Martín Redrado, presidente de Fundación Capital y ex titular del Banco Central, se refirió al panorama económico después de los comicios y señaló que el país atravesaba “el agotamiento de una primera etapa del programa económico”. Según explicó, esa fase inicial se concentró en garantizar el equilibrio fiscal, pero dejó sin respuestas a los problemas de los sectores productivos.
En una entrevista concedida a Radio Mitre, el economista destacó que en la provincia de Buenos Aires se concentraba el 50% del producto bruto industrial y que allí se evidenciaban con claridad las dificultades. “La Argentina necesita plantear una agenda de transformaciones en materia impositiva, de apertura de mercados internacionales, de infraestructura, en lo federal y en dar previsibilidad para resolver los problemas de empleo”, señaló.
Planteó que la estructura de costos resultaba insostenible y que era necesario encarar una estrategia de reducción de impuestos y combate a la informalidad, en lugar de aumentar tributos como proponía Axel Kicillof. A su juicio, el equipo económico postergó esas reformas y dejó en suspenso soluciones para los sectores industriales. “Muchos sectores productivos dijeron: ‘Estamos en problemas y no tenemos soluciones’. Y el equipo económico debería plantearse ahora esa etapa de respuestas concretas”, afirmó.
Redrado advirtió que el empleo en los sectores productivos cayó en cien mil puestos durante este proceso y que esa pérdida requería medidas urgentes. “Del bolsillo, la economía terminó castigando al Gobierno”, sostuvo, al remarcar que la situación social y laboral impactó directamente en el resultado electoral.
Equilibrio fiscal y errores de política
El economista defendió la importancia de sostener el equilibrio presupuestario, pero señaló que no era suficiente. “Hubo errores autoinfligidos en los últimos meses. No acumular reservas y la suba fenomenal de la tasa de interés golpearon y siguen golpeando mucho a los sectores productivos”, advirtió.
En ese punto recordó lo conversado días atrás en la Fundación Mediterránea, donde ya había señalado la falta de previsibilidad cambiaria. Redrado subrayó que la macroeconomía no debía limitarse a lo fiscal y que también era necesario dar estabilidad en lo monetario y en el valor del dólar. “La voluntad del presidente garantizó el equilibrio fiscal, pero también hay que reafirmarlo con acuerdos con gobernadores y con previsibilidad cambiaria”, indicó.
Respecto de la política monetaria, aseguró que “una tasa del 80% para las pymes era inviable” y que la estrategia de sostener la banda cambiaria con tasas tan altas generaba incertidumbre. “Hasta cuándo se puede seguir con esto. Está claro que una tasa del ochenta por ciento como están teniendo las pymes para renovar créditos a treinta días es inviable”, remarcó.
Para Redrado, los empresarios necesitaban certidumbre sobre dos variables básicas: el costo del crédito y el valor del tipo de cambio para importar o producir en el país. En su visión, la falta de claridad en esas dimensiones impactó en el tejido productivo y en la confianza de los inversores.
La deuda y los vencimientos
Durante el diálogo, el periodista Guillermo Laborda consultó sobre el vencimiento de 7,3 billones de pesos de deuda y las dificultades para renovarla. Redrado consideró que, en caso de no lograrse una renovación plena, el Gobierno recurriría a un aumento de encajes, lo que equivalía a una suba de tasas de interés.
“El encaje significa que se inmoviliza más dinero de los depósitos en los bancos y, por lo tanto, aumenta el costo del dinero. Hoy los encajes están en un 53%. En un sistema bancario normal en el mundo, eso no pasa de un 20%”, explicó. Según detalló, cada cien pesos depositados por los ahorristas, los bancos debían inmovilizar cincuenta y tres.
Advirtió que esa situación se traducía en plata más cara para las empresas y en un encarecimiento del crédito. “Si no se logra renovar, muy probablemente tengamos encajes mayores, plata más inmovilizada y plata más cara para las empresas”, señaló.
La falta de reservas y el impacto en la actividad
Redrado también criticó que el Banco Central no acumulara divisas durante los meses de fuerte liquidación del agro. “En abril, mayo y junio hubo liquidación de diez mil ochocientos cincuenta millones de dólares. El Banco Central acumuló cero de eso”, afirmó.
A esa omisión se sumó el desarme de las letras fiscales desde julio, que derivó en la suba acelerada de tasas. Según el economista, el resultado fue un golpe directo a la actividad productiva y comercial.
En paralelo, mencionó que las paritarias corrieron por detrás de la inflación. Desde Fundación Capital, explicó, se analizaban los acuerdos trimestrales y la mayoría de los convenios sindicales firmados desde febrero se ubicaron por debajo de la suba de precios. Esto deterioró el poder adquisitivo y redujo la capacidad de consumo, lo que se sumó al parate generado por las tasas.
“Se conformó un cóctel que provocó un frenazo a la actividad muy importante”, resumió Redrado.
Agenda pendiente
El economista remarcó que, de cara al futuro, el país debía encarar una agenda que incluyera reducción de impuestos, ampliación de la base tributaria, políticas exportadoras y programas de infraestructura.
“De esta después de octubre se sale con una agenda de reducción de impuestos, de ampliación de la base de tributación, de una política exportadora, de bajarle aranceles a aquellos que son exportadores, de infraestructura a aquellas provincias que tienen capacidad de trabajar con organismos multilaterales de crédito”, indicó.
En ese marco, también resaltó la necesidad de una visión federal, que permitiera a las provincias avanzar en proyectos de obra pública con financiamiento internacional si la Nación no lo hacía.