Paraguay se ha convertido en un país que ha sabido levantar vuelo hacia el crecimiento económico y social, alcanzando logros significativos, entre ellos el grado de inversión otorgado por la calificadora Moody’s. Este reconocimiento fue posible gracias al liderazgo del presidente Santiago Peña, quien instaló en la conciencia colectiva la idea de “el resurgir de un gigante”. Y, efectivamente, hoy muchos paraguayos lo sentimos así. En el contexto regional, el país sigue siendo un referente por su capacidad de preservar la democracia, el crecimiento económico y su histórica soberanía.
Asunción, como capital, no queda al margen de esta realidad. Ha sido protagonista de épocas de transformación y dinamismo que la consolidaron como el epicentro político, económico y cultural del país. Sin embargo, en la actualidad enfrenta un desafío distinto: necesita reencontrarse con su identidad y recuperar el papel central que alguna vez tuvo. No basta con verla únicamente como destino turístico o sede de instituciones estatales; la capital merece volver a ser el corazón vivo de la nación, un espacio de encuentro entre la política, la economía, la cultura y la vida ciudadana.
En este sentido, el liderazgo de la primera dama, Leticia Ocampos, junto con la cooperación de instituciones públicas y privadas, ha marcado un esfuerzo significativo por revitalizar el centro histórico de Asunción. Eventos culturales, gastronómicos y recreativos han devuelto parte de la vida y la participación ciudadana en espacios que habían quedado relegados.
No obstante, la situación financiera del municipio ensombrece el panorama. La auditoría encabezada por el Dr. Carlos Pereira reveló una preocupante iliquidez y un nivel crítico de endeudamiento. Esto desembocó en la renuncia del entonces intendente Óscar Rodríguez y en la necesidad de convocar con celeridad a nuevas elecciones municipales. Hace solo unas semanas, el concejal Luis Bello, del movimiento Honor Colorado y expresidente de la Junta Municipal, fue electo como intendente por sus pares. A él le aguarda la difícil tarea de encarar una administración en crisis, a quien deseamos éxitos en sus funciones.
¿Y ahora qué?
La ciudadanía no puede seguir esperando. El 2026 traerá una nueva administración, y con ello una oportunidad para corregir el rumbo. Lo que se exige ya no son discursos ni excusas, sino resultados concretos.
Se necesita un liderazgo capaz de plantear soluciones en tres horizontes de tiempo:
Corto plazo: reordenamiento, gestión y control.
Mediano plazo: reestructuración, mayor recaudación y transparencia.
Largo plazo: planificación estratégica, fortalecimiento institucional y autonomía financiera.
La capital requiere un intendente que llegue con una plataforma electoral realizable, con propuestas viables y con un enfoque claro en las debilidades de la administración anterior. Al mismo tiempo, los concejales deberán ser más que simples espectadores. Su papel debe ser el de articuladores de lo posible: aprobar ordenanzas que favorezcan la transparencia, el buen funcionamiento del municipio y el cumplimiento real de las promesas electorales. Solo así podrán representar verdaderamente la voz de los ciudadanos.
Asunción necesita recuperar la confianza perdida y volver a ser una capital que inspire orgullo, progreso y certezas. El desafío es grande, pero la oportunidad de un renacer está en manos de quienes asumirán la conducción en los próximos años.
* La autora es Directora de la Red de Mujeres UPLA, Presidenta del Centro de Investigación y Estudios de Polititcas Publicas (CIEPP) y miembro del Partido Colorado (ANR).