Israel llevó a cabo este jueves bombardeos en al menos dos zonas del sur del Líbano, señalando como objetivo instalaciones del grupo chií Hezbollah, en el marco de las nuevas políticas destinadas a su desarme.
Según la Agencia Nacional de Noticias del Líbano (ANN), aviones de combate israelíes atacaron por la noche la zona de Jouret Khader al Qatrani, en Jezzine, y de forma simultánea impactaron en Wadi Barghaz, en Hasbaya, sin ofrecer más información sobre posibles daños o víctimas.
En un comunicado, el Ejército israelí afirmó que sus fuerzas alcanzaron varias infraestructuras subterráneas de Hezbollah en el sur del Líbano, calificando su existencia como una violación “flagrante” del acuerdo de alto el fuego.
Aunque ambos países pactaron un cese de hostilidades en noviembre pasado, Israel ha mantenido ataques en territorio libanés, que asegura están dirigidos contra combatientes o infraestructura de Hezbollah.
Ese mismo día, un ataque con dron contra un vehículo en la localidad fronteriza de Aitaroun dejó dos personas heridas, según el Centro de Operaciones de Emergencia del Ministerio de Salud libanés.
Las operaciones continúan mientras el gobierno del Líbano impulsa un plan para el desarme de Hezbollah. El Ejército libanés debe presentar antes del 31 de diciembre un informe detallado con los pasos para llevarlo a cabo.
Por su parte, el régimen de Irán, el principal patrocinador del movimiento extremista, advirtió que los terroristas de Hezbollah no abandonarán las armas: “No se hará realidad”.
Alí Akbar Velayati, asesor en asuntos internacionales del líder supremo iraní, el ayatollah Ali Khamenei, planteó que intentos anteriores de debilitar a la organización tampoco prosperaron, incluso cuando contaba con menos recursos y menor apoyo social. Según sus palabras, “si Hezbollah entregara sus armas, nadie defendería la vida y los bienes de los libaneses frente a posibles agresiones”.
Según el asesor, el régimen persa se opone de manera firme al desarme del grupo terrorista libanés Hezbollah y a cualquier modificación geopolítica en el sur del Cáucaso que facilite la presencia estadounidense en la región.
Velayati específicamente criticó la propuesta impulsada por Estados Unidos para establecer un corredor que cruce el sur del Cáucaso, sosteniendo que representa una amenaza para la seguridad regional y podría derivar en la partición de Armenia.
En ese contexto, rechazó las declaraciones de Donald Trump sobre un supuesto alquiler del corredor por 99 años: “¿Acaso el sur del Cáucaso es una tierra sin dueño para que Trump venga a alquilarla? Este paso no se convertirá en propiedad de Trump, sino en un ‘cementerio para sus mercenarios’”.
(Con información de EFE)