Fotografía de archivo de la plataforma P-51 de la petrolera brasileña Petrobras en el Campo Marlim Sul, en la Cuenca de Campos, costa norte del Estado de Río de Janeiro (EFE/ Andre Borges)

El gobierno de Brasil otorgó este miércoles los derechos de exploración de cinco bloques petroleros situados en aguas profundas del Atlántico, apenas dos días después de que la estatal Petrobras obtuviera licencia ambiental para iniciar perforaciones exploratorias marítimas cerca de la desembocadura del río Amazonas. La decisión reafirma el compromiso brasileño con la producción petrolera, una postura que genera controversia a menos de un mes de la conferencia climática COP30 de la ONU en la ciudad amazónica de Belém.

Las subastas, organizadas por la Agencia Nacional del Petróleo (ANP), se llevaron a cabo en Río de Janeiro y sumaron un total de 103,7 millones de reales (alrededor de 19,2 millones de dólares). De los siete bloques ofertados, cinco fueron adjudicados a grandes consorcios internacionales y nacionales, entre ellos la multinacional noruega Equinor y la china Cnooc. Estas áreas se localizan en el denominado presal, una reserva petrolera ubicada bajo una gruesa capa de sal en aguas ultraprofundas, donde se estima la existencia de yacimientos de alto potencial económico.

De las siete zonas ofrecidas en la subasta, las áreas de Jaspe, Citrino e Itaimbezinho fueron obtenidas respectivamente por un consorcio integrado por Petrobras (60%) y Equinor (40%), por Petrobras de forma individual, y por Equinor también de manera individual. Todas ellas se encuentran en la cuenca de Campos, frente al litoral del estado de Río de Janeiro.

En la cuenca de Santos, frente a las costas de San Pablo, la australiana Karoon se adjudicó el bloque de Esmeralda, mientras que un consorcio liderado por CNOOC (70%) y Sinopec (30%) obtuvo el área de Amatista. El resto de los bloques ofertados no atrajo el interés de las 15 empresas habilitadas para participar.

A diferencia de anteriores licitaciones, en esta ocasión no se otorgaron concesiones plenas, sino que las empresas ganadoras operarán en asociación con el Estado brasileño, que mantiene la propiedad de los derechos de exploración y producción. Para resultar seleccionadas, las compañías debieron ofrecer el mayor porcentaje de participación estatal en el excedente de producción de petróleo y gas.

Fotografía de archivo de un empleado de Petrobras frente a unos tanques de la unidad procesadora de gas natural en el distrito petrolero de Urucú, en el municipio de Coari, estado de Amazonas (EFE/Isaac Fontana)

La subasta formaba parte de una oferta inicial de 13 áreas, aunque las compañías solo mostraron interés por siete. De acuerdo con Artur Watt, director general de la ANP, “el mantenimiento de las actividades de exploración y producción es completamente compatible con la transición energética”. Watt defendió que este proceso debe acelerarse ajustando la demanda, sin restringir voluntariamente el suministro nacional, dado que “sería rápidamente cubierto por otros países en detrimento de los intereses nacionales”.

El lunes, Petrobras recibió la licencia ambiental del Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables (Ibama) para perforar un pozo exploratorio en el bloque FZA-M-059, situado a 175 kilómetros de la costa del estado de Amapá, próximo a la frontera con Surinam. La estatal inició los trabajos el mismo día de la autorización, según informó en un comunicado. Este pozo no producirá petróleo durante la fase exploratoria y las tareas podrían extenderse hasta cinco meses.

El ministro de Energía, Alexandre Silveira, celebró la decisión y subrayó en sus redes sociales que “el Margen Ecuatorial representa el futuro de nuestra soberanía energética. Brasil no puede renunciar a conocer su potencial”. Silveira insistió en que la perforación se realizará bajo “los más altos estándares internacionales” y con “responsabilidad ambiental”.

No obstante, la explotación petrolera en la región ha suscitado críticas de organizaciones ambientalistas y comunidades indígenas, dadas la vulnerabilidad y “extrema sensibilidad” del ecosistema amazónico. La polémica aumenta en vísperas de la COP30, donde uno de los ejes clave de debate será la reducción gradual del uso de combustibles fósiles.

El ministro de Finanzas de Brasil, Fernando Haddad, habla durante la reunión ministerial preparatoria de la Cumbre del Clima COP30 en Brasilia el 13 de octubre de 2025 (REUTERS/Mateus Bonomi)

La Margen Ecuatorial, que se extiende desde la frontera con Surinam hasta el noreste del país, es señalada por analistas geológicos y la industria como una de las zonas más prometedoras de Brasil por sus similitudes con los descubrimientos de hidrocarburos realizados en Guyana. Durante la última década, la región ha sido objeto de exploración por parte de importantes compañías internacionales, como Chevron, ExxonMobil, Petrobras y la Corporación Nacional de Petróleo de China.

El gobierno de Lula da Silva argumenta que el crecimiento del sector es clave para financiar la transición energética y el desarrollo económico. En junio, el Ejecutivo subastó otros 19 bloques en alta mar, algunos en cercanías del Amazonas, reafirmando su determinación de expandir la actividad petrolera en el país pese a las restricciones impuestas por las demandas ambientales.

La exploración en aguas profundas bajo la capa de sal, así como en la denominada Margen Ecuatorial, plantea desafíos técnicos y ambientales, en especial por las fuertes corrientes oceánicas y la proximidad a zonas de alta biodiversidad. Petrobras señaló que el pozo exploratorio en el bloque FZA-M-059 forma parte de su estrategia para incrementar reservas y conocer el potencial petrolero brasileño, aunque aún no está previsto su desarrollo comercial inmediato.

(Con información de AFP, AP y EFE)