Las imágenes parecen salidas de una película o, por los tiempos que corren, generadas por inteligencia artificial. Pero son reales. Quedaron registradas el 9 de septiembre, entre las 23.17 y las 4.33 horas, por las cámaras de seguridad de una vivienda ubicada al sur de Puerto Iguazú, en zona de las 2.000 hectáreas, en Misiones.
Allí, en plena oscuridad, se vio a una yaguareté caminando sigilosa por el jardín de una casa familiar donde había ropa tendida y, adentro, dormían menores de edad. Se trata de Pará, una hembra de siete años que nació y vive en la zona de Puerto Península. Su aparición tomó por sorpresa a los dueños de la propiedad que, desde entonces, están asustados. “Tenemos miedo por nuestros hijos”, aseguran.
El temor no es infundado: según pudo saber Infobae, en los últimos días el animal mató a un chancho y a dos perros en casas distintas. Por la zona viven entre 50 y 60 familias. En ese contexto, desde el Ministerio de Ecología y el Instituto Misionero de Biodiversidad ya se están desplegando acciones junto a varias ONGs e investigadores del CONICET para reforzar medidas de prevención entre los vecinos.
El caso reabre un dilema recurrente en Misiones, la provincia que concentra la mayor población de yaguaretés del país: ¿qué hacer con estos felinos cuando se acercan demasiado a zonas pobladas? La historia reciente ofrece un antecedente. Hace poco más de un año, otra hembra llamada Kunumí casi muere a manos de cazadores luego de atacar animales domésticos que estaban sueltos o sin protección. Afortunadamente, fue rescatada, reinsertada y hoy es madre de un nuevo cachorro.
En comunicación con Infobae, el Director General del Instituto Misionero de Biodiversidad (IMiBio), Emanuel Grassi, explicó que Pará posee un collar satelital y está siendo monitoreada desde principio de año. “Ahora fue noticia porque apareció en una cámara, pero sus huellas siempre se vieron. Por lo general se mueve entre el Parque Nacional Iguazú, el predio del Ejército y Puerto Península. A veces ingresa a las 2.000 hectáreas, donde la selva limita con áreas urbanizadas y los perros son presas fáciles”, señaló.
Si estaba bajo seguimiento, ¿cómo llegó hasta el jardín de una casa sin que nadie lo advirtiera antes? Desde el IMiBio explican que el monitoreo permite conocer sus movimientos generales, pero no funciona como un sistema de alerta en tiempo real.
En ese sentido, el funcionario detalló las medidas que vienen tomando: “Todas las familias de la zona recibieron asesoramiento y madera para construir caniles. Paralelamente se entregaron elementos como alambrados y luces tipo fox-light. Los alambrados son para que los perros y el ganado no salgan; y las luces emiten un patrón aleatorio que desconcierta a los yaguaretés. Son estrategias probadas, que se usan para zorros y también para otros depredadores”.
La clave, insiste, es que los dueños de mascotas las mantengan dentro de sus casas o caniles: “La estrategia es la convivencia. Desde la provincia la política es esa. Mientras siga habiendo poco manejo de las mascotas y el ganado, estas situaciones van a repetirse. El desafío es revertirlo”.
Grassi aclaró que trasladar ejemplares no debe considerarse como una posibilidad. “Para nosotros no es una opción mover a la yaguareté. Además, los felinos siempre vuelven a su sitio. No se puede estar jugando a mover un animal de un lado a otro. Por eso insistimos en trabajar con el hombre, que es el que tiene la responsabilidad”, dijo.
El director del IMiBio recordó que en Misiones hay un estimado de 84 yaguaretés y que estas situaciones se concentran apenas en tres hembras —Kunumí, Elecha y Pará—, siempre asociadas a la presencia de perros o ganado sueltos: “Si el vecino no deja los animales afuera, si mete los perros a la noche en su casa o en el canil, no van a venir ni los yaguaretés ni los pumas, porque tienen presas en el monte”.
Además, destacó el trabajo comunitario que se viene realizando en esas zonas de contacto: “Hay un grupo de WhatsApp al que los vecinos pueden recurrir para pedir ayuda. Hemos tenido éxito porque los animales siguen vivos, han bajado las depredaciones y la gente entiende que el camino es ese. Es la única manera”.
En junio pasado, la ONG Red Yaguareté advirtió que la hembra presentaba una lesión en el ojo izquierdo, aunque aclararon que, pese a esa condición, se encontraba en buen estado de salud. “Recientemente fue vista cerca de casas donde habían sido depredados algunos perros, lo que generó preocupación”, explicaron en un posteo en sus redes sociales.
La organización insistió en que la clave es mejorar las condiciones de resguardo de los animales domésticos que viven en las zonas lindantes a la selva. “No debe practicarse su extracción como medida de manejo. Al contrario: eso atentaría contra la convivencia, que debe ser desarrollada y fortalecida”, remarcaron.
En ese sentido, plantearon que la zona de las 2.000 hectáreas, lindante a Puerto Península, requiere un manejo especial. Ese plan debería incluir la construcción de caniles seguros para perros y animales domésticos en las chacras y la colocación de un alambrado perimetral que limite la salida de fauna silvestre de gran porte —como yaguaretés y pumas— hacia las áreas urbanizadas. “Ella merece que la cuidemos bien”, concluyeron.
El yaguareté es Monumento Natural Nacional y se encuentra en peligro crítico de extinción en la Argentina, con 250 ejemplares en todo el país. La aparición de Pará en el patio de una casa en Puerto Iguazú recuerda que la verdadera responsabilidad no recae en estos animales, sino en los humanos que deben aprender a convivir con ellos.