
El concurso internacional Wildlife Photographer of the Year destacó la restauración ecológica en Corrientes y el papel de la imagen científica para inspirar nuevas acciones en favor de la naturaleza. El reconocimiento internacional obtenido por Sebastián Navajas (28), fotógrafo correntino, situó la recuperación del yaguareté en los Esteros del Iberá en el centro de la escena global.
10 de sus imágenes, que documentan el proceso de reintroducción de esta especie emblemática, fueron seleccionadas para la ronda final del concurso que organiza el Museo de Historia Natural de Londres. El certamen, considerado el más prestigioso en fotografía de naturaleza, recibió más de 60.000 postulaciones de todo el mundo en su edición 2025.
El Wildlife Photographer of the Year se reconoce a nivel global como el “Oscar” de la fotografía de vida silvestre. Fotógrafos de todos los continentes participan cada año, aspirando a que sus imágenes sean seleccionadas entre las cien premiadas y exhibidas internacionalmente.

El proceso de selección es riguroso y exige excelencia tanto técnica como artística, valorando también la historia y el impacto de cada imagen. Según relató Navajas en diálogo con Infobae, “el jurado en Londres observó y comprendió la historia que hay detrás de estos animales, la esperanza que representa el regreso de un depredador a un ecosistema como Iberá y la importancia ecológica de este hecho”.

La trayectoria de Sebastián Navajas está marcada por su conexión directa con la naturaleza y la conservación. Creció en Gobernador Virasoro, Corrientes, e inició en la fotografía a partir de la observación de aves, para luego estudiar Ciencias Biológicas en la Universidad de Buenos Aires. Durante tres años trabajó como creador de contenido y responsable de la cobertura fotográfica y audiovisual en los proyectos de Fundación Rewilding Argentina en Iberá.
Desde principios de 2025, Navajas se desempeña como fotógrafo y realizador independiente enfocado en documentales de naturaleza, y fundó Yetapá Studios, productora dedicada a la comunicación estratégica de proyectos científicos y de conservación.

Su objetivo, afirmó, es “crear piezas visuales auténticas que conecten a las personas con la naturaleza, muestren el trabajo de quienes están generando cambios e inspiren acción mediante historias esperanzadoras”.
Proyecto de reintroducción del yaguareté y restauración ecológica

El proyecto liderado por Fundación Rewilding Argentina constituye uno de los mayores esfuerzos de restauración ecológica en Sudamérica. Cuando Sebastián se sumó al equipo, la población reintroducida apenas contaba con tres ejemplares liberados; actualmente, el número supera los 40 individuos.
El proceso incluyó hitos decisivos como los primeros nacimientos en libertad, momentos que el fotógrafo describió como un punto de inflexión. “La población reintroducida se adaptó, los animales viven en estado silvestre, se reproducen y son capaces de sacar adelante a sus crías”, explicó.

La labor de Rewilding Argentina abarcó la creación y ampliación de áreas protegidas, la eliminación de amenazas y la colaboración con gobiernos y comunidades locales. El regreso del yaguareté como gran depredador se considera un factor clave para restaurar el equilibrio ecológico y regular las poblaciones de herbívoros, restableciendo procesos naturales interrumpidos por su extinción.
Según la Fundación Rewilding Argentina, esta recuperación del depredador podría favorecer la salud del ecosistema y aumentar la capacidad de captura de carbono en los humedales del Iberá, contribuyendo de forma indirecta a la mitigación del cambio climático.
Las imágenes de Navajas no solo capturan la majestuosidad del yaguareté, sino también los desafíos técnicos y humanos involucrados: anestesias, traslados internacionales y monitoreos, así como momentos efímeros en el terreno. El fotógrafo señaló que muchas de las tomas exigieron semanas de espera y una integración dedicada con los equipos científicos y veterinarios, con prioridad absoluta en el bienestar animal y la no interferencia en procedimientos críticos.

El impacto de este reconocimiento trasciende lo individual. Para Navajas, la principal relevancia radica en la visibilidad alcanzada por el proyecto de reintroducción y la especie. “Lo importante es que no pone el foco en mis fotos, sino en los yaguaretés, Iberá y el proyecto tan valioso de recuperar la especie en los Esteros del Iberá”, señaló.
Asimismo, destacó el rol estratégico de la fotografía de naturaleza como herramienta de transformación. “La fotografía tiene un poder enorme para cambiar a las personas, modificar actitudes y promover acciones en favor de la conservación”, sostuvo.

Proyección internacional y modelo de restauración
El modelo impulsado en Iberá se consolidó como referencia para otros países de la cuenca del Paraná. Existen alianzas internacionales activas en Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, que buscan replicar los logros del Iberá.
La iniciativa “Jaguar Rivers” es un ejemplo de enfoque colaborativo: integra la creación de áreas protegidas, la restauración de ecosistemas y el desarrollo de economías regenerativas con base en el turismo de naturaleza y la observación de fauna. Este círculo virtuoso permite que las comunidades locales prosperen junto a la biodiversidad recuperada, transformando la naturaleza en motor de desarrollo sostenible.

Corrientes, con los Esteros del Iberá como epicentro, se consolida como modelo de restauración ecológica y turismo de naturaleza. El humedal, el segundo más grande del mundo, alberga especies reintroducidas como el guacamayo rojo, el oso hormiguero gigante y el venado de las pampas, además de otras que lograron recuperar sus poblaciones gracias a la protección del área.
La abundancia y mansedumbre de la fauna convierten a Iberá en destino privilegiado para naturalistas y fotógrafos, y en ejemplo de cómo la conservación genera oportunidades económicas y sociales para las comunidades.

En esta edición, el máximo galardón fue para el sudafricano Wim van den Heever, por la imagen titulada “Ghost Town Visitor”, que retrata a una hiena parda entre las ruinas de la ciudad minera abandonada de Kolmanskop, Namibia. La fotografía fue elegida como la mejor del año por la fuerza de su mensaje sobre la convivencia entre la fauna y los espacios humanos abandonados.
El Wildlife Photographer of the Year fue creado en 1965 por la revista BBC Wildlife y actualmente es organizado por el Museo de Historia Natural de Londres. Cada año, sus cien imágenes ganadoras se exhiben en la capital británica antes de iniciar una gira internacional por más de 20 países.