La capacidad de evaluar pruebas y modificar creencias ante nueva información fue considerada como una habilidad exclusiva de los seres humanos.
Ahora, científicos de varias instituciones de Europa y de los Estados Unidos descubrieron que los chimpancés no solo forman creencias sobre su entorno, sino que también las cambian según la fuerza de los indicios.
Publicaron el estudio en la revista Science de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS).

En una serie de experimentos realizados en el santuario de chimpancés de Ngamba Island, en Uganda, los investigadores documentaron cómo esos primates distinguen entre diferentes tipos de evidencia y ajustan sus decisiones en función de la solidez de la información disponible.
Kristin Andrews, filósofa de la City University of New York especializada en cognición animal, destacó la relevancia de estos hallazgos: “Es muy emocionante reconocer que compartimos el planeta con otros seres intensamente inteligentes”.
Esta observación refuerza la idea de que los chimpancés poseen una sofisticación cognitiva que se acerca a la humana.
Evaluación racional de pruebas en chimpancés

El estudio fue liderado por Jan Engelmann, psicólogo comparativo de la Universidad de California, Berkeley.
Consistió en una serie de pruebas en las que los chimpancés debían elegir entre dos cajas, cada una con diferentes indicios sobre la presencia de comida.
En la primera prueba, una caja permitía ver un trozo de manzana a través de un panel de vidrio, mientras que la otra solo emitía un sonido al agitarla, señal de que contenía un objeto, pero sin evidencia visual directa.
Los chimpancés que primero vieron la caja con el panel de vidrio optaron por ella y mantuvieron su elección incluso cuando se les ofreció cambiar a la caja que solo hacía ruido.
En cambio, aquellos que inicialmente eligieron la caja ruidosa cambiaron de decisión al observar la evidencia visual más contundente de la otra caja.

Christopher Krupenye, investigador en cognición animal de la Universidad Johns Hopkins, subrayó el avance que representa este trabajo en la revista Science: “El estudio es elegante y exhaustivo, y marca un hito en la cuestión de si los humanos somos únicos en nuestra capacidad de sopesar racionalmente la evidencia”.
Añadió que los resultados “avanzan mucho en la sugerencia de que los chimpancés podrían tener una capacidad genuina de reflexión activa”.
Los experimentos posteriores profundizaron en la complejidad del razonamiento de los chimpancés.
En una variante, los animales solo podían ver rastros de comida detrás de una de las cajas, mientras que la otra, al agitarse, producía un sonido más convincente.
En este caso, los chimpancés prefirieron la caja ruidosa y cambiaron su elección si primero habían visto la evidencia más débil.
Andrews valoró especialmente este resultado: “Obtener esta evidencia tan clara de que los animales revisan sus creencias es muy emocionante”.
Explicó que el hecho de que los chimpancés cambiaran de elección demuestra su confianza en el tipo de información recibida y su capacidad para jerarquizar la evidencia: primero la visual directa, luego la auditiva y, finalmente, los indicios menos claros.
Suzanne MacDonald, psicóloga comparativa de la Universidad de York, resaltó que “es la primera investigación en mostrar que los chimpancés no solo sopesan la evidencia para formar sus creencias sobre el mundo, sino que modifican esas creencias según la solidez de la evidencia”. Consideró que el comportamiento de los chimpancés es “realmente asombroso”.
Engaños y cambios de decisión

La investigación también exploró la reacción de los chimpancés ante pruebas manipuladas.
Cuando se les mostró una caja con un supuesto panel de vidrio que en realidad era solo una imagen de una manzana, los animales cambiaron su elección a la otra caja al descubrir el engaño.
En otra prueba, los chimpancés inicialmente eligieron la caja con la manzana visible, pero cambiaron de preferencia al escuchar que se introducía una segunda pieza de manzana en la otra caja.

Brian Hare, antropólogo evolutivo de la Universidad de Duke, señaló la importancia de extender estas pruebas a otras especies para determinar en qué punto de la evolución humana surgieron estas capacidades. “El siguiente paso será probar esta habilidad en otras especies”, dijo Hare.
En tanto, Andrews añadió que adaptar la tarea a otros animales requerirá considerar qué tipo de evidencia es más relevante para cada especie, como el olfato en los perros.
El trabajo en santuarios, y no en laboratorios también fue destacado como un modelo para la investigación ética y el bienestar animal. “Existe una forma de hacer ciencia en la que todos ganan”, remarcó.