En el corazón de la provincia de Mendoza, donde la montaña marca el pulso del paisaje y del turismo, un grupo reducido de voluntarios sostiene una tarea constante y sin estridencias: eliminar las huellas del vandalismo ambiental y recuperar espacios naturales afectados por pintadas, basura y abandono. Desde hace tres años, la Fundación Pro Montaña lleva adelante intervenciones que apuntan a restaurar sectores de alto valor ecológico y cultural en distintas zonas.

La próxima acción se desplegará en la Ruta Provincial 52, el antiguo camino que conecta la Reserva Villavicencio con Uspallata, en plena cordillera. Allí, integrantes de la organización pondrán en marcha una nueva jornada del operativo “Que sea montaña”, con el que buscan recuperar el aspecto original de los senderos andinos y fomentar el respeto por el entorno natural. No es un operativo más: se trata de una ruta histórica que atraviesa un área protegida y forma parte del patrimonio de la región.

Cada jornada implica trasladar agua, arena, equipos de hidroarenado, productos especiales para remover pinturas sin dañar la roca y soportar largas horas de actividad física en altura.

El equipo llega a zonas donde no lo hacen las cuadrillas oficiales. No solo limpian: también concientizan. Desde su creación, la fundación intervino en lugares tan diversos como el Cerro de la Gloria, plazas céntricas y zonas arqueológicas protegidas.

La Fundación Pro Montaña realiza operativos de limpieza en sitios naturales afectados por vandalismo en Mendoza

En diálogo con el programa “Tenés que saberlo”, por Radio Pos 92.1, el presidente de la fundación, Claudio Mellimaci, repasó los orígenes de la iniciativa y el trasfondo personal que la impulsó: “La Fundación Pro Montaña nace hace poco más de tres años. Yo antes lo hacía en silencio, hice la fundación para poder tener un marco legal y poder juntar fondos para hacer esto que no es barato”, explicó. Luego agregó: “Tiene que ver con mi vida personal, un punto de inflexión: me dio un infarto, la pandemia me llevó todo, tenía dos empresas. Como vi que ya no iba a ser ni millonario ni nada, decidí ser feliz”.

La fundación también intervino en sitios como la Cascada de los Berros, un sendero ubicado frente a la central hidroeléctrica Álvarez Condarco, donde Mellimaci asegura haber bajado más de media tonelada de basura. “Yo limpié las pintadas que había ahí y levanté toda la basura. Cuando digo yo, es con mi familia, después con mi grupo de running”, detalló.

La acción ciudadana se potencia con pequeños gestos. Hace unas semanas, un joven registró en video a una pareja que rayaba rocas en Potrerillos. Las imágenes se viralizaron y, días después, fue la Fundación Pro Montaña quien quitó los grafitis. Mellimaci opinó sobre el episodio: “Metieron la gamba, listo, les tocó a ellos. Pero bueno, obviamente que está recontra capitalizado hoy día y con toda la sinergia de los medios”.

El impacto del vandalismo en zonas naturales va más allá de lo visual. En lugares como el Cerro El Tunduqueral, los grafitis afectaron petroglifos prehispánicos de valor arqueológico. Cada intervención sobre las rocas genera erosiones que modifican estructuras geológicas formadas durante siglos. Además, los productos utilizados para pintar, como aerosoles o solventes, se filtran en el suelo, afectando líquenes, microorganismos y vegetación autóctona.

El equipo utiliza herramientas especializadas para remover pintura sin dañar las formaciones rocosas

Limpiar estas marcas requiere tiempo y conocimiento técnico. Algunos colores son particularmente difíciles de remover. “Los colores más aguerridos de sacar son los violáceos. No sé por qué. El más fácil es el amarillo, siendo un color primario. Igual todos cuestan”, explicó Mellimaci. Y añadió, entre risas: “Ni hablar de todas las banderas de Boca que he sacado. Soy bostero, pero no me pinten más la montaña con Boca que cuesta sacarla”.

Para Mellimaci, la conciencia ambiental también se puede fortalecer con herramientas cotidianas. “Lo que hizo este pibe la semana pasada fue prevención ambiental”, señaló sobre el joven que filmó el acto vandálico. “Vos salís a la calle y te podés olvidar la plata, lo que sea, pero el celular no te lo olvidás en tu casa. Con ese mismo celular, denunciás con una imagen, con un video y llamando al 911, el daño a la naturaleza”, sostuvo. Y agregó un ejemplo claro: “Ves un camión que está derramando seis metros cúbicos de basura al costado del acceso, le sacás una foto, le hacés un video sin exponerte, lo subís y ese camión tiene un dominio. Este dominio tiene un dueño y ese dueño va a tener que dar explicaciones”.

También hizo referencia a otras formas de contaminación, como la auditiva. “Un caso puntualísimo son las motos con sus escapes modificados. Yo tengo una familia donde tenemos chicos autistas y los matan. Cuando pasa uno de estos locos en la 110 con el escape ese, se revientan la cabeza contra el parabrisas porque no soportan el ruido”, señaló.

En las inmediaciones del Gran Mendoza, Mellimaci enumeró varias opciones de senderismo gratuitas: el Cerro Arco para quienes viven en Las Heras, los caminos de Chacras de Coria para residentes de Godoy Cruz o Luján, y el Parque Deportivo de Montaña, un espacio que calificó como “el único que está organizado”. En sus palabras: “Sale más barato ir al sendero que ir al psicólogo, al psiquiatra o tomar pastillas para la presión. Calzate las zapatillas y veníte a transpirar. Lo tenés para ser gratis, no tenés que pagar cuota, ingreso, nada”.