Robin Brooks, chief economist of the Institute of International Finance (IIF), pauses while speaking during the IIF Mexico Economic Forum in Mexico City, Mexico, on Wednesday, Sept. 12, 2018. The event, hosted by Banorte, brings together chief economists, country risk managers, and investors to discuss the prospects in Mexico and Latin America amid a changing political landscape, growing global trade tensions, and the implications for EM of monetary policy normalization in the G-3. Photographer: Alicia Vera/Bloomberg

El economista Robin Brooks advirtió que contener el dólar ayudó a Milei a ganar las elecciones, pero produjo la mayor fuga de capitales en más de 20 años

Las fugas de capital “nunca se revierten” y la más reciente, previa a las elecciones legislativas en las que el domingo pasado se impuso el gobierno de Javier Milei, fue la mayor en más de 20 años, eclipsando incluso la que se produjo en 2019, durante el gobierno de Mauricio Macri, advirtió en un texto que publicó Brooks, economista de la Brookings Institution, un think tank bipartidario de Washington, uno de los más tradicionales de la capital norteamericana.

“La decisión de mantener la fijación del dólar ayudó a que a Milei le vaya bien en las elecciones hace una semana. Pero la decisión se produce a un costo enorme para la Argentina. Eso se debe a que el peso está sustancialmente sobrevaluado, lo que significa que la incertidumbre creada por la elección inevitablemente causó una masiva fuga de capitales a medida que las familias se apuraron a convertir sus ahorros en moneda fuerte. La historia enseña que estas fugas de capital nunca se revierten. Una vez que estos ahorros dejan el país, están perdidos para la Argentina. Los meses que llevaron a la elección del domingo pasado vieron la más grande fuga de capitales en más de 20 años”, afirma Brooks, un firme y repetido crítico de la política cambiaria del gobierno de Milei.

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Brooks, que antes de incorporarse como analista de la Brookings fue economista jefe del Instituto Internacional de Finanzas, el lobby de los grandes bancos y entidades financieras privadas internacionales, y antes aún fue analista en Wall Street y economista en el Fondo Monetario Internacional, acompañó su advertencia con gráficos elaborados en base a datos del Banco Central que -a su juicio- describen una enorme fuga de capitales a partir de la segunda mitad de agosto.

El primer gráfico del informe, explica Brooks, es una suerte de proxy de la fuga de capitales elaborada a partir de datos publicados el viernes por el BCRA, en su mensual reporte sobre bancos. La fuga de capitales en septiembre, dice, “parece haber eclipsado la de agosto de 201”, cuando el resultado de las elecciones “Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias” (PASO) en las que la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner se impuso por amplísimo margen, “significaron el final del presidente Macri”.

Brooks destaca dos aspectos en particular. En primer lugar que “cuando todo el polvo se asiente” el reciente episodio de fuga probablemente tenga consecuencias peores que el de 2019. “No lo sabemos con seguridad, porque no temenos los datos de octubre, pero es altamente probable”, afirma.

El segundo aspecto que destaca es que si se hubiera dejado flotar el peso antes de la elección, la fuga de capitales se hubiera detenido, porque no hubiera habido devaluación por delante de las cual las familias se quisieran cubrir.

Por eso, afirma, “la fuga de capitales es así una consecuencia directa de la decisión de pegarse al dólar por razones políticas”.

El economista reconoce que hay una “obvia pregunta” acerca de cuán bien sus cálculos de fuga se corresponden con los datos de fuga de los informes trimestrales de balanza de pagos.

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Al respecto, en un segundo gráfico (ver arriba) muestra en una línea azul la suma de los datos trimestrales del primer gráfico de su posteo. Y en una línea negra datos “mucho más precisos” de informes trimestrales de la balanza de pagos argentina, que suman las salidas directas de fondos (excluyendo utilidades reinvertidas), la cartera de activos externos y “errores y omisiones”, y que a su juicio captura mejor lo que está sucediendo.

La conclusión de Brooks es que la “casi patológica fijación argentina con fijar el valor del dólar es una enorme distracción”, en el sentido que aleja al país de aplicar políticas correctas. “También -concluye- hambrea al país de capital, que es lo opuesto a lo que el país necesita”.

Brookings ha sido un insistente crítico de la política cambiaria oficial, que incluso provocó la reacción del ministro de Economía, Luis Caputo que cierta vez, ante la descripción del economista como “gurú”, observó que si Brooks fuera de verdad un “gurú” estaría haciendo fortunas en Wall Street y no haciendo críticas por escrito a la política económica del gobierno.

Pero lo cierto es que Brooks también trabajó en Wall Street, aunque más en un rol analítico que de estratega de bonos o monedas. Aunque más coyuntural, su observación de este domingo sobre la fuga de capitales está en línea con otra de Steve Hanke, de quien también este domingo al Financial Times reportó que tuvo reuniones con funcionarios del gobierno de Trump a los que proveyó asesoramiento sobre dolarización. En un arco de tiempo mucho más amplio, Hanke precisó al diario británico que desde 1995 la Argentina sufrió una fuga de capitales de 238.000 millones de dólares.