Dean Stokes, un apasionado británico de las montañas rusas y entusiasta del ocio temático, alcanzó un nuevo hito al entrar oficialmente en el libro de Guinness World Records. Su hazaña consistió en subir a 55 montañas rusas diferentes en solo siete días, un desafío logísticamente complejo que implicó recorrer parques temáticos por el Reino Unido e Irlanda.
La certificación de Guinness World Records valida de manera oficial que nadie había conseguido antes esta marca. El desafío obligó a Stokes a planificar su ruta con precisión, considerando horarios de apertura, ubicaciones distantes y la capacidad de coordinar entradas a los diferentes parques.
Antes de emprender este reto, Stokes ya se había propuesto la meta personal de visitar todas las montañas rusas de ambos países. Sin embargo, decidió ir un paso más allá y buscar el reconocimiento mundial a través de un récord que, según sus palabras, requería disciplina, resistencia y pasión.
Logística, preparación y pasión por las atracciones
El origen de esta afición se remonta a su adolescencia, cuando visitó por primera vez un parque temático. Aquella experiencia inicial le permitió descubrir la emoción y adrenalina exclusivas de las montañas rusas. Desde entonces, Stokes dedicó buena parte de su tiempo a recorrer diferentes parques, disfrutando no solo de las atracciones, sino también de la ambientación, la música y la atmósfera general de estos espacios dedicados al entretenimiento.
Llevar a cabo un reto de esta magnitud implicó una preparación meticulosa. Stokes se enfrentó a varias dificultades logísticas: debía desplazarse rápidamente entre parques, adaptarse a los cambios de horarios y asegurarse de cumplir con todos los requisitos de Guinness World Records para la validación del récord. Además de la exigencia física de montar una gran cantidad de atracciones en poco tiempo, el reto sumó otra capa de dificultad: la edición de un video diario que documentara la experiencia y sirviera como prueba irrefutable ante la organización.
Obstáculos, adversidad y elección favorita
Durante la semana del intento, el imprevisible clima británico fue uno de los grandes enemigos de Stokes. La tormenta Floris irrumpió en mitad del reto, obligando al cierre repentino de dos parques y al paro temporal de varias montañas rusas. Esta situación afectó de forma considerable los días tres y cuatro, comprometiendo los planes previstos. “Sin esa tormenta, mi récord habría superado con creces las 60 montañas rusas”, explicó Stokes a Guinness World Records. Aun así, supo sobreponerse y mantener el objetivo.
Cuando le preguntaron cuál fue su montaña rusa favorita de entre todas las que subió, Stokes optó por Icon, en Blackpool Pleasure Beach, destacando la experiencia completa y el balance entre diversión y sensaciones. La decisión no fue sencilla, dada la variedad de criterios y emociones que cada atracción puede ofrecer.
Más allá del récord, Stokes expresó el deseo de que su logro motive a otros: “Espero que esto inspire a más personas a pasar tiempo haciendo lo que aman sin sentirse avergonzados”, manifestó. Para él, compartir la felicidad que producen las aficiones es una parte fundamental de la vida, tanto individualmente como en comunidad.
El momento en que recibió el certificado oficial de Guinness World Records marcó un antes y un después. Stokes considera surrealista haber alcanzado un reconocimiento global que inicialmente no perseguía como meta; su único propósito era disfrutar, documentar y compartir su aventura en línea. Hoy, tras convertirse en el primer poseedor de esta distinción, invita a otros entusiastas a superar su marca y a seguir explorando nuevas emociones en los parques temáticos.