Un profundo dolor atraviesa al mundo del espectáculo argentino: Jorge Maestro, maestro de generaciones y referente indiscutido de la televisión, falleció este lunes en Buenos Aires a los 73 años. Como presidente del Consejo de Televisión de Argentores, supo ganarse el respeto y el cariño de toda la industria. La noticia, confirmada por la propia entidad a través de un sentido comunicado, conmocionó a colegas, amigos y admiradores, que hoy despiden a una figura irrepetible.
“Con profundo pesar despedimos a Jorge Maestro, destacado guionista y Presidente del Consejo de Televisión de Argentores, quien ha fallecido hoy en la ciudad de Buenos Aires. Desde nuestra entidad enviamos nuestras condolencias a sus familiares, amigos y colegas en este triste momento“, expresaron desde el sitio web.
Nacido el 13 de septiembre de 1951 bajo el nombre de Jorge Leonardo Mordkowicz, desde sus primeros años abrazó una inquietud infinita por el conocimiento y las historias. Apenas terminada la adolescencia, coronó su vocación educativa con el título de maestro normal nacional, camino que lo conectó con esos valores de humanidad y entrega que luego impregnarían toda su obra. Movido por una sensibilidad especial, eligió la Universidad de Buenos Aires para adentrarse en Ciencias de la Educación y reforzar así su compromiso social y su mirada atenta al otro. El arte, siempre presente, también lo llamó fuerte: bajo la guía de Augusto Fernandes se perfeccionó en dirección teatral y actuación, sumando a su vida la emoción y la profundidad de los escenarios. Esa conjunción única de vocación docente y pasión artística sería, desde entonces, su marca indeleble.
Desde Argentores sintetizaron su legado en una frase contundente: “Su trabajo autoral lo desarrolló en televisión, cine y teatro, aunque indudablemente su mayor reconocimiento llegó a través de sus guiones televisivos que marcaron una época en nuestro país con historias que disfrutaron todas las generaciones, tanto niños como adolescentes y adultos“.
Uno de los grandes hitos de su vida profesional fue la sociedad creativa con Sergio Vainman. Juntos forjaron una dupla indisoluble que alimentó las grandes ficciones de la televisión abierta, especialmente en las décadas de 1980 y 1990. Su pluma fue responsable de clásicos inolvidables como Zona de riesgo, Montaña rusa, Clave de Sol, Amigovios, La banda del Golden Rocket, Como pan caliente, Hombre de mar, Gerente de familia y Los machos. Cada uno de estos títulos marcó a distintas generaciones y dejó una huella imborrable en la memoria colectiva argentina. También supo brillar en otros formatos y colaboraciones: fue coautor de títulos como Son amores, El sodero de mi vida y Por amor a vos.
El teatro fue otro de los espacios donde Maestro dejó su marca, firmando obras como La casa del mago Shang-Li, El hombrecito que quería volar, Tiempo de bronca y barrilete, Juguetes en la vereda, lo que habla de un recorrido amplio y polifacético. El cine, por su parte, lo tuvo como guionista de películas como Papá por un día, Cuentos de la selva, Verdades verdaderas. La vida de Estela, La pelea de mi vida y La panelista, consolidando su aporte a la cultura popular desde distintos frentes.
La influencia de Maestro también se extendió al ámbito institucional y formativo. Ocupó cargos clave como director de contenidos de ficción en América TV, director del departamento de guionistas de Canal 13 de Chile, miembro de la junta directiva de Argentores y Director de Audiovisuales del Fondo Nacional de las Artes. Impulsó la carrera de Guionista de TV en el ISER y dictó numerosos talleres de guion, apostando siempre a la formación de nuevas camadas de escritores.
A lo largo de su vida, sus guiones y proyectos fueron distinguidos con múltiples reconocimientos, entre los que se cuentan Premios Martín Fierro, Premios Argentores, Premios Konex y diversos galardones de alcance nacional e internacional, testimonio de su enorme aporte a la televisión y el cine argentino.
Jorge Maestro deja un legado inabarcable que seguirá latiendo en cada pantalla, en cada escenario y en el corazón de un público que lo acompañó durante décadas. Su obra queda como inspiración y faro para las nuevas generaciones de creadores de historias.