Con el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de junio con una caída intermensual del 0,6%, en términos técnicos, la Argentina se encuentra en recesión y los datos preliminares muestran que la tendencia no se cortó en agosto-septiembre.

Para que haya recesión, los economistas sostienen que deben producirse dos trimestres consecutivos de caída. Y eso fue lo que pasó: en enero el EMAE cayó -0,1%; en febrero tuvo un repunte de 0,7%, pero luego en marzo volvió a caer y en mayor magnitud (1,7%).

Esos datos arrojaron un primer trimestre negativo que se repitió en el segundo. En abril, la actividad económica comenzó con el pie derecho con una suba intermensual de 1,2%, pero luego cayó 0,2% y 0,6% los dos meses siguientes.

Y tras el último informe oficial, que mostró una caída del 0,1% en julio, datos preliminares de la consultora Qualy muestran que en agosto-septiembre continuaron las luces rojas y verdes en los mismos sectores.

“La actividad económica en el periodo de agosto y septiembre de 2025 presentó un panorama general heterogéneo, con contracción en los segmentos dependientes del consumo, mientras que la producción ligada a la exportación y el petróleo brindaron un soporte clave“, marcaron en el informe.

Y agregaron: “Los principales indicadores sectoriales reflejan un entorno de alta volatilidad, débil demanda interna y desafíos en la competitividad“. Así, mientras que en agosto, la producción de hierro lideró con una variación mensual positiva de 22,7%, la industria de las pequeñas y medianas empresas (pyme) tuvo una caída desestacionalizada de -1,8%.

Esa misma diferencia se replicó en septiembre, en rubros similares: cuando la industria automotriz cerró el mes con un aumento en las ventas internas del 16,7%, las de las pymes cayeron 2%.

Aunque con una aclaración: el boom de las ventas de automóviles no tiene su correlato en la industria nacional. “Las ventas a concesionarios se dispararon 22,0% interanual, pero este crecimiento se debe a la mayor disponibilidad de unidades importadas en el mercado, más que a la fortaleza productiva nacional“, marcaron.

Así, el acumulado de los primeros nueve meses del año comparado con el 2023 (2024 es una base baja), sólo el rubro automotriz esta en verde (variación del 46,2%). Y el resto se reparte entre naranja y rojo: insumos para la construcción (-22,3%); ventas pymes (-10,7%); IPI manufacturero (-9,8%).

En términos globales, el Índice Líder de Actividad Analytica (ILA) con datos de alta frecuencia, marcó un aumento de 0,1% para agosto, lo que definió un escenario de estancamiento para la economía argentina.

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“La relativa estabilidad de la actividad en agosto estuvo marcada por comportamientos heterogéneos entre sectores; metalúrgicos, automotriz y los vinculados al sector externo crecieron, otros sectores influyentes como la construcción, la industria cárnica e indicadores relacionados al consumo compensaron al mostrar caídas”, detallaron.

Y la prueba de que esta tendencia continuó en septiembre y del mal momento que atraviesa la actividad, para el director de Analytica, Claudio Caprarulo, es que todas las líneas de crédito se contrajeron llegando al 6% en el caso de los adelantados (a excepción de prendarios e hipotecarios).

La justificación oficial

Fue el propio ministro de Economía, Luis Caputo, reconoció que la actividad se estancó aunque identificó la causa de ello en parte se debe al accionar de la oposición, pero también a la suba de las tasas.

“Ese debate lo tuvimos con el presidente y sabía que íbamos a resignar crecimiento, pero nos pareció que era más importante frenar un cimbronazo financiero”, comentó en referencia a la eliminación de la Letras Fiscales de Liquidez (LeFi).

Mientras que de la disparidad que existe entre los diferentes sectores aseguró que la responsabilidad del Gobierno es arreglar la macroeconomía y que el sector privado es que tiene que determinar donde hay mejores oportunidades para invertir.