
“El fútbol es el deporte más lindo y más sano del mundo, de eso que no le quepa la menor duda a nadie. Porque se equivoque uno no lo tiene que pagar el fútbol. Yo me equivoqué y pagué. Pero… (la ovación que llena La Bombonera llena la pausa) La pelota no, la pelota no se mancha”. Con los brazos cruzados bajo las axilas, la cabellera revuelta, la casaca con los colores de Boca todavía transpirada después de jugar y sin siquiera haber planificado memorizado una línea, Diego Maradona pronunció uno de los discursos más conmovedores de la historia del fútbol.
Fue el 10 de noviembre de 2001, en su partido despedida como futbolista, en La Bombonera, la casa del club de su corazón, pero en una jornada sin colores. O, mejor dicho, con dos predominantes: el celeste y el blanco. En el lóbulo de su oído izquierdo, brillaba un arito que hoy es objeto de una puja en una subasta con Pelusa como gran protagonista, con otros tesoros del Diez que también representan el sueño de cualquier fanático o coleccionista.
La pieza es parte del remate de un lote referenciado en Maradona que comenzó el 28 de octubre y finalizará el 28 de noviembre. El precio base para el aro asciende a 4.940 dólares.
“Aro usado por Maradona el día de su partido despedida en la Bombonera el 10 de noviembre de 2001. El aro fue un obsequio de Diego Maradona a Daniel Tilger, ex jugador de Nueva Chicago entre otros equipos, en un programa de Simplemente Fútbol conducido por Quique Wolff. Daniel Tilger fue uno de los primeros jugadores en poseer un tatuaje dedicado a Diego Maradona”, reza el detalle que brinda Matchday Auctions, la empresa encargada de la subasta, que incluye, entre otras gemas, la camiseta desgarrada del Barcelona que el astro utilizó en la batalla del Bernabéu”, la histórica final de la Copa del Rey 84 Athletic Bilbao, que terminó en una gresca generalizada y terminó siendo su último encuentro en el conjunto culé.
Tilger, clase 70, delantero surgido de Boca, pero con pocas oportunidades en La Ribera, terminó edificando una importante carrera primero en Colombia, donde vistió las camisetas de ocho clubes; y luego de regreso en Argentina, donde actuó en Unión de Santa Fe, Argentinos Juniors, Nueva Chicago, Lanús y Tiro Federal, entre otras instituciones.
El vínculo con Pelusa surgió, precisamente, por su fanatismo por el ex capitán de la Selección, trasladado a su piel en el tatuaje destacado por la casa de subastas. También a sus festejos en los goles en el Tatengue: se levantaba la casaca para mostrar una foto del mítico enganche. Uno de ellos, el viernes 27 de mayo de 2000, fue ante River en el Monumental, de tiro libre, para batir a Roberto Bonano. Una huella en el cemento para el memorioso Maradona.

“Para el día de mi cumpleaños nos pusimos todos borrachos en casa. Vino mi señora y me dijo que me estaban esperando en un auto negro. Salí y era Nery Pumpido, quien me dijo ‘mirá que te van a saludar’. Ahí me saludó Diego, me dijo que me quería ver, él estaba en Cuba», fue el regalo inolvidable que recibió. Y la semilla de una relación.
En realidad, el arito pasó de oído en oído en una celebración del citado programa. Así lo narró el atacante en una entrevista con Sergio Goycochea en DSports Radio: “Él cuando me veía, me abrazaba, me daba un beso. En una fiesta de ESPN estábamos varios jugadores y ninguno teníamos foto. Entonces le pedí a Guillermo Coppola que le dijera. Cuando me vio, me dio un beso. Y cuando se va, se da vuelta y me dice ‘te quiero mucho, pero te amo, eh’. Y se sacó el aro y me lo dio. Eran esos abrazos de padre, que te aprietan. Me hubiese gustado dárselo en el último tiempo, me quedé con ganas de un último abrazo”.
El arito no fue el único obsequio que le dio Maradona. «Me invitó a su cumpleaños un tiempo después de mi primer contacto, me llamó Claudia (Villafañe), pero el tema era decirle a Nery que me habían invitado. Me dejó ir, ¿te imaginas cuando llegué? El menos conocido era el presidente de Argentina. Estaban todos, Las Leonas, los de la Selección. Yo veía que a unos grandotes los saludaban que estaban sentados conmigo y pregunté quiénes eran, yo no sabía, hacía poco estaba acá, eran los Piojos. Me felicitaban por el gol. Cuando viene el gordo… Me dijo ‘a vos te quiero mucho’. Me llevó a la mesa de él, me felicitó el papá por el gol a River. ‘Arruinaste a las gallinas, me decía su papá», narró en diálogo con LT10 hace cinco años.
“Después fui a seis cumpleaños más de Maradona, siempre él me mandaba saludos, me llamaba. Tuvimos esa amistad, el fútbol te da esa posibilidad”, completó. En una de esas fiestas aniversario, a la que concurrió con Nicolás Frutos, se llevó como souvenir la remera gris que usó el homenajeado y también es parte del paquete de joyas de la subasta, que confirma que, como la pelota, la memoria no se mancha.
