El Gobierno espera un crecimiento exponencial de las exportaciones de energía en los próximos años (Reuters)

El comercio exterior argentino mostró en la primera mitad de 2025 una tendencia clara: la energía gana peso dentro de la canasta exportadora y empieza a desplazar a la soja como producto insignia del país. Así lo revela el informe de complejos exportadores publicado por el Indec, que detalla la evolución de las ventas externas agrupadas por cadenas productivas.

En total, los principales complejos exportadores alcanzaron USD 39.742 millones entre enero y junio, un aumento del 4% respecto al mismo período del año anterior. La suba se explicó por un mayor volumen despachado al exterior, ya que el índice de precios promedio registró una caída de 0,8%, mientras que las cantidades exportadas crecieron 4,9%.

Dentro de este escenario, el complejo petrolero-petroquímico fue protagonista: creció 9,7% interanual y llegó a USD 5.650 millones, alcanzando un récord histórico desde el inicio de la serie en 2002. Su participación en el total de bienes exportados se ubicó en 14,2%, superando el 13,5% de un año atrás. En contraste, el complejo sojero sufrió una caída de 12% en sus ventas externas, que se redujeron a USD 8.593 millones, con lo cual su participación pasó de 25,6% a 21,6%.

Energía: récord histórico impulsado por el petróleo

El detalle de las cifras muestra que el avance de la energía está directamente relacionado con el petróleo y más precisamente con lo que está pasando en Vaca Muerta. El subcomplejo petróleo representó el 80% de las exportaciones del sector, con envíos por USD 4.520 millones y una suba interanual de 12,3%. Dentro de ese rubro, se destacaron las ventas de aceites crudos de petróleo, que totalizaron USD 3.177 millones y duplicaron el valor del año anterior, con un incremento de 100,9%.

Otros productos relevantes fueron el aprovisionamiento de combustibles y lubricantes a buques y aeronaves, que sumó USD 716 millones con una suba de 8,3%, y las naftas (excluidas para petroquímica), con USD 245 millones aunque con una caída de 3,4%.

En cuanto a destinos, la concentración fue elevada: el 65,9% de las ventas se dirigió a tres mercados. Estados Unidos absorbió casi la totalidad de los envíos al USMCA, con USD 1.579 millones; el bloque “Resto de ALADI”, que incluye a países como Chile y Perú, registró compras por USD 1.645 millones; y el Mercosur sumó USD 1.000 millones, con Brasil como principal comprador (59,8%).

El subcomplejo gas, en cambio, mostró un retroceso. Las exportaciones fueron de USD 723 millones, con una caída interanual de 4,5%. Los envíos de gas natural en estado gaseoso se redujeron 31,3%, aunque se compensaron parcialmente con aumentos en butanos y propanos licuados. Por su parte, el segmento petroquímico totalizó USD 407 millones, con un alza de 10,5%.

En conjunto, el superávit comercial del complejo energético alcanzó USD 3.280 millones, un 23,8% más que el año anterior.

La proyección a largo plazo

El avance de la energía en el primer semestre no es un fenómeno aislado. El Gobierno proyecta que este sector será uno de los pilares de las exportaciones en la próxima década. Según estimaciones oficiales, las exportaciones de energía y minería aportarían un superávit de USD 46.000 millones en 2033, impulsadas por el desarrollo de Vaca Muerta, proyectos de gas natural licuado (GNL) y el crecimiento del litio.

Un informe oficial publicado en julio sostiene que Argentina podría alcanzar un escenario de superávit energético sostenido, algo inédito en las últimas décadas. Para ello, se espera una consolidación de la producción no convencional en la cuenca neuquina, la construcción de infraestructura de transporte y plantas de licuefacción, además del avance de proyectos mineros en provincias del norte.

La soja cede participación

El contraste con el complejo sojero fue marcado. Las exportaciones de soja totalizaron USD 8.593 millones, con una baja de 12% interanual. La mayor parte correspondió a harina y pellets de soja, que sumaron USD 4.138 millones y representaron el 48,2% del total. Le siguieron el aceite de soja, con USD 3.297 millones (38,4% del total), y los porotos de soja, con USD 949 millones (11%). En menor medida se exportaron biodiésel y otros derivados por USD 209 millones.

La caída respondió tanto a menores precios internacionales como a una retracción en los volúmenes de porotos enviados. China, principal destino de esta última categoría, recibió despachos por USD 832 millones. En cuanto al aceite de soja, India fue el mayor comprador, con USD 1.748 millones.

La balanza comercial del complejo sojero fue superavitaria en USD 7.016 millones, aunque registró una caída interanual de 12,3%.

Otros complejos: maíz, automotriz y minería

El informe del Indec muestra también la evolución de otros complejos relevantes. El maicero exportó USD 3.967 millones, con un alza de 6,5% interanual y una participación de 10% en el total. El automotriz, con USD 3.981 millones (+5,9%), mantuvo un peso similar, aunque con fuerte concentración en Brasil, que absorbió casi el 68% de las ventas.

El oro y plata registró un salto de 45,8% y alcanzó USD 2.234 millones, mientras que la carne y cuero bovinos crecieron 11% hasta USD 1.975 millones. También se destacó el complejo girasol, con un incremento de 42,6% interanual y exportaciones por USD 907 millones.

En conjunto, los principales diez complejos concentraron el 77,7% del total exportado en el semestre.

Un cambio en la matriz exportadora

Los datos del primer semestre de 2025 reflejan un cambio estructural en la composición de las exportaciones argentinas. Si bien la soja sigue siendo el principal complejo exportador, su peso relativo se reduce frente al avance de la energía y de algunos complejos mineros.

El crecimiento del petróleo y sus derivados, con un desempeño récord, muestra cómo Vaca Muerta empieza a consolidarse como motor de divisas. En paralelo, la minería de oro, plata y litio también gana terreno, al tiempo que otros complejos agrícolas como el maíz y el girasol mantienen dinamismo.

En un contexto de mayor diversificación, la economía argentina avanza hacia un esquema en el que la energía se perfila como protagonista central del comercio exterior, desplazando lentamente al histórico liderazgo de la soja.