La productora Esther García, primer Premio Donostia del 73° Festival de San Sebastián, asegura que, aunque tuvo que abrirse paso en el cine cuando esta industria era un mundo solo de hombres, nunca pensó en “tirar la toalla”.
Comenzó su carrera cuando el cine reservaba únicamente para la mujer las labores de secretaria, diseñadora de vestuario o montajista, pero logró producir decenas de títulos destacados del cine español, de Fernando Trueba y Álex de la Iglesia, entre otros, y llegar hace 39 años a la productora El Deseo de los hermanos Almodóvar.
El Festival del País Vasco, donde se siente como “en casa”, reconocerá esta trayectoria con su galardón honorífico, que precisamente el pasado año recibió Pedro Almodóvar. Para ella es una “responsabilidad”, una “alegría” y un “orgullo” sumarse a la lista del Donostia, que por primera vez se entrega a una productora, lo que le satisface especialmente. Espera no olvidarse de nadie en su discurso de agradecimiento, cuenta, porque su intención es trasladar su gratitud a quienes la han ayudado en este camino de más de cuatro décadas.
Dice que el porcentaje de mujeres que ahora ocupan distintos puestos en la industria cinematográfica, de compositoras a directoras, “ha subido muchísimo”, aunque “nunca lo suficiente”, y advierte además de que los hombres siguen al mando en “los despachos de las plataformas y las televisiones”, donde “se toman grandes decisiones”. También ha lamentado no haber producido Vacas, de Julio Médem, lo que tiene “clavado como una espinita”, pero entre sus producciones “para olvidar” ha preferido no mencionar ninguna.
“Cuando no tienes éxito, es muy doloroso. Lleva a un estado de frustración a un montón de personas. Los que estamos en un segundo plano vemos cómo remontar dificultades económicas, pero nuestro ego y nuestra imagen no se deterioran tanto”, ha comentado a la vez que confiesa que nunca ha tenido la tentación de dirigir, aunque sí que le hubiera gustado ser cámara en la época en que eso era imposible.
Esther García (Cedillo de la Torre, Segovia, 1956), que ve su profesión como una de las labores más creativas de la industria audiovisual, habló también de las dificultades de producir, incluso en una empresa como El Deseo, que lo tiene muy fácil para sacar adelante las películas de Almodóvar, pero que debe trabajar mucho para hacer realidad otras. Reconoce, no obstante, que “fuera de El Deseo hace más frío”.
Uno de sus últimos proyectos es Sirat, el filme de Óliver Laxe seleccionado para representar a España en la carrera a la nominación por el Oscar a la mejor película internacional. Cree “firmemente” que se puede llevar la estatuilla y por dos razones. La primera, porque “es una película diferente, moderna, que atrapa al espectador una vez sentado en la butaca”, y la segunda, porque cuentan con “el soporte” necesario para hacer campaña en Hollywood a favor de la película, que es el de la distribuidora Neon, artífice de las llevadas a cabo con títulos como Parasitos, Anora y Anatomía de una caída, las tres ganadoras de un Oscar.
“Que los académicos sepan que queremos el Oscar y que creemos que es el mayor premio posible de una academia que ahora es global, desde que se abrió a miembros de un montón de países, que tienen un criterio más joven y fresco que antes”, ha remarcado.
A los que empiezan en la industria del cine les recomienda “ganas, constancia, pasión, empatía y ganas disfrutar con lo que haces”. “Y una enorme capacidad negociadora. Producción es negociar una y otra vez. Cada petición siempre es negociable”, afirma Esther García, que ha destacado que cada obra “abre la puerta a unas relaciones personales” que, en su caso, “se convierten en amistad”.
Fuente: EFE