El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, defendió este martes el reciente ataque militar contra representantes de Hamas en territorio de Qatar, asegurando que la operación estuvo “plenamente justificada” por los supuestos vínculos de estadía, organización y financiamiento que el país del Golfo mantiene con el grupo terrorista palestino.
“Qatar está vinculado a Hamas, alberga a Hamas, organiza a Hamas, financia a Hamas”, afirmó Netanyahu durante una rueda de prensa en Jerusalén. El mandatario subrayó que no consideró posible que Qatar fuera “proisraelí o siquiera neutral” en el conflicto, argumentando que el Estado árabe podría haber ejercido una “presión mucho mayor” para liberar a los rehenes israelíes capturados tras el inicio de la guerra en Gaza.
La ofensiva israelí, realizada la semana pasada contra un edificio en Doha donde se encontraba el equipo negociador de Hamas, dejó seis muertes; cinco de las víctimas pertenecían al movimiento islamista, aunque no figuran entre sus comandantes principales, según han informado tanto Hamas como fuentes israelíes citadas por medios nacionales. El ataque, que tuvo lugar en suelo qatarí, elevó las tensiones diplomáticas, especialmente porque Qatar y Estados Unidos —tradicionales aliados— son mediadores clave en las negociaciones entre Israel y el grupo terrorista palestino.
Tras el ataque, Qatar convocó a una cumbre de emergencia de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI), reuniendo a casi 60 países que reclamaron una respuesta contundente frente a la acción israelí. Qatar, que no mantiene relaciones diplomáticas con Israel, ha desempeñado un papel central como anfitrión de líderes de Hamas, especialmente después del asalto perpetrado el 7 de octubre de 2023, que originó la actual guerra en Gaza. Entre 2018 y 2023, Qatar envió millones de dólares en ayuda mensual al enclave gazatí bajo administración de Hamas, con la aprobación, entonces, del gabinete de Netanyahu.
El ataque israelí sobre Doha coincidió con el inicio de una gran ofensiva terrestre en Ciudad de Gaza —con el apoyo explícito de Estados Unidos— para erradicar a Hamas, lo que ha provocado alarma internacional y condenas por parte de organismos multilaterales. En paralelo, la Comisión Internacional Independiente de Investigación (COI) de la ONU presentó un informe acusando a Israel de cometer un “genocidio” y responsabilizando a Netanyahu y otros dirigentes por la situación en el enclave, señalamiento que el gobierno israelí calificó de “sesgado y falso”.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, sostuvo que Ciudad de Gaza quedó “en llamas” tras los ataques y ratificó que continuarán las operaciones militares hasta lograr sus objetivos. Información militar local asegura que alrededor del 40% de la población civil de la ciudad ha evacuado hacia el sur, mientras que testimonios en terreno describen las graves consecuencias humanas y materiales de los bombardeos.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, advirtió que Israel no está abierto a negociaciones de paz serias y sigue avanzando en su ofensiva. El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, expresó que existen “pruebas acumuladas” de genocidio y reiteró la exigencia de poner fin a la “carnicería” en Gaza. En respuesta, Hamas denunció que la campaña israelí constituye una “limpieza étnica sistemática”.
En el plano internacional, el presidente estadounidense Donald Trump condenó el uso de rehenes como escudos humanos por parte de Hamas, mientras que el jefe de la diplomacia de Estados Unidos, Marco Rubio, reafirmó en Jerusalén el “apoyo inquebrantable” de su país a Israel, aunque manifestó que Washington preferiría resolver la situación mediante la desmilitarización del grupo palestino.
La guerra en Gaza, que comenzó tras el ataque de Hamas en 2023 —que dejó 1.219 personas muertas en Israel y 251 secuestradas, según recuentos oficiales—, ha provocado hasta la fecha más de 64.900 fallecidos en Gaza, la mayoría civiles, según cifras del Ministerio de Salud local citadas por la ONU.
(Con información de AFP y EFE)