
El día de las elecciones, el entonces jefe de Gabinete tenía la certeza de que no iba a continuar en el Gobierno. Guillermo Francos se preparó ese domingo para llevar adelante su última tarea, en medio de las especulaciones que ya señalaban a Manuel Adorni como su sucesor.
El funcionario se dirigió temprano al centro de cómputos montado en la sede del Correo Argentino, ubicada en el barrio porteño de Barracas, pero no estaba vestido con traje, sino con ropa de casa, ya que no pensaba cumplir ningún acto protocolar.
Su idea era estar en ese lugar hasta que hubiera datos consolidados y posteriormente dirigirse al búnker de La Libertad Avanza, en el Hotel Libertador, donde se esperaba que hubiera una reunión de la cúpula nacional para definir el futuro de la administración.
Estuvo acompañado por quien seguía siendo el ministro del Interior, Lisandro Catalán, y la directora nacional electoral, María Luz Alegría Landivar, quienes serían los encargados de transmitir las primeras cifras del escrutinio provisorio.
Por eso, lo tomó por sorpresa cuando el presidente Javier Milei lo llamó, justo cuando se estaba yendo del centro de cómputos, para pedirle que fuera él quien anunciara la victoria del oficialismo, que ganó incluso en la provincia de Buenos Aires.

Hasta ese entonces, Francos pensaba que ya estaba definido que sería reemplazado por Adorni, mientras que el asesor, Santiago Caputo, se quedaría con el Ministerio del Interior, para de esa manera equilibrar el poder en el “triángulo de hierro”.
La decisión de ese domingo fue interpretada por el jefe de Gabinete como una ratificación en su cargo, que se intensificó cuando el mandatario también le encomendó, días más tarde, que organizara el encuentro con los gobernadores.
El hombre, de 76 años, ya venía teniendo presiones no solo internas, de otros sectores del Gobierno que cuestionaban su continuidad, sino también de su propia familia, que le pedía que diera un paso al costado para empezar a disfrutar el tiempo con su esposa e hijo, que recién está en edad escolar.
Sin embargo, esta tranquilidad duró poco, ya que esa misma semana volvieron a circular los rumores sobre cambios en la estructura del Poder Ejecutivo, que lo ubicaban afuera del organigrama.
Ante esta incertidumbre, el jueves pasado el funcionario le pidió a Milei una reunión para aclarar las cosas y saber si el Presidente lo iba a tener en cuenta para esta segunda etapa de su gestión, pero no recibió una definición.

El viernes, y a pesar de haber sido uno de los principales actores en el reencuentro entre el líder libertario y Mauricio Macri, el jefe de Gabinete no fue invitado a la cena que los dos referentes políticos mantuvieron en la Quinta de Olivos.
En paralelo, comenzó a leer varias notas que insistían con los trascendidos de que iba a ser expulsado del Gobierno, por lo que ya entrada la noche tomó la decisión de dejar el cargo, para que el mandatario nacional pudiera comenzar a reorganizar a su equipo.
“Ante los persistentes trascendidos sobre modificaciones en el Gabinete Nacional, me dirijo a Usted con el objeto de presentarle mi renuncia al cargo de Jefe de Gabinete de Ministros, para que pueda afrontar sin condicionamientos la etapa de gobierno que se inicia luego de las elecciones nacionales del pasado 26 de octubre”, escribió el ya saliente funcionario.
Y agregó: “Por extraña coincidencia, mi primer acto como Ministro del Interior y mi último como Jefe de Gabinete fueron reunir a los Gobernadores de las Provincias con el Poder Ejecutivo Nacional con el objeto de encontrar mecanismos de diálogo y generación de consensos, imprescindibles para avanzar en las reformas estructurales que la Argentina necesita”.

Ya el lunes, Francos no participó de la reunión de Gabinete en la Casa Rosada, en la que sí estuvo Adorni, y varios de los empleados que trabajan con él empezaron a recoger sus cosas para dejarles el puesto a sus sucesores.
El hasta ahora vocero pidió tener la misma oficina que su antecesor, aunque ésta se encuentra en el Ministerio del Interior, en el que asumirá en los próximos días Diago Santilli, por lo que ambos deben organizarse para saber dónde van a estar.
Por su parte, si bien nuevamente circuló que a Francos podrían ofrecerle alguna embajada -en Londres o en Zúrich-, no está claro si aceptaría y otra opción que maneja es regresar a la actividad privada.
El desplazado funcionario visitará este martes por última vez Balcarce 50 junto a Catalán para reunirse con sus sucesores, Adorni y Santilli, respectivamente, y hacer el traspaso de sus áreas. El encuentro será por la mañana.