“En un momento pensé: ‘¿A quién le importa que yo reescriba ese cuento? Pero si quien lo hace es la Inteligencia Artificial…’» Ariel Magnus ahora está sentado en un bar de Almagro, ciudad de Buenos Aires, en un rato va a señalar lo poco que rinden sus euros en este país, un poco se ríe, un poco se divierte, un poco está preocupado por lo que acaba de hacer.

El hombre es autor de muchos títulos, como Un chino en bicicleta, La abuela, Doble vida y, últimamente, Nazis y judíos. Pero, también, ahora es coautor de Soy la peste, un relato que firma… con ChatGPT. “Todos lo usamos”, va a decir enseguida. Y, ya que es así, el libro incluye el diálogo en el que imagina el relato con la Inteligencia Artificial y hasta una carta de despedida como escritor, ya que es el turno de esta tecnología que, le dice el Ariel del libro a su interlocutora, será mejor que cualquier humano.

Eso, firmar un libro con la Inteligencia Artificial, es lo que acaba de hacer. Pero, como ya sabemos, hay que tener cuidado porque el Ariel Magnus que es un personaje del libro tal vez no sea idéntico al Ariel Magnus que está sentado charlando en el bar de Almagro, que es escritor y traductor, que vive en Berlín.

Entonces, vamos desde el principio. La editorial Interzona acaba de publicar Soy la peste, de Ariel Magnus y ChatGPT, un relato de la vida de François de Bassompierre que ya escribieron J.W. Goethe y también Hugo von Hofmannsthal. A Magnus se lo dieron, hace años, para traducir. Y se quedó con las ganas de buscarle otra vuelta. Cada vez que le volvían las ganas se preguntaba lo del comienzo… ¿A quién le importaba que él hiciera otra versión de ese cuento? Pero si trabajaba con semejante colaboradora y, además, mostraba sus recursos…

Cuando presentó el libro por primera vez, lo hizo junto con su coautora: “Le dije: ‘¿No te parece tristísimo que yo escribí veinte libros, publiqué veinte libros, no pueda publicar esto porque a nadie le importa y si pongo ChatGPT le importa a todo el mundo?“ ”Y bueno, sí, es un poco triste», me dijo.

Entonces, acá está: la versión de Goethe –El mariscal de Basommpierre-, la versión de Hofmannsthal –La aventura del mariscal de Basompierre- y la de ArielMGN (SIC) y ChatGPT: El mariscal y la tendera. Además de la jugosa charla entre el escritor y la IA.

“Cada escritor tiene una voz y un enfoque únicos”, le dice la IA al autor. Y cuando él le pide que elija al mejor escritor del mundo la IA se muestra reticente -“es subjetivo”- pero tira al centro: Shakespeare y Cervantes. Y como él le dice que no, que mejor contemporáneos, al IA nombra a Murakami, a Paul Auster, a Chimamanda Ngozi Adichie. A él lo de Chimamanda le da celos. ¿Magnus no?

Por fin, él interpreta: “Este cuento trata sobre la peste y ahora me doy cuenta de que la peste eres tú”, le dice a la Inteligencia Artificial. ChatGPT levanta la apuesta: “En la literatura y la filosofía, las pestes y calamidades a menudo se utilizan como metáforas para explorar ideas más profundas”.

Pero volvamos al bar.

-La verdad es que desconfié de que la voz de la IA fuera una IA y no vos…

-Está bien desconfiar. Pero no se podía decir, si no no salía el libro. A mí me dieron a traducir el cuento de Hoffmansthal hace diez años. Y ahí me enteré que era una continuación de lo de Goethe, que era un cuento muy conocido. Y el tipo realmente resuelve algunas cosas que quedan como misteriosas en el relato de Bassompierre y de Goethe, pero no todas. Entonces dije: “Hay que hacer una continuación más”. Y ahí me di cuenta.. ¿a quién le va a importar? Y, además, me dio una excusa para trabajar con estas cosas, que aunque no me gustan…

-Están acá.

-Se nos viene esto encima. Primero es el choque, después vamos a incorporarlo, porque tenemos que seguir viviendo. Está representado eso. Todo, todo lo que dice el diálogo final es verdadero. Está un poco resumido porque es muy verbosa la IA. Y, además, como sé que es una máquina ya no quería leer más de una línea. Pero el núcleo de lo que decía sí está todo.

-¿Y el cuento?

-Un desastre, no entendía nada. Me agrandaba los párrafos, tipo a lo Harry Potter y le digo: “No es Harry Potter, pedazo de animal”.

Ariel Magnus, en la embajada de Alemania en Buenos Aires.

-Hay que ir conversando, no es pedir y nada más.

-Hice otros ejercicios donde le daba una historia de cero y sí, es impresionante, aunque no siempre le pegaba en el tono. Empecé a dialogar y en el diálogo dio respuestas que sí me gustaban. Y toda esa cuestión de escribir mi carta de renuncia a la literatura, me pareció buenísima. Hay una cuestión matemático-conceptual. El chat tiene todos los libros escritos. Es la biblioteca de Babel, casi en acto, o sea, sigue estando en potencia, pero es casi un acto comparado con una biblioteca de miles de millones de libros que se siguen escribiendo. Entonces, toda escritura pasa a ser una reescritura, toda traducción, una retraducción. Se acabó la originalidad. Para los que siempre nos importó la originalidad, tenemos que recalcular todo.

-Es muy difícil que yo obtenga el mismo texto, por más que se lo pida. La IA cambia muchas cosas en cada interacción. Lo que muestra ese diálogo es el escritor que sos, porque está todo planeado antes de escribir.

-No, no planeo. Pero, esto, con la IA, no tenía otra forma de hacerlo. Y fue una frustración. Casi lo dejo. Digo: “Bueno, no lo puede hacer ella, no me interesa”. Pero me di cuenta de que si hacía como que lo hacía ella, me lo iban a publicar. Y como sí me interesa publicar y sí me interesa el juego, mi sensación es: “le gané”. Ya me va a ganar, pero por ahora le gané. Porque hago como que lo escribió ella y lo escribí yo.

-¿Y hubo reacciones?

-Ahora lo pusieron en Instagram y todos enojados.. “¿Cómo, una editorial como Interzona, que publica literatura, está haciendo esta basura?» Nadie lo leyó, por supuesto. Acá le estoy ganando, estoy haciendo literatura. Y después, sí está el descubrimiento: me di cuenta de que la IA era como la peste de la que se está hablando en estos cuentos que yo quería continuar.

-¿Por qué es como la peste?

-Es una cosa que hace lo que hace porque sí, que nos va a destruir y a la vez vamos a seguir viviendo, como hace la peste. El cuento es una convivencia con la peste… y el amor en el medio.

-¿Ganaste? Estamos hablando de la IA y no del cuento.

-Estamos al principio de eso y está bien, pero es verdad que el cuento queda lejos. Y para mí la vuelta de tuerca que le dimos, digamos, está buena también. Lo que me molesta de esto, lo que más me asusta, es la cuestión del lenguaje. La IA destruye el lenguaje y lo destruye a una velocidad que, a la vez, lo construye.

-¿Por qué destruye el lenguaje?

-Porque está basada en malas traducciones, en literalismos aberrantes. Escalar, devastado, aplicar..

-¿Y cuál es el problema? Esa es la historia de la lengua.

-Ya sé, ya sé. Si me lo hace un autor en un libro con una razón, me encanta. Si me lo hace una máquina por boba y multiplicándome palabras que después la gente usa, me parece espantoso. No soy tan relativista en ese sentido. Digo: “esta palabra va a desaparecer por culpa de esta otra que dice lo mismo y el único valor que tiene es el valor de la vamos a repetir hasta que no quede la otra”.

¿Queremos una literatura escrita por máquinas? (Imagen Ilustrativa Infobae)

-Es la historia del mundo, el más fuerte gana.

-No, no, no. A veces gana el más bello, a veces gana el más justo. Vos me vas a tirar diez millones de textos con la palabra “devastado”, todos van a usar “devastado”. Y yo quiero usar la que usó no sé qué poeta, que estaba bien y que es mejor.

-Y que ya ni te acordás cuál es.

-No quiero que la IA decida el idioma. Lucha perdida, pero son todas luchas perdidas. Es una lucha perdida más, pero está bien darla. Y morir con las botas puestas. Por supuesto que puede haber un twist en la historia y que simplemente la gente diga “Yo no quiero leer a la IA, no me importa si lo hace mejor, más barato, no me importa. Yo quiero leer a una persona”.

Presentación

“Soy la peste” se presenta el próximo viernes 31 de octubre a las 18:30, en la Librería de la Imagen – Asunto Impreso (Pasaje Rivarola 113, CABA).