Las proyecciones fiscales elaboradas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) muestran un cambio estructural en la composición del gasto público nacional. Según el Staff Report publicado en agosto, en 2026 las jubilaciones y pensiones absorberán el 46% del gasto primario, cuando en 2023 representaban el 34%.
De acuerdo con el documento, las jubilaciones y pensiones ganarán peso relativo en las cuentas públicas en los próximos años. En 2025, el gasto previsional crecería 0,6 puntos porcentuales del PBI respecto de 2024, mientras que en 2026 sumaría otro 0,1 punto porcentual. Esto se da en un contexto de reducción de subsidios económicos y de disminución en la participación de otros rubros del gasto.
“El principal cambio de participación dentro del gasto primario entre 2023 y la proyección del gasto 2026 es el del gasto en jubilaciones y pensiones, que pasaría de participar con el 34% en 2023 al 46% en 2026, es decir, prácticamente la mitad del gasto primario”, señala textualmente un informe elaborado por el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
En paralelo, los subsidios a la energía y al transporte, que en 2023 equivalían al 11% del gasto primario, caerían al 5% en 2026. El gasto de capital —que incluye obra pública y transferencias de capital a provincias— retrocedería del 8% al 3% en el mismo período. También las transferencias corrientes al sector público (incluidas las destinadas a provincias, empresas públicas y universidades) bajarían del 6% en 2023 al 3% en 2026.
El informe destaca además que la masa salarial del Estado y los programas sociales mantendrían una proporción relativamente estable sobre el gasto total, aunque con variaciones en términos reales. Esto implica que la dinámica previsional no solo crece en términos absolutos, sino también como proporción del gasto, desplazando a otras áreas que tradicionalmente concentraban recursos significativos.
Ingresos, resultado fiscal y proyecciones
Más allá de los cambios en la estructura del gasto, el FMI proyecta que el resultado primario del Gobierno Nacional mejorará en 2026. El superávit pasaría del 1,6% del PBI en 2025 al 2,2% en 2026. Sin embargo, el aumento de un punto porcentual en el pago de intereses de la deuda, que treparían del 1,2% al 2,2% del PBI, llevaría a que el resultado fiscal global pase de un superávit del 0,37% en 2025 a un equilibrio en 2026.
El informe también precisa que entre 2025 y 2026 el gasto previsional tendría un incremento real interanual del 6,5%. En contraste, los subsidios al transporte caerían 52,7% en términos reales y las transferencias corrientes al sector público retrocederían 5,7%. Entre los rubros con subas destacadas aparecen el gasto de capital (+9,7%), los subsidios a la energía (+8,4%) y la asistencia social (+6,7%).
En cuanto a los ingresos, el total llegaría al 17,3% del PBI en 2026, impulsado por un incremento de 0,7 puntos porcentuales en la recaudación tributaria. En paralelo, se espera una caída de 0,2 puntos en los recursos provenientes de la seguridad social y una suba de 0,1 puntos en los ingresos no tributarios.
Un aspecto que subraya el Iaraf es que el nivel de ingresos en relación al PBI se mantuvo prácticamente constante entre 2023 y 2025, en torno al 16,7%. El salto de 2026, entonces, marca un quiebre respecto de la tendencia de estancamiento de los recursos fiscales y permite, en teoría, sostener un mayor superávit primario. Sin embargo, señala el informe del Iaraf, el incremento de la carga por intereses neutraliza esa mejora en el resultado fiscal total.
Un cambio en la estructura del gasto
El documento del Iaraf concluye que, en el trienio 2024-2026, el gasto primario se mantendría en niveles constantes respecto al PBI, tras la baja registrada en 2024. No obstante, la composición del gasto sufrirá un cambio significativo: mientras el gasto social previsional se consolida como la principal erogación del Estado, las partidas vinculadas a subsidios y obra pública se reducen en forma notoria.
“La baja de 4,5 puntos porcentuales del PBI respecto del gasto de 2023 se mantendría constante hasta 2026”, resume el informe. En este marco, la Argentina llegaría a 2026 con un gasto previsional cercano a la mitad de todo el gasto primario, configurando un escenario en el que el peso de las jubilaciones y pensiones en las cuentas públicas será más determinante que nunca.
El análisis del instituto dirigido por Nadín Argañaraz muestra así que la sostenibilidad de las cuentas públicas no solo dependerá del ajuste en subsidios y de la mejora en la recaudación, sino también de cómo evolucione el gasto previsional, que se consolida como la variable más relevante de las finanzas públicas proyectadas.