En 1971 el mundo fue sorprendido con el anuncio que el equipo de ping pong de los Estados Unidos había sido invitado a jugar partidos de exhibición en Beijing. Era el cenit de la Guerra Fría y Estados Unidos estaba en proceso de retirarse de Vietnam, donde China había colaborado con el partido comunista local que luchaba contra el régimen de Ngo DinhDiem. La sorpresa se hizo mayor cuando el equipo de ping pong de china fue invitado a los Estados Unidos. Porque se trataba de dos naciones adversarias sin relaciones diplomáticas desde el momento en que Mao Zedong tomó el poder en 1949.
Peor aún, públicamente las tensiones entre ambas naciones eran fuertes cuando los intercambios se iniciaron espontánea y fortuitamente en el momento que Glen Cowan, el campeón de ping pong de Estados Unidos, perdió su autobús para regresar al hotel donde se hospedaba en la ciudad de Nagoya, Japón. Allí se llevaba a cabo el campeonato mundial de ping pong y el jugador chino Zhuang Zedon decidió ofrecerle el transporte al estadounidense. Entre ellos nació la idea de realizar un campeonato amistoso. Y para sorpresa de ambos jugadores sus gobiernos bendijeron la idea.
Porque, tras bambalinas, Richard Nixon había urdido un plan para impedir que la Unión Soviética y China se unieran para combatir a Estados Unidos y para la época del encuentro fortuito entre los jugadores de ping pong Kissinger ya había visitado China dos veces.
Los encuentros de ping pong por lo tanto fueron el glaseado de un espectacular pastel que ya había sido cocinado en los hornos de la geopolítica. Para ese momento China se había dado cuenta de que para sacar a sus habitantes de la pobreza y llevarlos hacia la clase media necesitaba exportar sus productos. ¿Y cual mejor mercado que el estadounidense? Los empresarios de Estados Unidos, por su parte, vieron en el mercado chino un destino fantástico para los productos farmacéuticos, automóviles, materiales de construcción y enseres del hogar. Se forja así una de las alianzas mas exitosas del mundo. Estados Unidos logra su objetivo geopolítico de aislar a la Unión Soviética así como explotar para bendición de sus consumidores la capacidad productiva de la economía china.
Pero cuando China emerge como la segunda potencia económica del mundo comienzan los desencuentros. Porque Estados Unidos para las postrimerías del siglo pasado y los comienzos de este siglo había llegado a la conclusión de que mientras su diplomacia había favorecido el libre comercio y el flujo libre de recursos financieros, el resto del mundo incluida China y notablemente Europa protegían sus mercados colocando obstáculos no arancelarios al ingreso de los productos y los servicios norteamericanos a sus economías. El ataque terrorista al World Trade Center congeló el proceso de revisión de las líneas estratégicas de Estados Unidos. La explosión de las burbujas financieras de la Internet en el 2000 y de las hipotecas en el 2008 concentró la atención en la reconstrucción del valor perdido. El ascenso de Donald Trump al poder en el 2016 descongeló la revisión de las directrices de intercambio de Estados Unidos con el mundo. Pero el COVID-19 volvió a congelar este proceso. Para el 2024 las tensiones entre Estados Unidos y China y en menor grado con Europa han retomado su cauce. Y en el proceso, el PIB de Estados Unidos y Europa han acusado reducciones derivadas en el caso de Europa de mayores gastos en defensa y en el de los Estados Unidos de la reducción de las compras chinas de cereales y productos agrícolas.
China mientras tanto exhibe un PIB estable y con tendencias a crecer. Pero además mientras Estados Unidos cuenta con varias redes sociales de gran éxito y seguimiento mundial la competencia con con los miles de millones de afiliados que exhibe TikTok es dura. Tampoco es factible para Europa o Estados Unidos competir con los automóviles eléctricos chinos cuyo precio asegura la accesibilidad a la clase media del mundo entero. Y más recientemente China le ha demostrado a Europa y a Estados Unidos que es posible desarrollar inteligencia artificial con inversiones más razonables que la que predominan en Silicon Valley.
Esto ha llevado a la administración Trump a la convicción de que llegó la hora de negociar. Porque a Estados Unidos no le conviene en lo absoluto que se produzca una alianza económica entre Europa y China en detrimento de su crecimiento futuro. Y es gracias a que TikTok goza de una masa de subscriptores en los Estados Unidos de 170 millones y en el mundo de casi dos mil millones que pesa en la mesa de negociación con China. Y si bien META goza de una base se subscritores que se aproxima a los cuatro mil millones, estos están repartidos entre Facebook; Instagram; WhatsApp y Messenger. Por ello ha llegado la hora de negociar y los resultados de esta negociación posiblemente se parezcan mucho a los alcanzados por Nixon-Kissinger y que se resumen en aislar a Rusia y acelerar la complementariedad económica entre los tres polos de crecimiento mundial: Estados Unidos China y Europa.