Cobalto, níquel, cobre o wolframio son algunas de las materias primas críticas que la Unión Europea quiere conseguir para dejar de depender de China. Desde Bruselas son cosncientes que en España hay reservas de estos materiales, en lugares como Extremadura y Galicia.
En el caso de la comunidad gallega, concretamente en un municipio de la provincia de Ourense, A Gudiña, las excavadoras ya han comenzado a remover la tierra en busca de minerales. En una ladera del lugar, la empresa sueca Eurobattery Minerals AB ha puesto en marcha los trabajos para extraer wolframio, también conocido como tungsteno, un metal estratégico para la transición energética y tecnológica europea.
Galicia se incorpora de esta forma al reducido grupo de regiones del continente con explotaciones activas de este mineral crítico.
Una mina estratégica
La empresa, a través de su filial gallega Tungsten San Juan, ha puesto en marcha su proyecto San Juan mientras prepara su solicitud para la segunda convocatoria de Proyectos Estratégicos bajo el Reglamento Europeo de Materias Primas Críticas (CRMA), que se abrirá en enero de 2026.
En la zona ya se pueden observar los primeros movimientos de tierra y la construcción de una nave de servicios, tal y como ha confirmado el Faro de Vigo. Una vez esté a pleno rendimiento, esta será la segunda explotación activa de wolframio en España, junto con la de Barruecopardo, en Salamanca.
El proyecto San Juan será una mina a cielo abierto que tiene como objetivo aportar wolframio al nuevo ecosistema industrial del continente. La empresa ha iniciado su proyecto con la mejora de las infraestructuras y la construcción de una planta piloto con tecnología gravimétrica. A escala global, las reservas del yacimiento son modestas, sin embargo, sus 60.000 toneladas resultan significativas para que Europa pueda reducir de manera más que considerable su dependencia de las importaciones chinas.
Las tramitaciones para este proyecto comenzaron en 2016, por lo que no ha sido un camino corto. Para comenzar con la explotación han necesitado estudios geológicos, sondeos y la construcción de accesos, todo bajo la supervisión de la Xunta de Galicia. “Con este proyecto, Galicia y España refuerzan su papel en la cadena europea de suministro de materias primas críticas”, explica Agne Ahlenius, director general de Tungsten San Juan y antiguo responsable de la mina de Barruecopardo.
Un metal importante
El wolframio es el metal que sostiene la transición energética, ya que gracias a su densidad, su resistencia y su alto punto de fusión lo convierten en un recurso clave para la industria moderna. Ya en tiempos de la Alemania nazi era un recurso muy demandado para utilizarlo en las fábricas, pues es importante para las turbinas eólicas, la defensa, los semiconductores o los coches eléctricos.
Sin embargo, detrás de todas estas facultades se esconde un conflicto mundial, ya que China controla más del 80% de la producción y, en los últimos meses ha limitado sus exportaciones. Esto da como resultado precios disparados, incertidumbre en los mercados y un recordatorio a Europa de lo dependiente que sigue siendo del país asiático.
Para romper ese ciclo, España se ha posicionado como una ventana minera para Europa, ya que además de este proyecto, hay otros de cobre, wolframio, vanadio, grafito y cobalto, junto con otros yacimientos de tierras raras en Extremadura y Gran Canaria.
El objetivo de la UE de dejar de depender de terceros países para obtener suministros es claro. Para ello, ha decretado el nuevo Reglamento de Materias Primas Críticas (CRMA) que establece que para 2030 al menos el 10% de los minerales críticos deberán extraerse en Europa, el 40% procesarse en suelo comunitario y que ningún país externo podrá concentrar más del 65% del suministro.
En ese mapa, España es una pieza clave, con Castilla y León, Andalucía, Extremadura y Galicia, donde ya rugen las excavadoras, como puntos clave para la transición energética y tecnológica de Europa.