
Durante años, la presencia de iguanas de cola espinosa en la isla Clarion, ubicada en el remoto Archipiélago de Revillagigedo en el Pacífico mexicano, se atribuyó a la actividad humana.
Un estudio genético reciente, reportado por Smithsonian Magazine, demostró que estos reptiles habitan la isla desde hace aproximadamente 425.000 años, mucho antes de la llegada de los primeros humanos al continente americano. Este descubrimiento redefine el estatus de la especie y obliga a reconsiderar las estrategias de conservación en la región.
El análisis fue liderado por Daniel Mulcahy, biólogo evolutivo del Museo de Historia Natural de Berlín, en colaboración con la Smithsonian Institution. Mediante el estudio del ADN mitocondrial, se compararon iguanas de Clarion con sus parientes continentales y se constató que las dos poblaciones son genéticamente distintas, con una divergencia de más de 400.000 años.
Los resultados señalan que la llegada de estos reptiles, probablemente se produjo de manera natural, sobre una balsa de vegetación flotante, descartando la teoría de una introducción reciente por humanos.

Un cambio en la percepción histórica y ecológica
La investigación incluyó la comparación de muestras genéticas de la isla y del continente. Mulcahy recolectó los primeros materiales genéticos en una expedición conjunta con la Smithsonian Institution hace más de una década.
En ese momento, los resultados no se publicaron. La situación cambió cuando el gobierno mexicano consideró erradicar la especie al catalogarla como invasora. El equipo científico decidió entonces reactivar el análisis genético, cuyos resultados, publicados en octubre de 2025 en la revista Ecology and Evolution, confirmaron la antigüedad y el carácter endémico de las iguanas.
Hasta el nuevo estudio, predominaba la idea de que las iguanas habían sido introducidas por personal militar en los años 70, durante la instalación de una base del ejército mexicano. En esa época también llegaron mamíferos como ovejas, cerdos y conejos, los cuales devastaron la vegetación de cactus nopal.
La falta de registros anteriores de iguanas reforzó la sospecha de un origen exótico. “Todo era especulación sobre su introducción; nadie lo había comprobado”, explicó Mulcahy según Smithsonian Magazine.
El contexto ecológico de Clarion es único. La isla alberga aves, serpientes y lagartos que no existen en otros lugares. Entre sus especies emblemáticas está la pardela de Townsend (Puffinus auricularis), un ave marina cuya población fue diezmada por mamíferos introducidos y hoy se considera “en peligro crítico” según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, con menos de 1.000 ejemplares estimados en libertad. Aunque las ovejas y cerdos fueron eliminados, los conejos persisten y siguen alterando el ecosistema.

Implicaciones para la conservación futura
La revelación sobre la verdadera historia evolutiva de las iguanas de Clarion tiene un impacto inmediato en la gestión ambiental y la conservación de la biodiversidad local. Ahora que se ha demostrado su carácter nativo, los argumentos para erradicar la especie carecen de fundamento.
“Esta investigación es fundamental para conservar algunas de las diversidades más singulares y amenazadas del mundo”, afirmó Rayna Bell, bióloga evolutiva de la Academia de Ciencias de California, en diálogo con Smithsonian Magazine. El equipo de investigación también resaltó que “esta investigación modifica profundamente la comprensión de la ecología de Clarion”, según retomó el mismo medio.
De cara al futuro, los expertos esperan que este descubrimiento impulse una revisión de las políticas de manejo en la isla y fomente una mayor protección para sus especies endémicas. La iguana de cola espinosa queda así reconocida como un emblema de resistencia y adaptación en uno de los ecosistemas más excepcionales de México.