La seguridad vial en México enfrenta un reto cada vez mayor debido al crecimiento constante del parque vehicular y la permanencia de conductas de riesgo al volante. Obtener una licencia de conducir representa mucho más que cumplir con un trámite administrativo: significa asumir la responsabilidad de proteger la vida propia y la de quienes transitan diariamente por las calles y carreteras del país.
La Organización Mundial de la Salud estima que cerca de 1.19 millones de personas pierden la vida cada año en accidentes de tránsito a nivel global, una cifra que resalta la urgencia de fortalecer la cultura vial en todos los niveles.
En el país, de acuerdo con datos oficiales, ocho de cada diez accidentes están vinculados a comportamientos inadecuados de los conductores. Este dato revela que la seguridad en las calles no depende únicamente de la infraestructura o de la existencia de normas, sino de la formación y el compromiso de quienes manejan.
¿Dónde obtener la licencia de manejo?
Contar con una licencia de manejo significa que la persona ha acreditado conocimientos y habilidades para circular con seguridad y respeto. Sin embargo, obtener este documento sin la preparación adecuada puede transformar un derecho individual en un riesgo colectivo. Por ello, surge la pregunta: ¿dónde es conveniente formarse para obtener una licencia?
La opción más segura consiste en acudir a escuelas y centros de evaluación certificados, donde los instructores cuentan con formación avalada, los vehículos están debidamente asegurados y los programas combinan teoría y práctica de manera equilibrada.
Bajo esta premisa, surgen alternativas como los centros de evaluación certificados, que extienden sus servicios más allá del trámite convencional y enfocan sus esfuerzos en la capacitación responsable. Por ejemplo, El Centro Evaluador Italika, que contribuye a fortalecer una movilidad responsable al ofrecer evaluaciones teóricas y prácticas basadas en estándares oficiales que promueven una conducción segura y consciente.
Según información proporcionada por la empresa, estos procesos no solo validan los conocimientos necesarios para manejar, sino que también destacan la importancia de incorporar el uso de equipo de protección, revisar el estado de la motocicleta y ejecutar maniobras adecuadas en diferentes entornos.
Vulnerabilidad y cultura vial: el caso de los motociclistas
La seguridad vial implica un desafío aún mayor para los motociclistas, quienes conforman uno de los grupos más vulnerables en la vía pública. Cifras de la Organización Panamericana de la Salud evidencian que casi la mitad (49%) de las personas fallecidas en accidentes de tránsito son peatones, ciclistas y motociclistas. Ante este escenario, la adecuada acreditación, el uso constante de equipo de protección y un enfoque educativo específico resultan fundamentales para reducir riesgos y generar un entorno más seguro para todas las personas en la vía.
Desde la visión del Centro Evaluador Italika, “Una ciudad más segura no se logra señalando errores, sino construyendo hábitos colectivos: respetar los límites de velocidad, mantener luces encendidas, usar casco certificado, ceder el paso y evitar distracciones. Cada acción responsable suma y protege”.