
En medio de la incertidumbre electoral y la suba de las tasas de interés que encareció los créditos, el sector de la construcción cerró octubre con señales mixtas, al registrar una disminución mensual en el volumen de productos vendidos al mercado privado, aunque se ubicó por encima de los niveles del año anterior.
El Índice Construya (IC) reveló una caída mensual desestacionalizada de 2,21% en las ventas de empresas líderes del rubro, pero el indicador se mantuvo 10,1% arriba en la comparación interanual. Así, el acumulado entre enero y octubre mostró un incremento de 7,2% respecto al mismo lapso del año pasado.
El Índice Construya, referencia para el comportamiento del sector, sigue la evolución de los volúmenes despachados de materiales clave, como ladrillos cerámicos, cemento portland, cal, aceros largos, carpintería de aluminio, adhesivos, pastinas, pinturas impermeabilizantes, sanitarios, calderas, sistemas de calefacción, grifería, productos para agua y gas, pisos, revestimientos cerámicos y materiales eléctricos y electrónicos.

Desde el Grupo Construya admitieron que en los últimos meses, la volatilidad financiera impactó en las decisiones de inversión y aplazó proyectos tanto en el mercado interno como en desarrollos inmobiliarios y privados.
Señalaron que una disminución sostenida de la percepción de riesgo y una baja en el costo del dinero podrían cambiar el panorama e impulsar una mayor inversión en el sector.
Vale recordar que en agosto de 2025, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) reportó una suba de 0,4% en su Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) respecto al mismo mes del año anterior, y el acumulado de los primeros ocho meses de 2025 marcó un alza de 8% en comparación con igual periodo de 2024.
Al observar variaciones más recientes, el índice desestacionalizado de agosto subió 0,5% frente a julio, pero el indicador tendencia-ciclo se redujo 1%, lo que pone en evidencia la persistencia de la inestabilidad en el sector.
De todos modos, dentro del panorama general, la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) semanas atrás encendió señales de advertencia al calificar como crítica la coyuntura de la actividad.
La entidad resaltó la incidencia negativa del freno en la obra pública y la baja inversión estatal, dos factores que históricamente han sido motores para la construcción y el empleo.
Directivos y socios de la CAMARCO advirtieron que la recesión estimada para el segundo semestre sumó obstáculos a los ya existentes, complicando el repunte del ramo y poniendo en riesgo la continuidad de proyectos y fuentes de trabajo asociadas al rubro.
Al mismo tiempo, en la entidad remarcaron la caída en los principales indicadores y manifestaron altos niveles de preocupación sobre la posibilidad de revertir la coyuntura de corto plazo.
La demanda interna de materiales logró sostener las cifras agregadas del año, a pesar del retroceso de la inversión pública.

Esta situación refleja el protagonismo de los desarrollos privados y particulares en el sostenimiento de la actividad, mientras persisten interrogantes sobre el ritmo de obras estatales y el futuro de grandes emprendimientos de infraestructura.
Una eventual mejora en la estabilidad macroeconómica y financiera podría motivar nuevas inversiones privadas y dinamizar tanto la compra de materiales como el inicio de obras inmobiliarias y de infraestructura. El sector espera que este marco de mejoras contribuya a recuperar la confianza, reducir incertidumbre y crear condiciones para el crecimiento.
El desempeño de la construcción se mantiene así sujeto a la evolución de la demanda de materiales, el acceso al crédito, y las definiciones pendientes en políticas públicas, que serán determinantes para la cadena de valor del sector y para las perspectivas de empleo en los meses venideros.