El eco de un momento legendario todavía resuena en la NBA. Allen Iverson, figura icónica y símbolo de autenticidad, recuperó los episodios fundamentales de su carrera durante una entrevista en el pódcast New Heights, disponible en YouTube.

En esta conversación, el exbase de los Philadelphia 76ers revisó el famoso cruce a Michael Jordan, la presión de jugar en Filadelfia, el origen de su característica manga en el brazo y el significado del “step over” como acto de rebeldía. Sus palabras ofrecen una mirada íntima sobre la vida y el legado de una de las personalidades con mayor influencia en el baloncesto.

El cruce a Michael Jordan: significado y repercusión

Durante la charla con Jason y Travis Kelce, Iverson analizó el episodio que marcó su carrera: el crossover a Michael Jordan. “Cuando crucé a Jordan, el mundo entendió quién carajo era yo”, afirmó Allen Iverson.

El cruce a Michael Jordan marcó la carrera y la imagen pública de Allen Iverson

Este instante lo llevó al centro de la atención mediática y deportiva. Aunque destacó haber protagonizado jugadas más espectaculares en su trayectoria, el hecho de que la víctima fuera Jordan y la jugada concluyera en canasta la convirtió en un recuerdo imborrable.

“He hecho cosas peores a otros jugadores, pero si no encestas, nadie lo recuerda. Con Michael, la jugada quedó para siempre”, explicó Allen Iverson.

Iverson aseguró que la magnitud del momento no eclipsó su admiración por Jordan. “Siempre quise ser como Mike, pero estaba orgulloso de ser yo mismo”, sostuvo, subrayando la relevancia de la autenticidad en su vida y carrera.

Iverson destacó la importancia de la autenticidad tras su jugada histórica contra Jordan (YouTube: New Heights)

Más allá de la anécdota, el cruce simbolizó su llegada definitiva a la élite de la NBA y el reconocimiento de su propio espacio en la historia del baloncesto.

El peso de Filadelfia: exigencia y pertenencia

Jugar para Filadelfia, según Allen Iverson, representó una experiencia singular y exigente. “Jugar en Filadelfia te exige darlo todo; si superas los momentos duros, te conviertes en uno de los suyos para siempre”, reflexionó Allen Iverson en el pódcast.

Recordó tanto el apoyo como la dureza de la afición local, que no duda en mostrar su descontento cuando el equipo falla. “Todos recibimos el peso de la ciudad en algún momento. Si logras salir adelante, el vínculo es eterno”, expresó.

Allen Iverson destaca la exigencia y el sentido de pertenencia al jugar para Filadelfia (Bill Streicher-USA TODAY Sports)

La relación con los aficionados de los 76ers trascendió el ámbito deportivo. “Crecimos juntos. Llegué a Filadelfia con 21 años y me convertí en hombre allí. Vivieron conmigo los altibajos, y por eso la relación es para siempre”, relató Allen Iverson.

Incluso su simpatía por los Dallas Cowboys —que a veces tensionó la relación con la hinchada local— no impidió que la ciudad le considerara parte de su familia. “Fui Cowboy antes de llegar, pero Filadelfia me hizo parte de su familia”, señaló.

La manga en el brazo: de necesidad médica a símbolo cultural

Uno de los elementos más reconocibles en la imagen de Iverson es la manga en el brazo, convertida en tendencia en la NBA y en otros deportes. Durante la entrevista, el exbase explicó el verdadero origen de este accesorio: “La manga nació por una lesión, pero se volvió parte de mi identidad”.

La manga en el brazo de Iverson: de necesidad médica a símbolo cultural en la NBA (Bill Streicher-USA TODAY Sports)

Iverson padecía bursitis en el codo, lo que lo obligaba a drenar líquido antes de cada partido y cubrir la zona con una prenda de compresión. Tras una intervención, mantuvo la manga por hábito y pronto se transformó en un emblema de estilo y carácter.

Si hubiera patentado la manga, sería millonario”, bromeó Allen Iverson, reconociendo el impacto inesperado de la prenda en la moda deportiva. “Hoy la ves en todos los deportes, pero en mi caso fue por necesidad, no por moda”, apuntó. Atribuyó el mérito a su preparador físico, quien adaptó la prenda para el uso durante los partidos.

El “step over”: espontaneidad y legado

Otro episodio crucial en la carrera de Iverson fue el famoso “step over” sobre Tyronn Lue en las Finales de 2001. Tras anotar, Iverson pasó por encima de su rival caído, gesto que se convirtió en un símbolo de desafío y confianza.

Iverson defendió la autenticidad y la perseverancia como claves de su carrera (Bill Streicher-USA TODAY Sports)

“El ‘step over’ no fue planeado, ni siquiera me di cuenta de que lo hice hasta ver la repetición”, admitió Allen Iverson en el pódcast. Detalló que la rivalidad con Lue durante la serie fue intensa y que la reacción surgió por la emoción del momento.

Con el tiempo, el “step over” trascendió el baloncesto y se instaló en la cultura popular como declaración de rebeldía.

“Ver a otros jugadores replicarlo me parece genial. Es parte de la historia”, afirmó Allen Iverson, señalando que la memoria colectiva siempre remite a aquel duelo de las Finales cuando el gesto se repite.

Autenticidad, perseverancia y legado en la NBA

La relación de Iverson con la afición de los 76ers trasciende lo deportivo (Foto AP/LM Otero, archivo)

A lo largo de la entrevista, Iverson defendió la autenticidad y la perseverancia como valores esenciales. “Es un regalo para la gente mostrarme tal como soy, con mis aciertos y errores. Lo peor que puedes hacer es rendirte”, reflexionó.

Destacó que su biografía, marcada por altibajos y superación, puede inspirar a personas de todas las edades. «Ser uno mismo es un acto de respeto hacia quien te creó. Todo lo que quieras lograr es posible, y yo soy la prueba viviente», afirmó Allen Iverson.

El exjugador también reivindicó el trabajo en equipo y la influencia de sus compañeros y entrenadores en su éxito. “No llegué al Salón de la Fama solo. Todos los que me ayudaron son parte de ese logro”, reconoció, resaltando la unión del grupo que llevó a los 76ers a las Finales de 2001.

El trabajo en equipo y la influencia de compañeros, claves en el éxito de Iverson (Bill Streicher-USA TODAY Sports)

Para Iverson, el recuerdo de su primer encuentro con Michael Jordan resume la emoción y la grandeza de su carrera: la certeza de haber alcanzado la cima, con la humildad de seguir admirando a sus ídolos.