizado en reiteradas ocasiones su intención de expulsar a extranjeros sin residencia legal.
“Si no lo hacen voluntariamente, los vamos a buscar para deportarlos”, ha advertido en la campaña. Como parte de su agenda, ha visitado países como El Salvador, Italia y Hungría, y sostiene lazos estrechos con figuras conservadoras internacionales, como el líder español Santiago Abascal.
En sus recorridos de campaña, Kast se presenta protegido detrás de vidrios blindados.
En actos públicos, fija una cuenta regresiva para implementar la deportación de inmigrantes indocumentados en caso de llegar al gobierno. Estas propuestas generan apoyos sólidos, pero también inquietud, sobre todo en sectores feministas y progresistas de la sociedad chilena.
“Los derechos que nos puede quitar a las mujeres son muchos”, expresó al respecto Catherine Astudillo, empleada de banca y madre soltera.
(Con información de AFP)