
A principios del siglo XX, las escuelas de Argentina presentaban fuertes diferencias respecto a las actuales. Históricas fotografías brindan un testimonio claro de cómo la educación transformó la vida cotidiana tras la Ley 1420, que consagró el acceso gratuito, laico y obligatorio para todos los niños del país.
Las imágenes conservadas por el Archivo General de la Nación, y compartidas recientemente por Billiken, muestran aulas rurales y urbanas, donde la escuela representaba un espacio de integración y desarrollo. Estas postales reflejan cómo la educación se convirtió en un derecho y en un pilar de la vida nacional.
Las diferencias entre las escuelas de entonces y las actuales resultan evidentes en cada fotografía: de edificios austeros a instituciones más sólidas, el sistema educativo avanzó junto al crecimiento del territorio y la sociedad.

La Ley 1420 marcó un antes y un después para varias generaciones, consolidando valores y objetivos que todavía tienen vigencia.
El impacto de la Ley 1420 en la educación argentina
La promulgación de la Ley 1420 de Educación Común, el 8 de julio de 1884, transformó de raíz el acceso a la educación primaria en Argentina. Según fuentes oficiales, la norma garantizó que la enseñanza fuera gratuita, laica y obligatoria, ampliando el alcance educativo a todos los sectores.
La política fue impulsada durante la presidencia de Julio Argentino Roca, basada en ideas de Domingo Faustino Sarmiento y Juana Manso, quienes vieron en la educación el instrumento clave para el progreso social.

Antes de la sanción de la ley, la mayoría de las escuelas permanecían en manos de instituciones religiosas y atendían principalmente a los hijos de familias de poder adquisitivo alto.
La Ley 1420 quitó ese monopolio y permitió que el Estado asumiera un papel protagónico, creando escuelas públicas en todo el territorio y dejando atrás un modelo excluyente. Esta “revolución cultural” propició la integración de la sociedad y sentó las bases de la Argentina moderna.
Uno de los avances más destacados fue la incorporación de las mujeres en la docencia. El nuevo sistema promovió la formación de las primeras maestras argentinas, quienes ocuparon un lugar inédito tanto en lo social como en lo económico.
La profesionalización docente permitió el desarrollo de carreras pedagógicas y ofreció oportunidades laborales que antes no existían.

Escuelas rurales y expansión territorial
De acuerdo con el Archivo General de la Nación, el Estado nacional impulsó la construcción de escuelas en zonas rurales a principios del siglo XX. Esta iniciativa acompañó el crecimiento del territorio y buscó integrar a regiones alejadas al proyecto nacional.
Mendoza, Formosa y Misiones solicitaron al gobierno el establecimiento de centros educativos para satisfacer las demandas de la población local.
Las primeras edificaciones solían ser muy simples. Muros de adobe, techos de caña y barro, mesas y sillas hechas a mano reflejaban la realidad de cientos de escuelas. Sin embargo, el Estado pronto se abocó a edificar centros sólidos y resistentes, capaces de soportar desastres naturales como los sismos frecuentes en ciertos puntos del país. Los nuevos edificios simbolizaban el avance de la Argentina y la presencia del Estado en cada rincón.
Además de alfabetizar, estas escuelas permitieron integrar y cohesionar comunidades rurales, contribuyendo a un proyecto nacional centralizado en Buenos Aires. La educación se consolidó como una herramienta para promover la unidad y mejorar la calidad de vida.

Diferencias entre el pasado y el presente educativo
El contraste entre aquellas escuelas y las actuales se percibe en recursos, infraestructuras y estilo pedagógico. A comienzos del siglo XX, muchas instituciones carecían de servicios básicos y dependían del esfuerzo colectivo de docentes, familias y comunidades.
El acceso a materiales educativos resultaba limitado y la distancia entre hogares y escuelas suponía un desafío diario para estudiantes y maestros.
Con el tiempo, la inversión pública y las políticas educativas permitieron la evolución del sistema escolar, equipando las instituciones y fortaleciendo el rol social de la educación.
Actualmente, persisten desafíos vinculados a la equidad y la calidad, pero el compromiso asumido por la Ley 1420 sentó las bases para una Argentina donde la educación constituye un derecho universal.
Las fotografías históricas y los documentos oficiales subrayan la importancia del proceso iniciado a fines del siglo XIX y consolidado en el siglo XX. La expansión territorial, la inclusión de las mujeres en la docencia y la transformación de las infraestructuras constituyen hitos de una historia que aún evoluciona.