El Festival de Venecia concluye el sábado con el anuncio del León de Oro tras diez intensos días en los que el público ha aplaudido especialmente las películas de Guillermo del Toro, Paolo Sorrentino, Park Chan-wook o el duro testimonio de la guerra en Gaza de la tunecina Kaouther ben Hania. El jurado internacional de esta 82° edición del certamen italiano, presidido por el cineasta estadounidense Alexander Payne, despejará finalmente la incógnita y anunciará los premios en la ceremonia de clausura.
En una edición marcada por las protestas por la trágica guerra en la Franja de Gaza, la película The voice of Hind Rajab (La voz de Hind Rajab) es la que suma más puntos en las clasificaciones de la crítica que el festival distribuye cada día en su revista oficial. La obra de Ben Hania relata los angustiosos intentos por salvar a una niña palestina atrapada en un coche en un ataque israelí e incluye la grabación real de sus llamadas de auxilio, un filme que en su estreno obtuvo una ovación de 23 minutos.
Por otro lado, el mexicano Del Toro, único director latinoamericano en competición, ha vuelto por todo lo grande a Venecia ocho años después de ganar el León de Oro con La forma del agua (2017), esta vez con su versión del clásico Frankenstein. Una película con la que ha conquistado al público veneciano por sus momentos grandiosos y épicos y su profunda reflexión sobre “lo que nos hace humanos”, pero también por el papel de sus protagonistas: Oscar Isaac como el atribulado científico y un insólito Jacob Elordi como la criatura.
Otra de las sorpresas de este certamen ha sido la película con la que el surcoreano Park ha regresado a la Mostra dos décadas después: No other choice (Ninguna otra opción), comedia negra y mordaz retrato del capitalismo sobre un padre de familia que pierde el trabajo, interpretado por el villano de El juego del calamar, Lee Byung-hun.
Y este viernes sumó otra candidata con Silent friend (Amigo silencioso) interesante oda a la curiosidad humana centrada por un árbol centenario de la realizadora húngara Ildikó Enyedo. El festival había arrancado con aplausos en su apertura con La Grazia de Paolo Sorrentino, reflexión sobre los dilemas vitales con Toni Servillo en la piel de un anciano jefe de Estado.
Después llegaron películas que sacudieron su programación y que han sido muy aplaudidas, como A house of dynamite (Una casa llena de dinamita), historia con forma de advertencia nuclear de Kathryn Bigelow, o The testament of Ann Lee (El testamento de Ann Lee) la vida de una mística del siglo XVIII a quien da vida Amanda Seyfried.
Algunas de las apuestas más provocadoras fueron Bugonia, lo nuevo del binomio que ya integran el director Yorgos Lanthimos y la actriz Emma Stone solo dos años después de su triunfo con Pobres criaturas en 2023), ahora inmersos en el delirante mundo de unos conspiranoicos. Jim Jarmusch también se ha lanzado a la caza del León de Oro con una apuesta tragicómica sobre las relaciones familiares, con un reparto estelar compuesto por Cate Blanchett, Adam Driver, Charlotte Rampling y un genial Tom Waits.
La competición ha contado además con lo último de Noah Baumbah, Jay Kelly, en la que George Clooney hace casi de sí mismo -un famoso del cine de gira por Europa-, dejando fría a la crítica; con la poética L’ètranger (El extranjero) de François Ozon o con Orphan (Huérfano) del húngaro Lazlo Nemes.
Además ha dado gran cabida a dramas como Elisa de Leonardo Di Costanzo, sobre un fraticidio cubierto por la amnesia; À pied d’oeuvre (Al pie de la obra) de Valérie Donzelli, acerca de la precariedad; Girl, con la que la taiwanesa Shu Qi entra en la violencia familiar, o The sun rises on us all (El sol sale para todos nosotros) del chino Cai Shanjun, sobre el reencuentro de una difícil pareja.
La carrera por el León de Oro, además, ha asistido a grandes conversiones: Jude Law como Vladimir Putin -solo con una peluca- en The wizard of the Kremlin (El mago del Kremilin), de Olivier Assayas; Valeria Bruni Tedeschi como la soprano Eleanora Duse en Duse, de Pietro Marcello, o Dwayne Jonshon como la leyenda de la lucha Mark Kerr en The Smashing Machine (La máquina demoledora) de Benny Safdie.
Por último, dos italianos han aportado las que tal vez sean las piezas más insólitas en este tipo de certámenes: Gianfranco Rosi con Sotto le nuvole (Bajo las nubes), un lento y poético documental en blanco y negro sobre Nápoles, y Franco Marasco con Un film fatto per bene (Una película hecha para Bene), en la que cuenta el fracaso de un proyecto sobre el actor Carmelo Bene.
Fuente: EFE