Los activos argentinos mantienen balance negativo en 2025.

Los precios de las acciones y los bonos argentinos atraviesan un árido 2025, después de cuatro años de rampante alza que ubicó al mercado doméstico como el más rentable del mundo.

Más allá de una saludable corrección en las cotizaciones, hay varios factores este año que están lastrando a los negocios bursátiles y, en cuanto no se despeje la incertidumbre relativa a éstos, no será posible restablecer una tendencia positiva.

Basta recordar que en el primer tramo de enero las acciones y los bonos soberanos argentinos alcanzaron niveles máximos tanto en pesos como en dólares.

Fue el final de un proceso de recuperación tras el colapso de las PASO de agosto 2019 y un piso de las valuaciones en 2020, con el inicio de la pandemia por Covid-19. El S&P Merval tocó los 244 puntos medido en dólares el 18 de marzo de 2020 y sostuvo una recuperación histórica hasta los 2.386 puntos del 9 de enero de 2025, con un alza acumulada de 878%, en dólares, es decir que casi multiplicó por diez su valor en menos de cinco años.

A partir de enero de este año la racha ganadora se cortó, aún con una estabilización de la economía que exhibió una mejora de la actividad y el retroceso de la inflación. Desde aquellos máximos, el S&P Merval recortó en menos de ocho meses un 33% en dólares y los precios de los bonos Globales y Bonares descontaron un 8% en promedio.

En paralelo a esta dinámica de las cotizaciones, el riesgo país argentino, que marcó un máximo reciente en los 4.362 puntos el 23 de marzo de 2023, se fue reduciendo hasta los 560 puntos el 9 de enero de este año. A partir de entonces el indicador que mide la brecha de tasas de los bonos argentinos con sus pares del Tesoro de los EEUU volvió a escaparse hasta los más de 700 puntos en el presente.

Una mejora en el precio de los activos se dará en simultáneo con un descenso del riesgo país, que hoy debería perforar el piso de los 400 puntos para poder colocar nueva deuda en los mercados internacionales con tasas del orden del 8% anual en dólares y hacer sustentable la renovación de vencimientos soberanos en el mediano plazo.

Pueden destacarse cinco factores que están lastrando a los precios de acciones y bonos:

1) Elecciones legislativas. El evento más próximo y ahora de mayor peso es el de las elecciones de medio término. Una victoria del oficialismo sería una novedad que los inversores de la Bolsa valorarán como positiva, pues prevén que la administración de Javier Milei contará así con mayor respaldo político para llevar adelante reformas económicas y sentar bases para el crecimiento.

Por ahora, el mercado financiero no goza de ningún “rally electoral”, pero sí de mucho “ruido” político” que debilita las carteras.

“El escenario político se encuentra en el centro de la escena, toda vez que los inversores anticipan que dicho contexto será el que siga definiendo el rumbo económico, más allá de valorar los importantes progresos llevados adelante desde el ordenamiento de la ‘macro’“, aportó el economista Gustavo Ber.

“La incertidumbre política en torno al tratamiento de los vetos presidenciales en Diputados, y su eventual impacto sobre el ajuste fiscal, condicionó el ánimo inversor”, comentó Ignacio Morales, Chief Investments Officer, de Wise Capital.

“En el plano político -que está captando cada vez más atención del mercado-marcamos tres hitos clave en el horizonte: elecciones en Corrientes (31 de agosto), elecciones en Provincia de Buenos Aires (7 de septiembre) y las legislativas nacionales (26 de octubre). En este contexto, aunque mantenemos una visión constructiva en bonos soberanos, dado que esperamos que el gobierno recupere acceso a los mercados de capital en los próximos meses, no vemos que los principales catalizadores tengan un rol determinante hasta las elecciones de octubre”, señalaron los expertos de Adcap Grupo Financiero Federico Filippini y Javier Casabal.

2) Altas tasas de interés. En las últimas seis semanas, a partir de la eliminación de las LEFI (Letras Fiscales de Liquidez) se dispararon las tasas de interés en pesos en la operatoria entre privados, pues el mercado quedó sin la regulación oficial de política monetaria. Tanto el elevado costo del dinero como la imprevisible volatilidad de las tasas, que tocaron un pico de 148% nominal anual en los negocios con cauciones el miércoles, atentan con el desempeño de las inversiones bursátiles. esto se debe a que muy altos rendimientos en pesos restan interés a otras apuestas como acciones y títulos públicos en dólares.

Max Capital subrayó que “las tasas elevadas no son neutras para la economía: esperamos que su efecto se vuelva cada vez más visible no solo en la actividad, sino también en las cuentas fiscales. En nuestra visión, esta estrategia sólo es sostenible hasta las elecciones; después de eso, será necesario flexibilizarla, de lo contrario el arrastre sería aún más costoso”.

3) Dólar. Uno de los mayores logros económicos del Gobierno fue el eliminar el “cepo” en abril sin un salto fuerte del tipo de cambio. El mes de julio -y de la mano de la eliminación de las LEFI- dio un golpe a esta estrategia, con un salto de 14% que lo acercó al techo de la banda de libre flotación y reavivó la incertidumbre en torno a la paridad del dólar que, a la vez, le quitó fuerza a la demanda de activos bursátiles.

“El BCRA sigue buscando la manera de encontrar un equilibrio más sólido entre el nivel del tipo de cambio y la tasa de interés. Logró controlar la volatilidad del tipo de cambio, pero la tasa de interés sigue dando señales muy confusas a los inversores. En ese marco se mantiene la estrategia de mantener carteras cortas en duration y evitar el impacto negativo de la volatilidad. Los niveles actuales de tasas reales de interés dan cuenta de una expectativa de corrección cambiaria del orden del 10%. (arbitraje CER versus Hard Dollar). Esa corrección luce baja en relación a la magnitud de tasas reales que se han consolidado», precisó un reporte de MegaQM.

4) Inflación. El Gobierno aspira a una inflación nuevamente debajo del 2% en agosto, el que sería el cuarto mes de estabilización de los precios inferior a este umbral. El movimiento cambiario de julio dejó secuelas, pues aunque no hubo un traspaso a precios en la misma magnitud, sí se registró un sensible aumento de los precios mayoristas y no está claro el posible “pass through” en meses venideros si el dólar retoma la tendencia alcista.

En este sentido, el INDEC informó que el nivel general del Índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró un aumento de 2,8% en julio. Esta variación es consecuencia de la suba de 2,6% en los “Productos nacionales” y de 5,7% en los “Productos importados”. La variación interanual fue del 20,9 por ciento.

5) Actividad económica. El 2025 está dejando un saldo favorable para el PBI, incluso si la economía se estanca hacia fin de año. No obstante, el movimiento del tipo de cambio y las altas tasas en pesos que encarecen el crédito atentan contra una expansión económica que no termina de consolidarse y que siempre es un requisito para que las acciones de las empresas suban.

El EMAE (Estimador Mensual de Actividad Económica) del INDEC correspondiente a junio anotó una merma de 0,7% mensual sin estacionalidad y creció un 6,4% en la comparación interanual. El EMAE anotó dos contracciones mensuales consecutivas por primera vez desde el bimestre marzo-abril 2024, entonces afectado por el programa de ajuste inicial del Gobierno.

“La caída estuvo en línea con lo anticipado por varios de los indicadores sectoriales y relevamientos privados que monitoreamos. Pese a la caída mensual, y tal como anticipamos al conocerse el EMAE de mayo de 2025, el segundo trimestre cerró con una suba de 0,1% respecto del primer trimestre -sin estacionalidad-. En el acumulado del primer semestre, la economía avanzó 6,2% interanual. Mirando la serie desestacionalizada en nivel, la economía se encuentra 1,8% por debajo de los máximos de junio de 2022 y 7,5% por encima del piso de la recesión en abril de 2024″, detalló el Grupo SBS.