Kevin Costner es uno de los nombres más reconocidos de Hollywood y supo construir una carrera marcada por su versatilidad tanto frente como detrás de cámara. Actor, director y productor, dejó huella en el cine con más de un clásico, consolidándose como un referente del género western y del drama contemporáneo. Sin ir más lejos, a su carrera se le atribuyen nada menos que 2 Premios Oscar, 3 Globos de Oro y un Emmy.
Sin embargo, no todos sus proyectos alcanzaron la misma gloria y el propio actor es consciente de ello.
Una apuesta arriesgada que terminó en fracaso
Durante los 90, Costner pretendía con Wyatt Earp consolidar su estatus como rey del western moderno, pero acabó convirtiéndose en un ejemplo de cómo incluso las apuestas más ambiciosas pueden no lograr el objetivo esperado en taquilla y crítica. La película, dirigida por Lawrence Kasdan y estrenada en 1994, pretendía ofrecer una visión épica y definitiva sobre el legendario pistolero del Oeste.
Costner apostó fuerte como protagonista y productor del proyecto, que tenía una duración de 190 minutos, algo inusual incluso para los estándares de los westerns más ambiciosos. Justamente, fue este metraje excesivo uno de los principales obstáculos para captar la atención del público general, que por aquel entonces no mostraba gran interés en el género.
Una competencia directa
La llegada de Tombstone (La leyenda de Wyatt Earp), dirigida por George Pan Cosmatos y protagonizada por Kurt Russell, supuso un duro golpe para el largometraje de Costner. Ambas películas exploraban la vida del mismo personaje histórico, y su estreno, que fue tan solo seis meses antes, puso en desventaja competitiva a Wyatt Earp.
Aunque Tombstone no arrasó en recaudación, sí fue más eficiente: logró 73 millones de dólares con una inversión modesta de 25 millones, frente a los 56 millones logrados por el film de Costner con un presupuesto de 63 millones de dólares. Esta diferencia llevó a que la película de Cosmatos fuera considerada un éxito comercial, mientras que Wyatt Earp quedó marcada como un fracaso.
“Me encanta Wyatt Earp, me encanta esta película”, afirmó el propio Kevin Costner en una entrevista a GQ. Y agregó: “Entramos en una especie de competencia con Tombstone. Un buen amigo me dijo: ‘Mira, podemos posponer esta película. No queremos competir’. Y dije: ‘Mira. Estoy seguro de que este guionista y director quieren hacer esta película, déjenlos’. Y entonces empezó este tipo de carrera espacial”.
“Siempre me arrepentí de que hubiera este tipo de competencia extraña”, sentenció el protagonista de Los intocables (1987), Bull Durham (1988) y Field of Dreams (1989), entre tantas otras.
Las razones detrás del batacazo
Alejandro G. Calvo, director y crítico de SensaCine, aseguró que el fracaso en taquilla no se debió únicamente a la competencia con Tombstone. Varios factores se combinaron para agravar la situación de Wyatt Earp. “Costner ha querido hacer una ópera western caleidoscópica. Si son cuatro películas de tres horas, va a tener tiempo de sobra para hacer un retrato brutal y global del Oeste”, detalló durante el Festival de cine de Cannes.
Este fracaso, junto con los de Waterworld y Mensajero del futuro, marcó una etapa de altibajos en la carrera de Costner, pero también lo impulsó a no abandonar el género y a perseguir nuevos sueños, como lo demostró con Horizon: An American Saga.
Paradójicamente, el tiempo logró suavizar la percepción sobre Wyatt Earp. La película es hoy reivindicada por algunos seguidores del western como una propuesta ambiciosa y diferente, aunque sigue siendo recordada ante todo como una oportunidad perdida para el propio actor.