Analistas de Wall Street subrayan el impacto de la volatilidad cambiaria sobre la economía argentina durante el segundo semestre (Foto: Reuters)

Más allá de que el gobierno logre disiparlo con el auxilio que negocia con EEUU, el clima financiero ya provoca inquietud sobre el desempeño de la economía real y las perspectivas para el cierre del año.

Dos informes de bancos de inversión de Wall Street coinciden en ubicar a la actividad económica en el centro de sus advertencias, con un énfasis persistente en la posibilidad de una desaceleración provocada por la inestabilidad cambiaria y el deterioro de las condiciones políticas. En este escenario, tanto las estimaciones de crecimiento como la sustentabilidad del ciclo expansivo quedan bajo una fuerte revisión.

Un análisis de JPMorgan sitúa a la economía argentina frente a lo que define como una “fase técnica recesiva”. Según el documento, “la actividad mostró una leve contracción en el segundo trimestre de 2025, revirtiendo parte del crecimiento del primer trimestre”, lo cual se refleja de forma tangible en los principales indicadores de demanda interna y producción.

La entidad destaca que “el consumo privado cayó 4,4% en términos anualizados durante el segundo trimestre, tras un salto en el primero”, mientras que “la inversión fija bajó 2% anualizada”.

El informe considera que este comportamiento de la demanda interna marca el inicio de un período de menor dinamismo y subraya que la economía local ya siente el impacto de la volatilidad financiera y del endurecimiento de la política monetaria.

El comportamiento de la demanda interna marca el inicio de un período de menor dinamismo (JPMorgan)

Por su parte, Morgan Stanley también describe un estancamiento en los registros de actividad. Según el texto, “el consumo privado bajó 1,1% trimestre contra trimestre, mientras que la inversión cayó 0,5%” en el mismo período.

Desde la óptica de la entidad, la demanda interna funciona como un freno al avance del Producto Bruto Interno, “con la baja de las importaciones atenuando parcialmente la caída en el saldo neto de comercio exterior”. El análisis incorpora la presión generada por la “volatilidad cambiaria y de tasas”, además de la inquietud que aportan las perspectivas políticas en la antesala al proceso electoral.

La combinación de factores adversos preocupa a los analistas de Wall Street, quienes destacan la interacción entre la reacción oficial al desafío inflacionario, la respuesta de los mercados y el deterioro del clima social.

El dato de PBI del segundo trimestre del año mostró una muy leve contracción en la serie desestacionalizada

El informe de JPMorgan detalla que “el tercer trimestre será aún más complejo, con una expectativa de contracción del PBI de 4% anualizada”, y advierte que las cifras oficiales del Presupuesto para 2026, que pronostican una expansión del 5%, “reflejan más inflación que crecimiento real”. El documento subraya que la recuperación del año pasado responde en gran parte a “efectos estadísticos” y no a una mejora genuina de la producción y el consumo.

En línea con esta perspectiva, el informe de Morgan Stanley expresa que, aunque mantiene una proyección de crecimiento anual de 4,6% para este año, reconoce que “la tendencia para el segundo semestre es de mayor debilidad económica”. El análisis pone el foco en los riesgos de una recaída debido a la combinación de “incertidumbre política, volatilidad financiera y deterioro de las condiciones externas”, factores que incrementan la fragilidad del ciclo económico.

La combinación de “incertidumbre política, volatilidad financiera y deterioro de las condiciones externas”, factores que incrementan la fragilidad del ciclo económico (Morgan Stanley)

Ambos informes circunscriben el debate sobre la sostenibilidad del crecimiento a la capacidad del Gobierno para sostener el ajuste fiscal y la estabilidad cambiaria.

El diagnóstico de JP Morgan identifica riesgos elevados si la disciplina no se mantiene: “Cualquier reversión repentina en la confianza puede traducirse en salida de capitales y presión sobre el tipo de cambio”. Para el banco, la proyección oficial de una expansión en 2026 depende “de una secuencia de mejoras políticas e institucionales que aún no pueden darse por descontadas”.

La disonancia entre ambas visiones se expresa principalmente en el grado de pesimismo respecto al ritmo y magnitud de la caída proyectada:

  • JPMorgan utiliza el término “recesión técnica” para describir el momento económico y anticipa una baja más pronunciada en los trimestres siguientes.
  • Morgan Stanley conserva una cifra de crecimiento anual más elevada y otorga margen a una recuperación, aunque matiza esa previsión con advertencias sobre la volatilidad y el clima político.

El escenario financiero y político agrega condicionantes sobre el ritmo de reactivación. A la presión sobre reservas internacionales y a las exigencias fiscales, se suma el riesgo de inestabilidad por factores electorales. Morgan Stanley remarca que “la volatilidad cambiaria y la incertidumbre política son obstáculos centrales para cualquier proceso de normalización de la economía”.

La derrota electoral del oficialismo en la provincia de Buenos Aires, que elevó el perfil del gobernador bonaerense Axel Kicillof, suma dudas sobre la capacidad del Gobierno de introducir reformas (Foto: Nicolás Aboaf)

En medio de ese diagnóstico adverso, algunos indicadores locales complementan el cuadro de los bancos de inversión. Un indicador elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) apunta a una probabilidad cercana al 100% de un cambio de ciclo en los próximos seis meses, lo que en términos técnicos implica el paso de una etapa de expansión a una de contracción económica. Este dato cobra notoriedad en el debate local y ratifica la visión predominante en los informes internacionales.

Por su parte, el presidente Javier Milei admitió la inminencia de una desaceleración de la actividad y declaró el pasado viernes en una presentación que el ciclo actual puede experimentar una “pequeña pausa”. Según sus declaraciones, las dificultades de los últimos meses tienen origen en la resistencia de lo que denomina “el Partido del Estado”, dejando claro que la gestión ya observa signos claros de bajo dinamismo en el frente productivo.

El foco de los bancos de Wall Street apunta al corto plazo, con sucesivas advertencias sobre posibles retrocesos en la actividad si no se consolida el proceso de estabilización macroeconómica y no se fortalece el marco institucional. La economía enfrenta un futuro inmediato marcado por la fragilidad y la exigencia de estabilidad en todos sus frentes.