El inicio de este año sorprendió al mundo del espectáculo con la confirmación del romance entre Celeste Cid y Santiago Korovsky. Aquella noticia fue recibida con alegría y curiosidad por sus seguidores, que desde ese entonces no pierden detalle de los momentos que la pareja comparte en sus redes sociales. Viajes, postales divertidas y anécdotas cotidianas forman parte de la nueva rutina, pero un episodio reciente elevó el tono a comedia doméstica y se hizo viral.
En esta oportunidad, la actriz intentó dar un paso más en su relación y decidió invitar a sus suegros a su casa para compartir una comida especial. La misión: impresionar a los padres de Santiago con una receta que había aprendido en una clase de cocina. Sin embargo, lo que prometía ser una velada perfecta terminó con una inesperada escena en llamas que desató carcajadas y risas entre los presentes.
El momento quedó registrado gracias a André Horvilleur, el hijo de Cid junto a Emmanuel Horvilleur. Atento y divertido, André grabó a su madre en plena faena culinaria, mientras luchaba contra los nervios por el debut frente a los padres de su pareja. En el video, compartido luego en las historias de Instagram de la actriz, se ve cómo una llamarada irrumpe en la cocina y sorprende a todos los invitados, sumando una cuota de desborde y humor a la jornada.
“Cuando invitás a la mamá y al papá de tu novio a comer un plato que aprendiste en una clase de cocina”, escribió Cid al mostrar el video del blooper doméstico, y acompañó la publicación con el hashtag “Puede fallar”.
El propio Santiago no quiso quedarse al margen de la situación y decidió replicar el video en sus redes sociales. Con su característico sentido del humor, agregó: “Cuando querés impresionar a la familia con una receta y no sale como la esperás”, y enseguida aclaró, entre risas: “La receta no incluía el flambeado”. Los seguidores celebraron el intercambio y los guiños cómplices entre la pareja.
La simpatía y cercanía no son nuevas en la relación de Celeste y Korovsky. Cabe recordar que el vínculo entre ambos nació a mediados de 2024, cuando coincidieron en la avant premiere de la película Simón de la Montaña. A partir de ese encuentro compartido, comenzaron a verse con mayor frecuencia, hasta que finalmente, en enero de este año, oficializaron el romance con una publicación en Instagram.
La confirmación llegó en el marco del cumpleaños número 41 de la actriz. El protagonista de División Palermo eligió homenajearla con un mensaje especial en sus stories: “Feliz cumple”, escribió junto a una postal donde Celeste sonríe rodeada de plantas, y coronó la dedicatoria con un corazón celeste. Con el pasar de los días, el actor fue mostrando también fragmentos de su intimidad y sumó bromas sobre su vínculo amoroso, reflejando la química y complicidad que los une.
Entre las anécdotas digitales más recordadas se encuentra la foto de las sombras de ambos abrazados, a la que Santiago superpuso la portada del libro “El segundo robo del siglo”. Una ocurrencia que generó risas y despertó la interpretación de quienes siguen de cerca cada movimiento de la pareja. Ella no tardó en responder y, fiel a su estilo, le sumó una particular frase. “Señor y señora Smith”, aludiendo con picardía a la emblemática película de Brad Pitt y Angelina Jolie.
El cumpleaños de la actriz fue otro hito lleno de color y espontaneidad. Cid mostró su clásico ritual de soplar las velitas, no de una, sino de dos tortas, capturando el asombro por el paso del tiempo. “¿En qué momento?”, se preguntó ante sus seguidores. Compartió también su “revolución solar”, haciendo mención a su luna en Virgo y el “stellium en Piscis”, dando muestra de su interés por la astrología y de la energía renovada con la que transita esta nueva etapa personal.
Así, entre fogonazos accidentales, guiños llenos de humor, y rituales íntimos compartidos con millones de personas, tanto Celeste como Santiago construyen una relación que combina espontaneidad, amor y el pulso inconfundible de las redes. Una pareja que no teme mostrar sus momentos más desopilantes y que se permite reírse de sí misma, aun cuando la cocina arde y las expectativas se prenden fuego por un instante.